Actualizado 09/06/2008 18:10

Chile.- Edwards homenajea a la Poesía y al compromiso con el amor, la política y el tiempo en 'La casa de Dostoievsky'


SEVILLA, 9 Jun. (EUROPA PRESS) -

El escritor chileno Jorge Edwards realiza en 'La Casa de Dostoievsky' un homenaje a la Poesía y al compromiso con el amor, la política y el tiempo que le han hecho merecedor del II Premio Iberoamericano de Narrativa Planeta-Casamérica.

Durante la presentación del libro en Sevilla, Edwards determinó que 'La Casa de Dostoievsky', escrita a lo largo de dos años, puede entenderse como la "mirada de un poeta y su obligación con la Poesía, la historia de amor que cruza la obra, la política y el tiempo".

Así, su protagonista, de nombre incierto y conocido como 'El Poeta'-- aunque, según precisó, bebe de las personalidades de su amigo el también poeta Enrique Lihn y de él mismo--, ejerce de testigo de los avatares políticos y culturales de la segunda mitad del siglo XX en la Chile de los años 50 y 70, Roma, París y la efervescente Cuba revolucionaria.

Por tanto, esta novela es también la evocación del Santiago de Chile de la juventud del autor, una ciudad "que ya no existe, de la que han desaparecido los cafés, las tabernas y la vida literaria", así como el "vino feroz" que dejaba un "círculo negro alrededor de la boca", recordó el autor de 'Adiós, Poeta...', un retrato personal de Pablo Neruda por el que recibió el Premio Comillas en 1990.

El poeta que protagoniza este libro da sus primeros pasos literarios en el Santiago de Chile de los años 50, habitando en la Casa de Dostoievsky, un refugio de escritores y pintores bohemios. Admirado por todos los aspirantes a poetas santiagueños, conocerá en estos años iniciales a Teresita, una presencia constante en su vida, con la que establece una relación que Edwards ha observado en multitud de ocasiones: "de musa distante, pasa a ser amante del protagonista, para acabar convirtiéndose en su mamá", detalló el escritor.

Siguiendo el deseo de encontrar nuevos horizontes, el Poeta llegará a Roma y más tarde a París, ciudad de la que parte a Cuba, en pleno apogeo revolucionario, para hacerse cargo de la edición de la poesía de Huidobro. Sin embargo, la Cuba que retrata Edwards en esta obra dista mucho de la que describiera el chileno en 'Persona non grata', pues carece de su "ánimo crítico" y pone el acento en el del "espíritu del novelista", fijando la mirada en la gracia de la noche cubana, el paisaje, la música, las mulatas o poetas como José Lezama de Lima.

El final del camino será la vuelta al hogar, el regreso a la euforia del Chile de Allende que acaba desembocando en la dictadura de Pinochet y el silencio de los literatos, al que el propio Edwards se enfrentó como presidente del comité de la lucha contra la censura creado en estos años oscuros.

Según afirmó, 'La Casa de Dostoievsky' tiene algo de autobiografía, como es "inevitable". De hecho, aclaró, esta obra nace de una anécdota que escuchó en su día a Enrique Lihn y que cuenta como el poeta, "nocturno y desordenado", había convertido la vieja habitación en la que vivía en una "auténtica acumulación de objetos" como zapatos viejos y máquinas rotas --entre ellas, una llamada por el autor 'El Aleph'--, hasta tal punto que un día no pudo abrir la puerta de la misma. "Entonces, saltó por la ventana, tiró la llave a través de ésta y nunca más volvió", relató.

También en este sentido, Edwards reveló que, en su juventud, quiso ser poeta y que aunque se pasó a la prosa narrativa, ha seguido "observando a los poetas y cultivando el género". Asimismo, confesó que en su obra hay un intento de incorporar la atmósfera creada por el ritmo de la Poesía, aunque sin caer en la denominada prosa poética, en la que el escritor no cree, según apuntó.

"ME CUBANICÉ".

Por otro lado, el chileno señaló que, aunque sigue con "curiosidad e interés" los cambios que se están produciendo en Cuba en los últimos tiempos, "aún queda bastante para que deje de ser considerado en la isla 'persona non grata'". "En el retiro del comandante, quizás pueda volver a la isla, pero sólo a la isla, porque tengo miedo de volver y encontrarme con antiguos amigos que acabaron declarándose enemigos míos, y no quiero cambiar ese sistema", explicó.

Por ello, Edwards dijo que los tres meses que pasó en la isla bastaron para que se "cubanizara", ya que su estancia en el país significó una "experiencia esencial" en su vida.