Actualizado 22/05/2014 20:49

Con elecciones a la vista, mayor ciudad de Brasil resiste racionamiento de agua

Por Esteban Israel

SAO PAULO, 22 mayo, 22 May. (Reuters/EP) -

- Afranio Sobrinho tiene uno de los trabajos menos envidiables de Brasil.

Como jefe de la compañía de agua de Guarulhos, Sobrinho debe racionar el suministro en el suburbio industrial de 1,3 millones de habitantes al norte de Sao Paulo castigado por la peor sequía de los últimos 80 años.

"Racionar es impopular", dice el ingeniero de 53 años, de voz pausada y afable.

"Pero uno tiene que pensar que es como manejar el dinero: no se puede vivir para siempre de los ahorros", explica. "Y nuestros ahorros casi terminaron", agrega.

El funcionario se refiere a Cantareira, un reservorio 100 kilómetros al norte de Sao Paulo donde el nivel de agua cayó la semana pasada a un mínimo histórico de un 7,8 por ciento de su capacidad.

Guarulhos, que no tiene fuentes alternativas de suministro, fue el primer suburbio de Sao Paulo obligado a bajar el consumo de agua. Pero el espectro del racionamiento amenaza a la capital económica y financiera de Brasil, irónicamente el país con las mayores reservas de agua potable del planeta.

Y aún así las autoridades resisten pedidos de extender el racionamiento al resto de esta vasta metrópolis de 20 millones de habitantes, por temor al costo político en momentos en que Brasil el país se prepara para el Mundial del mes próximo y las elecciones de octubre.

La compañía de agua del estado de Sao Paulo ha invertido fuerte en campañas de radio y televisión instando a la gente a tomar duchas más cortas y no dejar correr el agua cuando lava los platos.

También está bombeando las fangosas reservas del fondo de la Cantareira, con la esperanza de mantener fluyendo el agua hasta las elecciones, que es cuando comienza la temporada de lluvias.

Las autoridades del estado insisten en que no será necesario racionar el agua en todo Sao Paulo y que incluso si no lloviera hay suficiente agua para llegar hasta fin de año.

"El gobierno no está esperando por San Pedro", dijo el gobernador Geraldo Alckmin la semana pasada en una ceremonia para comenzar a bombear las reservas de emergencia. "Estamos trabajando 24 horas al día para garantizar el suministro", agregó.

Otros, sin embargo, temen que la situación sea más crítica de lo que los funcionarios admiten y la ciudad pueda quedarse sin agua antes de tiempo si no llueve.

"Como nos acercamos a una elección, encarar estos temas de una forma clara y transparente es obviamente un problema", dice Mauricio Colin, director del grupo industrial Ciesp en Guarulhos.

"Hay un trasfondo político", añade. "Uno no puede decir que todo está bajo control cuando los niveles (de la represa) están debajo del 9 por ciento".

Los problemas de agua de Sao Paulo llegan en un mal momento para Brasil, que enfrenta una desaceleración económica, elevada inflación, crecientes costos de energía y mala infraestructura. Además, debido a la fuerte dependencia del país de la energía hidroeléctrica, la sequía también hace temer por apagones.

El estado de Sao Paulo tuvo este año el verano más seco del que se tenga registro. Partes de la represa de Cantareira están tan áridas que parecen un paisaje lunar.

Y la crisis del agua podría ser costosa para el Partido de la Social Democracia, o PSDB, que ha gobernado el estado de Sao Paulo por casi dos décadas y es el principal rival del Partido de los Trabajadores de la presidenta Dilma Rousseff.

Un centro económico que concentra más de un 30 por ciento del Producto Interno Bruto de Brasil, el estado de Sao Paulo es un crucial campo de batalla en la política nacional. Rousseff y sus aliados han intentado usar la crisis del agua para debilitar a Alckmin y al PSDB, acusándolos de no invertir lo suficiente en diversificar las fuentes de agua de Sao Paulo.

REZANDO POR LLUVIA

En Guarulhos los residentes están enojados por tener que racionar el agua, mientras otras áreas más ricas de Sao Paulo siguen con los grifos abiertos.

"Nuestros políticos no tienen vergüenza", se queja Milka Fagundes, una peluquera que a veces debe rechazar clientes por falta de agua. "Dan ganas de llorar", agrega.

Con o sin lluvias, expertos dicen que Sao Paulo debe reducir drásticamente su consumo.

"Una vez que terminemos esa reserva no queda otra cosa que rezar para que llueva", dice Benedito Braga, presidente del Consejo Mundial del Agua. "No podemos aumentar el suministro. La única solución es ahorrar tanta agua como sea posible".

Agotar las reservas en el fondo de la represa de Cantareira podría, además, dejar sin un gota de agua a unos 5,5 millones de personas que viven en los alrededores y afectar la producción industrial en una zona que tiene compañías como el gigante de las bebidas Ambev, la siderúrgica ArcelorMittal , Nivea, Sherwin Williams y Unilever.

Los expertos dicen que hubo suficientes advertencias. En diciembre un grupo que monitorea los niveles de la Cantareira instó a las autoridades de Sao Paulo a racionar agua para evitar lo que describieron como "estrés hídrico".

"Fueron alertados, pero no se hizo nada", dice Francisco Lahóz, jefe del Consorcio PCJ, el grupo que estudia la situación en la represa. "Deberían haber tomado medidas más drásticas sin necesidad de esperar a que llegáramos a este punto".