Actualizado 22/05/2012 00:24

Cuba/EEUU.- Cocineros cubanos y de EEUU intentan unir ambos países mediante la gastronomía


LA HABANA, 21 May. (Reuters/EP) -

Cocineros profesionales de Estados Unidos y Cuba se han sumado a aquellos que intentan acortar la distancia ideológica que separa a esos dos países desde hace medio siglo, mediante la fusión de ambas gastronomías en la XI muestra de la Bienal de La Habana, que se celebrará en la isla hasta el próximo 11 de junio.

A este evento internacional asisten curadores de embutido, artistas y, por primera vez, cocineros de ambos países que a través de insólitas obras envían mensajes a los políticos.

"Proyecto Paladar", por ejemplo, es una inédita propuesta en la que participan conjuntamente famosos cocineros de Nueva York y La Habana, quienes apuestan por que exquisitos platos, buen vino y mejor charla consigan impulsar las relaciones entre los enemigos.

"Una mujer conquista a un hombre por el estómago (...) Oye, pues también dos países pueden ser amigos otra vez por medio de una buena comida y unos buenos platos, ¿por qué no?", comentó a Reuters el chef Eduardo Vallelobo, un hombre de origen español de 39 años que representa a Estados Unidos en la obra y trabaja en el restaurante Del Posto en Manhattan.

"Nos estamos uniendo para hacer un menú conjunto, una fusión de la cocina de Nueva York y La Habana", agregó mientras aliñaba un trozo de pescado para la cena que por diez días, desde el 11 de mayo, ofrecen gratis en el Centro de Arte Wilfredo Lam en La Habana.

El término "paladar", que da nombre al proyecto, es usado popularmente entre los cubanos para referirse a unos pocos restaurantes privados surgidos en la década de los años noventa y cuya cantidad se disparó recientemente debido al plan de más de 300 reformas económicas emprendidas por el presidente cubano, Raúl Castro, que incentivan ese tipo de negocios.

El intercambio bilateral entre Cuba y Estados Unidos quedó prácticamente suspendido poco después de la revolución liderada en 1959 por el expresidente Fidel Castro.

Pero en los últimos tiempos, ha crecido la relación en el ámbito cultural como parte de la política del Gobierno del presidente estadounidense, Barack Obama, de promover el contacto pueblo a pueblo, aunque con el medio siglo de embargo económico contra la isla como límite y freno.

"QUE EL ARTE NOS UNA"

La Bienal de La Habana surgió en 1984 y desde entonces busca promover el arte contemporáneo del llamado Tercer Mundo. En los últimos años artistas y curadores de Estados Unidos han asistido a las muestras que abordan desde temas globales hasta los mayores problemas de la isla.

Vallelobo, uno de los diez cocineros estadounidenses que aterrizó en La Habana con un "menú gourmet", compartió la cocina con el cubano Héctor Higuera, de 38 años y chef del restaurante privado Le Chansonnier, que está entre los más de 1.600 de su tipo que existen en la isla y es uno de los más lujosos de La Habana.

"Sería algo maravilloso porque somos vecinos y siempre hemos tenido (en común) el cine, el arte, la música", expresó Higuera entre aromáticos olores del menú del día, que incluyó tártara de atún, ensalada de mango verde, pargo Kao soi y tarta de limón con fresas. "Queremos que el arte nos una y también la cocina como otra interpretación del arte", agregó entusiasmado.

Todo esto ocurre dentro de un contenedor metálico, unas instalaciones diseñadas por el artista estadounidense Craig Shillitto que alberga la rústica cocina y dos salones para 12 comensales. "No importa de dónde vienen, cuál es su nivel socio-económico o cultural, lo que importa es que tengan buena comida, buena bebida y buena conversación", afirmó Shillitto.

Como parte del intercambio reciente, en escenarios y escuelas de arte de la isla han desfilado desde actores estadounidenses como Benicio del Toro, Robert Duvall, Bill Murray, James Caan, Michael Douglas y Sean Penn, hasta músicos como el trompetista Wynton Marsalis y su orquesta Jazz at Lincoln Center de Nueva York.

"DETRAS DEL MURO"

La emigración, un punto caliente en la relación entre los enemigos separados 145 kilómetros por el estrecho de Florida, es un tema recurrente en la Bienal de La Habana, donde participan unos 180 artistas de más de 40 países.

El paseo marítimo de La Habana, conocido como Malecón, es durante estos días una galería al aire libre. Algunas de las obras hacen referencia al espinoso tema de las salidas ilegales por mar hacia las costas de Florida, donde vive la mayor comunidad de emigrados cubanos.

En la pieza "Fly Away" del cubano Arles del Río, por ejemplo, una cerca metálica es atravesada por la silueta de un avión, aludiendo "a un viaje con regreso", un viejo dilema en un país que espera por una reforma que podría eliminar el estatus de inmigrante "definitivo" aún vigente.

"Fly Away expresa lo relativo de las limitaciones, la distancia, lo prohibido", según el catálogo de la muestra "Detrás del Muro" que incluye a más de 20 artistas, entre ellos a del Río con su obra.

Un poco más adelante, la pieza "Possible chances" del cubano estadounidense Rafael Domenech, invita a los transeúntes a traspasar puertas rojas que forman un laberinto, lo que según el artista representa su "estado personal como emigrante".

Florencio Gelabert, artista cubano-estadounidense de 51 años que vive en Manhattan desde finales de la década de 1980, trajo al Malecón "Islas... para un amigo", una pequeña edificación autobiográfica que consiste en tres islas flotantes que él mismo fijó vistiendo un traje de buzo a pocos metros de la costa habanera.

"La insularidad te marca, por el hecho de no vivir en Cuba tu siempre vas a estar buscando la isla, el borde, el agua", explicó Gelabert en entrevista con Reuters. "Son islas fantasmas, yo toqué el imaginario, es un desafío a la propia geografía porque yo no estoy hablando de una isla per se, estoy hablando de muchas islas que yo llevo dentro", agregó.

Para Inti Hernández, artista cubano que vive en Holanda desde hace nueve años, su pieza "Bancontodos" es un llamamiento a la reconciliación. "Cuba está viviendo una oportunidad histórica de abrirse, de escuchar los latidos de la realidad, de escuchar a toda esa gente que anda por ahí por el mundo y que ama a este país", dijo Hernández.

"El arte como manifestación sutil de esas grandes inquietudes del hombre puede significar cosas, puede abrir caminos, puede invitar, pero por supuesto estamos hablando de cosas que trascienden el marco del arte y que están en las manos de los políticos, de los economistas", indicó.