Actualizado 23/03/2017 13:25

Cuando la emancipación americana llegó con Francisco de Miranda

Francisco de Miranda
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   MADRID, 14 Jul. (Notimérica) -

   El 14 de julio de 1816, el reconocido 'Primer Venezolano Universal', Francisco de Miranda, fallecía a los 66 años en San Fernando, un municipio de la provincia de Cádiz, España. Este merecido título se debe a la gran actividad del polifacético personaje, que llegó a viajar por distintos países del mundo, en especial los europeos, con el objetivo de alcanzar la independencia hispanoamericana en Venezuela.

   La vida de Francisco de Miranda estuvo marcada por numerosos combates, batallas y títulos, ya que fue reconocido a nivel mundial por sus diferentes aportaciones y fue nombrado general en varias ocasiones. Sin embargo, si por algo merece la conmemoración del bicentenario de la muerte de este político y militar fue por su entusiasmo e interés en la Independencia del régimen español en su país de origen, Venezuela.

   Sus orígenes parten de la más pura humildad. Su padre, Sebastián de Miranda, nació en Tenerife, una de las Islas Canarias de España, en 1721. Por razones de nacimiento, se le acusaba de mestizaje que, en la mentalidad de la época, era considerado inferior por los estatutos de limpieza de sangre.

   Así pues, viajó a Venezuela, donde se estableció en su capital, Caracas. El primero de los nueve hijos que tuvo con su esposa, la caraqueña de ascendencia canaria Francisca Rodríguez de Espinosa, fue Francisco de Miranda.

   A pesar de los malos inicios de la formación familiar, que era considerada inferior por la no pureza española de su ascendencia, con el tiempo comenzó a gozar de determinado estatus social debido a las actividades comerciales del patriarca. Los orígenes de los miembros de la familia siempre estuvieron en entre dicho y fueron objeto de burlas y odio por parte de los mantuanos, los blancos criollos pertenecientes a la aristocracia local.

    Al padre de Francisco de Miranda no le limitaron las restricciones de la pureza sanguínea, entre las que se encontraba la prohibición del acceso a la educación y a la universidad de sus hijos, pero en enero de 1762 el primogénito comenzó sus estudios en la Universidad de Caracas. Se dedicó al latín por dos años e hizo sus primeras incursiones en la Gramática del humanista español Antonio de Nebrija y Catecismo del jesuita Jerónimo Martínez de Ripalda.

   También se interesó por otras ramas artísticas y científicas. Entonces decidió marchar a España debido a la situación irreconciliable entre los mantuanos y su familia. Caracas se le quedaba pequeña y el Real Ejército Español era una buena salida para demostrar su valía personal y profesional.

   Su participación en acontecimientos históricos es digna de mencionar: la Guerra de Independencia de los Estados Unidos, la Revolución Francesa y las Guerras de Independencia Hispanoamericana. Pisó todos los continentes del planeta, excepto Asia y Oceanía, y se relacionó con las personalidades más influyentes y relevantes de las altas esferas.

   Demostró sus amplios conocimientos en la defensa de la Independencia hispanoamericana en todas las tierras que pisaba y continuó estudiando en Madrid, capital de España, lugar del que le atrajo su diversidad cultural y académica promulgada por el entonces Jefe de Estado Carlos III. Francisco de Miranda devoró intelectualmente libros de Maquiavelo, Bartolomé de Las Casas y Abate Dubos.

   Mientras tanto, profundizó su experiencia en materia militar, la cual desarrolló de tal forma que fue nombrado Capitán en el Ejército Real. Su carrera militar despegó cuando fue asignado al Regimiento de Infantería de la Princesa.

   Una vez que fue destinado a Cádiz, se involucró en la Guerra de Independencia de Estados Unidos, viajando a La Habana, capital de Cuba, participando activamente en la batalla de Pensacola, que le llevó a ser ascendido a Teniente Coronel. Así, se trasladó a Estados Unidos, lugar donde conoció Nueva York, Boston o Filadelfia en las que, de nuevo, consiguió sumar bagaje intelectual.

   Por otra parte, en España, el Tribunal de la Inquisición le acusaba de tenencia de libros prohibidos y pinturas obscenas en relación a la mentalidad católica y conservadora del territorio.

   Asimismo, Miranda viajó a Inglaterra y otros países europeos como Bélgica, Alemania o Polonia para afianzar relaciones con los personajes más importantes de la región. Conoció en estos viajes a figuras ilustres como Catalina II de Rusia, quien mostró especial interés por los asuntos de América y su sistema gubernamental.

   Se presentó en la Revolución francesa en 1971, donde participó en batallas como la de Argonne, Amberes o Lieja. Amigo de los girondinos y nombrado general de sección de La Convención, fue arrestado con la llegada del régimen del Terror de Robespierre en 1793 y exitosamente absuelto de cargos dos años más tarde, por lo que volvió a Inglaterra.

   Estuvo cerca de seis años viviendo en dicho país, cuando viajó a Nueva York para comenzar su proyecto visionario de un gran imperio independiente del poder español que partiera del río Misisipi hasta la Tierra del Fuego. Lo quiso llamar 'Colombia'.

   En 1810 Venezuela inició el proceso independentista guiado por Simón Bolívar y Andrés Bello. Para completar esta pareja, Miranda fue llamado a Caracas, integrándose en la Sociedad Patriótica, principal promotora de la independencia española. Era el momento en el que Napoleón había invadido España, por lo que este vacío de poder supuso mayores garantías del éxito de autodeterminismo.

   Por contra, Francisco de Miranda se topó con la figura del militar y político español líder del Ejército Realista español, Domingo de Monteverde. Su imposición desde Puerto Rico en 1812 coincidió con el terremoto de Venezuela que se saldó con la vida de centenares de militares. Así las cosas, Miranda fue incapaz de resistir el ataque realista, sumándose a su causa la caída en manos de dicho Ejército de la plaza de Puerto Cabello.

   Miranda firmó la capitulación del ejército patriota en la ciudad de San Mateo, el 25 de julio de ese mismo año. Por ello, Simón Bolívar, con quien había compartido el Triunviriato ejecutivo desde 1810, lo consideró un acto de traición y se lo entregó al Ejército español. Pasando antes por la fortaleza de El Morro, en Puerto Rico, Miranda llegó a Cádiz, lugar en el que falleció a los 66 años de edad a consecuencia de un ataque cerebrovascular.

   Sin lugar a dudas, Francisco de Miranda fue un personaje digno de ocupar cualquier tomo de coleccionista en los libros de historia. Gran pensador, inquieto por naturaleza y conocedor de varias lenguas modernas, llevó a muchos rincones del mundo su visión de una Venezuela libre del poder español, a pesar de que nunca se le fueron reconocidos de forma plena estos alcances.