Publicado 19/05/2014 15:58

La sociedad brasileña quiere discutir una reforma política

Maria Veronica de Santana
PABLO TOSCO/OXFAM INTERMÓN

Bajo la premisa de que la democracia "no funciona", convocan una consulta popular para exigir al Gobierno una reforma política integral

MADRID, 19 May. (EUROPA PRESS) -

Para las mujeres rurales hacerse valer en Brasil no es tarea fácil. Maria Verônica de Santana trabaja desde los años ochenta para que puedan conseguirlo, ahora como secretaria Ejecutiva del Movimiento da Mulher Trabalhadora Rural do Nordeste.

Apunta muchos logros basados en la movilización ciudadana, destaca los avances en igualdad y bienestar social que se ha producido en su país durante los últimos 10 años, pero tiene una lista de asuntos pendientes con dos prioridades: las mujeres y la reforma política del país.

Ese es el motivo que le ha llevado a involucrarse en toda una movilización en Brasil que avanza silenciosa y que de vez en cuando se deja ver al mundo en forma de masivas manifestaciones.

Si las protestas del año pasado no fueron sólo por la subida del precio del bonobús, las de este año, centralizadas el pasado 15 de mayo, tampoco son exclusivamente por la celebración del Mundial, conforme explica en una entrevista con Europa Press, al hilo de la campaña de Oxfam Intermón para destacar a las mujeres 'avanzadoras'.

"En Europa parecía el año pasado que el pueblo de Brasil se movilizaba por primera vez, aunque siempre nos hemos estado manifestando. Sólo en el momento en que las movilizaciones fueron masivas la prensa comenzó a darles visibilidad. El año pasado había mucha gente en la calle protestando sin una propuesta política concreta y se creó la coyuntura para abordar una discusión pública sobre la importancia de una reforma política. El gran avance es que ahora todos estamos unidos en torno a eso", apunta.

Las organizaciones, asambleas, plataformas, sindicatos y entidades de toda índole, coordinadas desde una secretaría general ubicada en Sao Paulo, vienen trabajando así con el objetivo común de celebrar, la primera semana de septiembre, un 'Plebiscito Popular' que preguntará a la ciudadanía si está o no a favor de que el Gobierno designe una asamblea constituyente exclusiva para abordar la reforma política.

"El plebiscito no tiene valor legal, ni el Gobierno ni el Congreso están obligados a aceptarlo, es una forma de la sociedad organizada de, con el resultado de la votación, decirle a los congresistas y al Ejecutivo que la sociedad brasileña no se deja engañar, que precisamos la reforma política y que esa reforma tiene que ser hecha por otros congresistas, no por los actuales, los más reaccionarios que hemos tenido", explica la activista.

Ésta será la tercera gran consulta que celebra la sociedad civil organizada en Brasil. En la primera, convocada en 2002, se preguntó por los acuerdos comerciales con Estados Unidos y consiguieron que el Gobierno se echase atrás en la firma de un tratado de asociación. Con la segunda, celebrada en 2012, no tuvieron tanto éxito, los ciudadanos dijeron que no a la privatización de una minera brasileña, pero el proyecto siguió adelante.

De Santana explica que las organizaciones llevan meses trabajando para llevar a cada rincón de Brasil el debate sobre la reforma política. Se organizan mesas redondas, jornadas informativas y actos, principalmente vertebrados a través de las universidades pero también en los barrios, y en pequeñas poblaciones rurales, donde además, se están preparando ya los locales que acogerán las urnas para las votaciones de septiembre.

PROFUNDIZAR EN LO QUE UNE, EVITAR LO QUE SEPARA

"En este momento no estamos profundizando en la discusión de cuáles serán las propuestas para el nuevo sistema político. Primero, porque la reforma política es más difícil de explicar que el acuerdo comercial o la privatización, y segundo, porque de momento no queremos tocar temas que nos vayan a dividir. Preferimos lanzar un mensaje único, explicando cómo es el sistema político y lo que eso implica en nuestra vida a la hora de avanzar o no en nuestros derechos", señala.

La representante del Movimiento da Mulher Trabalhadora Rural do Nordeste incide en que "el Estado brasileño no fue pensado para el pueblo, fue organizado y diseñado para las élites", denuncia que la democracia allí "no funciona" y que el país necesita una reforma "integral", desde el sistema electoral y de financiación de partidos hasta la justicia y la presencia de mujeres en los espacios de toma de decisiones.

"Nos dicen que tenemos el poder y elegimos, pero la verdad es que no se negocia con el que vota, sino con el que paga la campaña. En Brasil una vez que votas, se acabó tu participación y la gente se está dando cuenta de que este tipo de democracia representativa no sirve. Necesitamos participar directamente, que la sociedad tenga voz y sea consultada en muchos temas y realmente no es así", dice De Santana.

Cuando se refiere a la sociedad, incide en el peso que en la misma deben tener las mujeres, una lucha dentro de la lucha, como ella explica, porque en un país que define como "patriarcal y machista", incluso en los movimientos ciudadanos persisten resistencias y ocurren cosas como que se convoquen mesas informativas sobre el plebiscito en comunidades rurales en las que no participe ni una sola mujer del campo.

"Quienes tienen que decir por qué la reforma política es importante para la vida de las mujeres son las mujeres. No pueden ser los hombres, porque históricamente nos han estado diciendo lo que tenemos que hacer. Esto tiene que cambiar dentro del propio movimiento social y en eso estamos peleando las organizaciones de mujeres. La gente no puede esperar a cambiar todo el sistema para después cambiar la vida de las mujeres. Hay que hacerlo desde el principio", reivindica.

EL MUNDIAL, LA GOTA QUE COLMA EL VASO

De Santana explica que en este mismo caldo de movilización social nace el movimiento contra la celebración de la Copa del Mundo de Fútbol en Brasil y dice que si las protestas no son tan masivas como las del verano pasado es porque "se está haciendo propaganda constantemente del Mundial y todavía hay mucha gente que está convencida de que será beneficioso para el país", sin ver que "el Estado tiene muchos problemas sin resolver que aumentarán" durante el evento.

"Ya está pasando, ahora, en torno a las grandes obras y la construcción de los grandes estadios, para los que vienen operarios de distintas partes de Brasil, se está instituyendo la prostitución y la droga y están fuera de control. Es un retrato que no sale hacia fuera, que no interesa, así como la precariedad del trabajo de esos operarios", señala la activista, para incidir en que todo eso "se verá magnificado".

Además, cunde el descontento por la falta de inversión en servicios a la ciudadanía, como la movilidad urbana y la mejora del transporte colectivo, o por la irrupción del Estado en las favelas "en forma de represión y violencia policial". "El Estado tiene que llegar a las favelas, por supuesto, pero no puede entrar por primera vez sólo con la represión para garantizar la seguridad, es una inversión de valores", apunta.

"Hemos avanzado en las políticas sociales en los últimos 10 años y tenemos que seguir adelante, pero tenemos muchos problemas que no fueron resueltos y que sólo con el avance de la economía no se arreglan: el desarrollo económico es importante, pero no garantiza los derechos de los ciudadanos", reclama.