Actualizado 23/04/2010 18:19

José Emilio Pacheco, Premio Cervantes 2009: "Me siento aplastado y agradecido por tantos homenajes"

José Emilio Pacheco, Premio Cervantes 2009
EP


ALCALÁ DE HENARES (MADRID), 23 Abr. (EUROPA PRESS) -

José Emilio Pacheco, más relajado y tranquilo durante el cóctel que sigue a la entrega del Premio Cervantes en el Paraninfo de la Universidad de Alcalá de Henares, señaló a la prensa que se sentía "aplastado y agradecido por tantos homenajes que no merece", pero subrayó que todo había sido "excepcional y maravilloso" y que todos le habían tratado con una gran generosidad, "una cosa muy rara". "Cuando ganas un premio hay muchísima gente en contra y no todo el mundo se porta muy bien", alegó.

En declaraciones a los periodistas, el poeta aseguró que aún no se hace a la idea de ser el Cervantes 2009. "Todavía no me lo creo, pero mañana, cuando lo crea, ya no existirás", declaró, añadiendo que fue una "ceremonia muy emocionante y hermosa", con discursos "muy amables". "Incluso les pedí una copia", confesó.

Por otra parte, Pacheco declaró que "nunca había visto un rey antes" y reconoció que el Rey Juan Carlos había sido "muy amable". "Me ha hecho sentir bien. No tengo una sola queja, todo el mundo me ha tratado muy bien".

Asimismo, y preguntado por las impresiones sobre los últimos días vividos, afirmó que la "poesía es silencio, reposo y aislamiento" y recordó el "error" que había cometido el pasado martes en rueda de prensa. "Dije que la poesía es una actividad tan adictiva como la cocaína, pero yo nunca probé la cocaína, yo me quedé en la nicotina. Yo lo hubiera matizado por escrito, pero la palabra oral no te permite matizar ni te permite ver qué dijiste hace un minuto", señaló.

ANÉCDOTA TERRIBLE

Asimismo, recordó la anécdota "terrible" que le había ocurrió a la entrada del Paraninfo y agregó que "no te puedes envanecer" nunca. "Yo nunca me había puesto traje de pingüino, que requiere tirantes, y no los llevaba", confesó. "Pero no me gusta dar una imagen de despistado, que a mí me va mucho desgraciadamente. Pero qué será lo contrario de despistado --se preguntó-- ¿pistado?".

"Yo soy brutísimo y torpísimo, ni siquiera podía subir al púlpito, y después leyendo, me sobrevino un ataque de timidez", confesó el recién galardonado con el Premio Cervantes, quien insistió que escribir es "una tarea diferente a la de hablar porque te estás tapando la cara".

En esta misma línea, afirmó que lo sucedido con sus pantalones "refleja las vanidades y demuestra que de repente eres un ser humano como cualquier otro". "Yo nunca había usado traje de pingüino, eso me parece bien porque es un recordatorio de que todos somos frágiles y que todos podemos pasar por el ridículo", sentenció.

Respecto a la difusión que puede alcanzar su poesía tras recibir el Cervantes, recordó que muchas veces había venido a España y dijo que "no le conocía nadie".

"Hay gente que llega y se indigna, pero cómo van a leer tu libro si lo publicaste en Tegucigalpa, cómo van a conseguir este libro", se preguntó, subrayando el gran potencial de lectores que tenía el español, ya que podías ir de un país a otro y comunicarte en tu lengua. "Aquí sólo tienes que hacer ajustes que no son más grandes que los que existen entre las regiones de España", subrayó.

HACER AUTOCRÍTICA

Retomando a Cervantes, comentó que la autocrítica en voz alta es "la enorme injusticia que cometió Cervantes consigo mismo y negarse su capacidad poética". "Yo creo que era un poeta muy bueno. Sean todo lo autocríticos que puedan, pero nunca lo digan, porque hay mucha gente dispuesta a hacer la autocrítica", advirtió el poeta mexicano.

Preguntado por el gran número de latinoamericanos que han conseguido el Cervantes, afirmó que la Literatura mexicana y, especialmente, la poesía mexicana, "es muy buena". "Y es una de las pocas cosas que funcionan bien en México", matizó.

Recordó que en su país, hay una gran tradición literaria desde los años coloniales, y explicó que la poesía mexicana tienen sus raíces en el "momento estelar" de la literatura española, con sonetos como los de Garcilaso, Fray Luis de León o el caso de Sor Juana, quien con "absoluta libertad toma lo bueno de uno y de otro, y es una maravilla", declaró.

Mientras la tuna cerraba el acto del gran día para el Premio Cervantes, Pacheco reconoció que le gustaba "mucho" ese ritmo y aseguró que en México también existía este tipo de agrupación, a la que se le llama la "estudiantina".