SANTIAGO, 27 Mar. (De la corresponsal de EUROPA PRESS Claudia Riquelme) -
Una paralización de conductores de autobuses, que se negarona trabajar para protestar por sus condiciones laborales, causó un caos de enormes proporciones este jueves en la capital chilena, ya que, a la hora de mayor demanda del transporte público, miles de personas quedaron sin forma de dirigirse hasta sus lugares de trabajo.
La protesta, en la que participaron 600 conductores de autobús, afectó a los habitantes de las nueve comunas más populares de la capital de este país sudamericano.
El suburbano tuvo que resistir a la embestida de miles de personas que intentaban abordar algunos de los trenes, mientras que otros tantos chilenos tuvieron que caminar largas distancias para llegar a sus destinos.
La Policía se vio obligada a intervenir en varias terminales donde los autobuses permanecían aparcados por la protesta, y ocho conductores fueron arrestados por causar desórdenes e incluso por impedir la salida de algunos que sí querían cumplir con su normal jornada laboral.
Los conductores reclaman por sus salarios, el pago de horas extras y por sus condiciones laborales. Sin embargo, el ministro portavoz de La Moneda dijo que, tras la implantación del polémico plan de transporte público Transantiago --que ha sido mal evaluado por la población debido a sus múltiples fallos-- los conductores del transporte público de la capital cuentan con condiciones laborales que nunca antes habían tenido en la historia pues, por primera vez, cuentan con contratos de trabajo, horarios establecidos, uniformes y salarios mejores que hace un año.
Asimismo, el intendente de Santiago, Álvaro Erazo, repudió la protesta y reconoció que el Gobierno estudia iniciar acciones legales contra quienes organizaron la protesta, ya que los perjudicados fueron los pasajeros.