Actualizado 03/07/2015 06:19

ANÁLISIS-Reforma tributaria en Colombia todavía no ve la luz pero ya se queda corta

Por Nelson Bocanegra

BOGOTÁ, 7 oct, 7 Oct. (Reuters/EP) -

- La reforma fiscal que impulsa Colombia en busca de tapar agujeros presupuestarios no será suficiente para lidiar con los retos de mediano plazo, y tendría que haber otra en cuatro años para compensar menores ingresos petroleros y financiar los compromisos de un eventual acuerdo de paz con la guerrilla.

La iniciativa enviada el viernes al Congreso busca recaudar unos 26.000 millones de dólares adicionales entre el 2015 y el 2018, prolongando unos impuestos que expiraban a finales de este año y agregando sobretasas a otros tributos.

Pero la reforma encendió preocupaciones por la incertidumbre que puede causar para los inversores otro cambio en las reglas de juego tributarias -sobre todo por prolongar impuestos temporales- tras la profunda reforma fiscal de hace dos años. Y más cuando apuestan a que los nuevos ajustes se quedarán cortos.

"Claramente hay un mensaje ambivalente que es muy complicado para los inversionistas", dijo Alejandro Reyes, jefe del área de investigaciones económicas de la correduría Ultrabursátiles el lunes por la noche durante un foro de Reuters en Bogotá sobre perspectivas económicas.

"Estamos en un escenario donde la probabilidad de ver nuevos vacíos hacia adelante en el tema de ingresos es cada vez mayor y por ende la necesidad de tener mejor una reforma estructural y no una que esté haciendo uso de temas transitorios", agregó, reflejando la conclusión común de los panelistas en el foro.

La iniciativa extiende la duración del impuesto del 0,4 por ciento sobre las transacciones financieras, propone un impuesto a la riqueza para reemplazar otro similar que expira este año y también instaura una sobretasa del 3 por ciento al impuesto sobre las utilidades que generan cierto rango de empresas.

Sin embargo, quedan signos de interrogación sobre cómo se cubrirán los huecos a partir del 2019, cuando estos impuestos temporales vuelven a vencer.

Sobre todo cuando los precios internacionales del petróleo, que representa casi el 20 por ciento de los ingresos del gobierno central en impuestos y regalías, muestran una tendencia a la baja y la producción de crudo del país se ha contraído.

"Tenemos un lío de ingresos petroleros a futuro y es que nos acostumbramos a recibir una platica por petróleo", dijo Munir Jalil, economista jefe de Citibank para Colombia, Venezuela y Ecuador.

Como si fuera poco, a eso se suma la incertidumbre sobre cuánto costará financiar los compromisos de un eventual acuerdo de paz entre las rebeldes Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) y el Gobierno, como la compensación de las víctimas, reinserción de los guerrilleros a la vida civil y programas de desarrollo agrícola, educación y vivienda.

No hay cálculos oficiales ni privados de cuánto podría costar el postconflicto, pero el presidente Juan Manuel Santos ya pidió en Europa ayuda financiera en caso de que llegue el momento.

La reforma, que debe ser aprobada por el Congreso antes de finalizar este año para que pueda entrar en vigencia el 1 de enero, está previsto que reciba el visto bueno sin mayores cambios en vista de que el Gobierno cuenta con la mayoría necesaria en el legislativo.

ELEGIR ENTRE VENENOS

Con la reforma, las autoridades colombianas proyectan embolsar un total de 61.000 millones de dólares para el próximo año, manteniendo la recaudación tributaria en una proporción del 17 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB), la menor tasa entre las cuatro mayores economías de Latinoamérica.

Una de las quejas es que la reforma le carga la mano al sector formal y sigue sin abordar el problema de la gigantesca informalidad económica que tiene Colombia.

"La economía está tan informal que causa el inconveniente de que hay un montón de gente a la que no se le puede cobrar y entre más impuestos se pongan y el Gobierno no sea más policivo pues genera más incentivos para mantenerse en la informalidad", dijo Camilo Pérez, gerente de investigaciones económicas del Banco de Bogotá.

La reforma ha recibido críticas de sectores como el petrolero, el mayor generador de divisas de la cuarta mayor economía de América Latina, así como por el hecho de que los cobros continúan concentrándose sobre la clase media.

Para Andrés Langebaek, director de estudios económicos del Grupo Bolívar, si bien es necesario aumentar los impuestos, se pudo haber propuesto una iniciativa más completa.

"En realidad creo que hubiera podido hacerse algo más estructural en vez de volver a esta incertidumbre y si la idea es precisamente la estabilidad de las reglas de juego, pues hagamos de una vez una reforma que nos dé estabilidad por mucho tiempo más", opinó.

Por su parte, el codirector del Banco Central Juan Pablo Zárate se mostró "escéptico" de que se logre una reforma integral.

"Ir a una reforma estructural requiere de un consenso muy distinto, dejar muchas exenciones que son meritorias sin lugar a dudas, la vivienda es un bien meritorio, el ahorro también es un bien meritorio, pero la decisión es si la política tributaria debe ser usada para eso o no", dijo.

En cualquier caso, el balance es difícil de conseguir.

"Entendiendo que estamos de acuerdo que elegir impuestos es elegir entre venenos, nadie puede quedar contento en una reforma", admitió Jalil, de Citibank.