Actualizado 20/01/2014 23:38

Rousseff viaja por primera vez a Davos

La presidenta de Brasil, Dilma Rousseff
Foto: MIKE SEGAR / REUTERS

BRASILIA, 20 Ene. (Reuters/EP) -

   La presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, viajará por primera vez al Foro de Davos para convencer a la elite empresarial mundial de que el gigante sudamericano todavía es una buena inversión, a pesar de que su crecimiento se ha debilitado en los últimos tres años.

   Es la primera vez, desde que asumió la Presidencia, en enero de 2011, que Rousseff acude al Foro de Davos, a diferencia de su antecesor en el cargo, Luiz Inácio Lula da Silva, que todos los años acudía a esta cita.

   El objetivo de la líder del Partido de los Trabajadores (PT) es convencer a los inversores internacionales de que Brasil sigue siendo una apuesta fiable para sus capitales, prometiendo corregir los desajustes fiscales.

   "Intentará convencer a la comunidad internacional de que es más pragmática que ideológica, pero realmente nadie espera que su Gobierno haga grandes esfuerzos por equilibrar la balanza fiscal en pleno año electoral", ha dicho Ricardo Ribeiro, analista político de la consultora MCM de Sao Paulo.

   Además, Rousseff prometerá a los asistentes al Foro Davos implementar políticas liberales que favorezcan el desarrollo empresarial, atendiendo así a los llamamientos de la patronal brasileña.

   Los desajustes fiscales se deben a la caída en la recaudación tributaria que han provocado las exenciones que buscan estimular la industria, lo que se complementa con una subida imparable del gasto público.

   Con ello, la otrora pujante economía brasileña apenas creció un uno por ciento en 2012 y los flujos de salida de capital del año pasado fueron los mayores desde 2002, lo que ha provocado que el gigante sudamericano deje de ser el favorito de Wall Street.

   El ministro de Asuntos Estratégicos y jefe del centro de estudios del Gobierno IPEA, Marcelo Neri, se ha mostrado consciente de que, en este contexto, "la inversión privada es fundamental para Brasil", por lo que Rousseff "debe escuchar a los inversores".