Publicado 23/05/2014 18:30

Argentina se enfrenta al riesgo de sufrir primera contracción económica desde su crisis de la deuda

Por Sarah Marsh

BUENOS AIRES, 23 mayo, 23 May. (Reuters/EP) -

- Tras una década de crecimiento, Argentina se enfrenta al riesgo de una caída en su economía de la mano de una baja en la producción industrial y de una de las tasas de inflación más altas del mundo, que está golpeando el consumo y la inversión.

La economía había tenido un crecimiento firme luego de recuperarse de la crisis socioeconómica del 2001 y 2002 y se expandió un 3 por ciento el año pasado, pero en el cuarto trimestre la actividad se retrajo y probablemente el país caiga en recesión en el 2014.

Durante años, los críticos del Gobierno advirtieron que las políticas intervencionistas y populistas de la presidenta Cristina Fernández desembocarían en una recesión.

Paradójicamente, el giro hacia medidas más pragmáticas que tanto pedían los inversores fue lo que aceleró el proceso.

La devaluación del peso y el alza de la tasa de interés en enero empeoraron la debilidad que mostraba el consumo doméstico, un pilar que en el pasado había ayudado a la economía a morigerar golpes externos como la crisis financiera del 2009.

Las medidas afectaron el gasto y llevaron a los economistas a bajar sus estimaciones de crecimiento para el 2014.

El consenso general señala actualmente que la economía caerá cerca del 1 por ciento este año, en lo que podría ser su primera contracción anual desde la crisis de principios de siglo, cuando Argentina entró en cesación de pagos por unos 100.000 millones de dólares.

El Producto Interno Bruto se contrajo un 4,4 por ciento en el 2001 y un 10,9 por ciento el año siguiente, aunque desde entonces creció a un promedio del 6,2 por ciento anual.

"Ya estábamos haciendo mal las cosas, pero la devaluación de enero volvió la situación todavía más crítica", dijo el ex presidente del Banco Central Rodolfo Rossi.

"No hay confianza empresarial y los trabajadores están perdiendo todavía más poder de compra", añadió.

Los comercios minoristas ya sienten el impacto.

"Las ventas se derrumbaron, especialmente en todo lo que no sea una necesidad básica, como los muebles", aseguró Débora Rosenfeld, que trabaja en un comercio de Buenos Aires que vende sillas, mesas y sillones. Los ingresos del negocio cayeron entre un 30 y un 40 por ciento este año.

"Hoy no vino nadie al local", ejemplificó y añadió que el dueño va a mudar el comercio a un local más barato. Rosenfeld es arquitecta, pero dejó un puesto de arquitectura en la última crisis para tomar un empleo mejor pago en el rubro minorista.

Una recesión cerca del final de la gestión de Fernández afectaría su popularidad, que actualmente está en un bajo nivel del 30 por ciento, y debilitaría su capacidad de elegir a un aliado para que la suceda en el 2015, cuando se celebrarán los comicios presidenciales.

También ejercería más presión sobre las alicaídas reservas extranjeras del Banco Central y dispararía el malestar social. El Gobierno estima que la pobreza alcanza al 5 por ciento de la población, pero los analistas privados señalan que es al menos cinco veces más alta.

LOS ARGENTINOS DEJAN LA CARNE

El giro en las políticas heterodoxas apuntó a restaurar la salud de la economía a mediano plazo. Pero hoy está teniendo consecuencias dolorosas e incluso podrían naufragar, según los críticos, porque el Gobierno no recorta el gasto público.

La devaluación del 20 por ciento -la mayor en una década- avivó la inflación, ya que los argentinos, que suelen pensar en dólares porque no confían en su propia moneda, subieron los precios para ajustarlos al nuevo tipo de cambio.

También hizo trepar los costos en pesos de los bienes importados y de los inmuebles, que suelen venderse en dólares.

Varios economistas independientes creen que la inflación del 2014 será al menos del 30 por ciento, mientras que otros prevén que llegará hasta el 45 por ciento.

Los salarios no están creciendo tanto como los precios al consumidor y en términos reales cayeron en el primer trimestre a su mayor ritmo desde el 2002.

"Cada vez es más difícil mantenerse a flote. Los salarios no alcanzan", dijo Antonella Cardoso, una empleada de un comercio en un centro comercial de Buenos Aires

"Cuando uno va al supermercado, lo que antes uno gastaba para comprar suficiente comida para una semana ahora sólo alcanza para dos días", agregó la mujer de 28 años, madre de mellizos.

El alza de precios hasta está golpeando el consumo de carne en un país donde los asados son parte de su identidad nacional. El consumo cayó más de 5 por ciento en el primer trimestre de este año, según cifras del Ministerio de Agricultura.

"Como menos carne y compro más pollo y cerdo porque es más barato", dijo Carlos Molina, de 54 años.

Los intentos por enfriar los precios y fortalecer las reservas en dólares, como un alza en las tasas de interés y un recorte de los subsidios eléctricos, también están pesando sobre el bolsillo de los consumidores.

PROBLEMAS EN LA INDUSTRIA

La caída del poder de compra de los salarios, el encarecimiento del crédito y un aumento impositivo sobre los vehículos de gama mediana y alta que encareció los vehículos golpeó la producción automotriz, la principal industria en el país.

Una nueva legislación implementada en enero llevó al 50 por ciento los impuestos internos a los autos cero kilómetro de más de 220.000 pesos (27.286 dólares) y al 30 por ciento en los de más de 125.000 pesos (15.504 dólares).

Un vendedor de un concesionario de BMW en un barrio elegante de Buenos Aires dijo que los precios aumentaron un 60 por ciento "Las ventas cayeron mucho. Ahora estamos resistiendo hasta que los clientes se acostumbren a los nuevos precios", afirmó y explicó, como ejemplo, que no tuvo un solo cliente en el día.

La demanda también se está enfriando en Brasil, el principal destino de las exportaciones automotrices del país. Además, restricciones a las importaciones están dificultando a la industrias la compra de componentes clave.

Las terminales automotrices están recortando su producción y suspendiendo a miles de trabajadores, empujando al sector industrial a una recesión que ya se extendió por tres trimestres.

Varios analistas dijeron que el Gobierno debe levantar las restricciones, combatir los desbalances que está asfixiando la economía y realizar reformas más profundas para revivir la economía.

"Lo que hicieron fue relevante y tendrá impacto sobre el crecimiento este año", dijo Alberto Ramos de Goldman Sachs.

"Pero en términos de ajuste, no está ni siquiera cerca de donde necesitan estar", destacó.