Actualizado 29/08/2014 16:08

Solís ataca la corrupción y el "desorden inimaginable" de las instituciones costarricenses

Luis Guillermo Solis
Foto: REUTERS

SAN JOSÉ, 29 Ago. (Notimérica/EP) -

   La presentación del informe de los primeros 100 días de Gobierno del presidente de Costa Rica, Luis Guillermo Solís, ha supuesto un duro repaso a la corrupción y a la ineficiencia de las instituciones costarricenses. El mandatario ha elegido duras palabras para aludir a la "letanía de ineficiencias de abusos" como "caldo de cultivo para la corrupción" que le han dejado sus antecesores en el cargo.

   "En la mayoría de oficinas públicas, el desorden es inimaginable; la ineficiencia, intolerable; la irresponsabilidad, insospechada (...). En importantes sectores del Estado costarricense la postración es total. Existen múltiples instituciones que perdieron el rumbo completamente", ha denunciado el mandatario en un acto realizado en el Teatro Popular Melico Salazar, en la capital costarricense.

   El líder de Partido Acción Ciudadana (PAC), que tomó el poder el pasado 8 de mayo, ha aprovechado la atención a su discurso de los 100 primeros días de mandato de los más de 1.000 asistentes y de los medios costarricenes, para atacar la forma en la que el país ha sido manejado por anteriores Gobiernos y por los altos cargos de las entidades públicas.

   "¡Qué vergüenza! Nos ufanamos de disfrutar de la mejor democracia del continente y de vivir en uno de los países más felices del mundo, pero tenemos el Estado más ineficiente en el manejo de préstamos para el desarrollo", ha destacado el mandatario en alusión al retraso del país en cuanto a competitividad económica.

   "Hemos sido gobernados con irresponsabilidad y muchas veces, de distintas maneras, quienes nos gobernaron violaron la Constitución Política y la Ley", ha afirmado Solís, que también ha responsabilizado de ello a la sociedad costarricense en general, "hemos fallado todos o casi todos, unos por acción, otros por omisión".

   Asimismo, Solís también ha repasado la "grave" situación fiscal de Costa Rica, que tiene un déficit del 6,6 por ciento del Producto Interior Bruto (PIB), y ha propuesto una ley que amplíe la rendición de cuentas y la responsabilidad política en los cargos públicos.

   Por otro lado, y aunque las mediciones del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) sostienen que Costa Rica no ha dejado de crecer, Solís ha remarcado el "deterioro" del país en cuanto al Índice de Desarrollo Humano (IDH), que se sustenta en tres parámetros: vida larga y saludable, educación y nivel de vida digno.

   "Somos realistas. El reto es enorme", ha destacado el mandatario en referencia a la tarea que le queda por delante durante los próximos cuatro años, según ha informado el diario costarricense 'La Nación'.

   Tras los primeros 100 días del mandatario, el discurso de Solís ha cambiado a un tono mucho menos optimista que cuando asumió la tarea de gobernar el país. El discurso de este jueves por la noche recuerda a los de los inicios de su campaña electoral, con los que ganó las elecciones con 1,3 millones de votos después de que su rival, Johnny Araya, se retirara de la segunda vuelta.

   Aunque Solís ha supuesto una ruptura esperanzadora para muchos costarricenses en el bipartidismo que ha dominado el país y alcanzó el poder como el símbolo del cambio político, los problemas a los que se enfrenta son diversos y los resultados de sus primeros meses de Gobierno son escasos.

   El mandatario ha llegado al poder con un Gobierno inexperto políticamente, una minoría legislativa de su partido y una oposición dura de la mano del tradicional Partido de Liberación Nacional (PLN), a parte de las críticas que reúne en el seno de su propio partido. Sin embargo, cuenta con el apoyo del izquierdista Frente Amplio y del Partido Unidad Social Cristina (PUSC), de centro derecha.

   Solís también debe sortear a sus más firmes opositores en la sociedad y a las que ha llamado las cúpulas de poder. "Déjenme gobernar", ha pedido sin dirigirse a nadie en concreto, pero solicitando la colaboración de una Costa Rica que, según asegura, está sedienta de cambios políticos.

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