Actualizado 23/04/2018 10:13

Las cinco mejores poesías de la literatura iberoamericana

Poesía
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   MADRID, 23 Abr. (Notimérica) -

La poesía es el género del sentimiento por excelencia. Literatura en verso que cuenta, en pocas líneas, universos enteros. En este arte, Iberoamérica ha dado literatos de alturas inigualables, personalidades que han trascendido a la literatura universal.

   El chileno Pablo Neruda, el argentino Jorge Luis Borges, el uruguayo Mario Benedetti, el nicaragüense Rubén Dario o el mexicano Octavio Paz son algunos de los poetas más grandes de la historia.

   Con motivo de la celebración del Día del Libro, 'Notimérica' ha recogido cinco poemas de cinco de los más grandes poetas de la historia de Iberoamérica y del mundo.

PABLO NERUDA

  neruda

   Me gustas cuando callas porque estás como ausente,

   y me oyes desde lejos, y mi voz no te toca.

   Parece que los ojos se te hubieran volado

   y parece que un beso te cerrara la boca.

   Como todas las cosas están llenas de mi alma

   emerges de las cosas, llena del alma mía.

   Mariposa de sueño, te pareces a mi alma,

   y te pareces a la palabra melancolía.

   Me gustas cuando callas y estás como distante.

   Y estás como quejándote, mariposa en arrullo.

   Y me oyes desde lejos, y mi voz no te alcanza:

   déjame que me calle con el silencio tuyo.

   Déjame que te hable también con tu silencio

   claro como una lámpara, simple como un anillo.

   Eres como la noche, callada y constelada.

   Tu silencio es de estrella, tan lejano y sencillo.

   Me gustas cuando callas porque estás como ausente.

   Distante y dolorosa como si hubieras muerto.

   Una palabra entonces, una sonrisa bastan.

   Y estoy alegre, alegre de que no sea cierto.

JORGE LUIS BORGES

neruda

   He cometido el peor de los pecados

   que un hombre puede cometer. No he sido

   feliz. Que los glaciares del olvido

   me arrastren y me pierdan, despiadados.

   Mis padres me engendraron para el juego

   arriesgado y hermoso de la vida,

   para la tierra, el agua, el aire, el fuego.

   Los defraudé. No fui feliz. Cumplida

   no fue su joven voluntad. Mi mente

   se aplicó a las simétricas porfías

   del arte, que entreteje naderías.

   Me legaron valor. No fui valiente.

   No me abandona. Siempre está a mi lado

   La sombra de haber sido un desdichado.

MARIO BENEDETTI

   No te rindas, aun estas a tiempo de alcanzar y comenzar de nuevo, aceptar tus sombras, enterrar tus miedos, liberar el lastre, retomar el vuelo.

   No te rindas que la vida es eso, continuar el viaje, perseguir tus sueños, destrabar el tiempo, correr los escombros y destapar el cielo.

   No te rindas, por favor no cedas, aunque el frio queme, aunque el miedo muerda, aunque el sol se esconda y se calle el viento.

   Aún hay fuego en tu alma, aún hay vida en tus sueños, porque la vida es tuya y tuyo también el deseo, porque lo has querido y porque te quiero.

   Porque existe el vino y el amor, es cierto, porque no hay heridas que no cure el tiempo, abrir las puertas quitar los cerrojos, abandonar las murallas que te protegieron.

   Vivir la vida y aceptar el reto, recuperar la risa, ensayar el canto, bajar la guardia y extender las manos, desplegar las alas e intentar de nuevo, celebrar la vida y retomar los cielos.

   No te rindas por favor no cedas, aunque el frio queme, aunque el miedo muerda, aunque el sol se ponga y se calle el viento.

   Aún hay fuego en tu alma, aún hay vida en tus sueños, porque cada día es un comienzo, porque esta es la hora y el mejor momento, porque no estás sola, porque yo te quiero.

RUBÉN DARÍO

dario

   La princesa está triste... ¿Qué tendrá la princesa?

   Los suspiros se escapan de su boca de fresa,

   que ha perdido la risa, que ha perdido el color.

   La princesa está pálida en su silla de oro,

   está mudo el teclado de su clave sonoro,

   y en un vaso, olvidada, se desmaya una flor.

   El jardín puebla el triunfo de los pavos reales.

   Parlanchina, la dueña dice cosas banales,

   y vestido de rojo piruetea el bufón.

   La princesa no ríe, la princesa no siente;

   la princesa persigue por el cielo de Oriente

   la libélula vaga de una vaga ilusión.

   ¿Piensa, acaso, en el príncipe de Golconda o de China,

   o en el que ha detenido su carroza argentina

   para ver de sus ojos la dulzura de luz?

   ¿O en el rey de las islas de las rosas fragantes,

   o en el que es soberano de los claros diamantes,

   o en el dueño orgulloso de las perlas de Ormuz?

   ¡Ay!, la pobre princesa de la boca de rosa

   quiere ser golondrina, quiere ser mariposa,

   tener alas ligeras, bajo el cielo volar;

   ir al sol por la escala luminosa de un rayo,

   saludar a los lirios con los versos de mayo

   o perderse en el viento sobre el trueno del mar.

   Ya no quiere el palacio, ni la rueca de plata,

   ni el halcón encantado, ni el bufón escarlata,

   ni los cisnes unánimes en el lago de azur.

   Y están tristes las flores por la flor de la corte,

   los jazmines de Oriente, los nelumbos del Norte,

   de Occidente las dalias y las rosas del Sur.

   ¡Pobrecita princesa de los ojos azules!

   Está presa en sus oros, está presa en sus tules,

   en la jaula de mármol del palacio real;

   el palacio soberbio que vigilan los guardas,

   que custodian cien negros con sus cien alabardas,

   un lebrel que no duerme y un dragón colosal.

   ¡Oh, quién fuera hipsipila que dejó la crisálida!

   (La princesa está triste, la princesa está pálida)

   ¡Oh visión adorada de oro, rosa y marfil!

   ¡Quién volara a la tierra donde un príncipe existe,

   _la princesa está pálida, la princesa está triste_,

   más brillante que el alba, más hermoso que abril!

   _*Calla, calla, princesa _dice el hada madrina_;

   en caballo, con alas, hacia acá se encamina,

   en el cinto la espada y en la mano el azor,

   el feliz caballero que te adora sin verte,

   y que llega de lejos, vencedor de la Muerte,

   a encenderte los labios con un beso de amor*.

OCTAVIO PAZ

paz

   Dales la vuelta,

   cógelas del rabo (chillen, putas),

   azótalas,

   dales azúcar en la boca a las rejegas,

   ínflalas, globos, pínchalas,

   sórbeles sangre y tuétanos,

   sécalas,

   cápalas,

   písalas, gallo galante,

   tuérceles el gaznate, cocinero,

   desplúmalas,

   destrípalas, toro,

   buey, arrástralas,

   hazlas, poeta,

   haz que se traguen todas sus palabras.