MADRID, 19 Dic. (Notimérica) -
Little Haiti es un barrio situado a unos seis kilómetros al norte de Miami, habitado en su mayoría por emigrantes haitianos que salieron de su país a partir de la década de los cincuenta en busca de mejores oportunidades. El famoso sueño americano.
Es un vecindario que nunca duerme. Sus comercios han permanecido abiertos incluso cuando los fenómenos atmosféricos han provocado grandes apagones. Las fachadas de sus casas son 'la joya de la corona', en su mayoría cubiertas con grandes murales de artistas del propio barrio y las calles están plagadas de galerías de arte que son su seña de identidad, su esencia, pero que en los últimos tiempos están viendo amenazada su supervivencia.
Debido al crecimiento de la ciudad de Miami y el carácter de destino de lujo que está adquiriendo, los vecinos ven necesario aunar fuerzas para frenar a los promotores de grandes inmobiliarias que han invertido elevadas sumas en los territorios colindantes a Little Haiti. Como resultado, los precios de los alquileres de locales han alcanzado cifras que estos artistas no pueden pagar, por lo que se ven obligados a trasladarse para que su lugar lo ocupen grandes firmas de lujo como Luis Vuitton y Cartier.
Para hacer frente a esa amenaza, algunos de los artistas más reconocidos han pintado una serie de carteles a la entrada del barrio con los que dan la bienvenida al que esperan que sea su salvación: el turista que se acerque a pasear por sus calles, visitar sus librerías, sus galerías y sus restaurantes, otra de las grandes apuestas de los vecinos.
EL ARTE COMO MODELO INTEGRADOR.
Little Haiti es un barrio humilde en el que aún son frecuentes las imágenes de pobreza, pero siempre se ha apostado por el arte callejero como modelo integrador y esperanzador. A lo largo de los años se han impulsado varios programas para fomentar este tipo de actividades y la mayoría han sido un éxito.
Es el caso de ART Beat-Miami, un proyecto impulsado por la artista y antropóloga Aimee Ortiz consciente de que "el arte puede apaciguar y expandir las mentes de aquellos que luchan por sobrevivir en una tierra ajena".
Fue la impulsora, hace 15 años, de este proyecto que consistía en pintar todas las calles del barrio y llenarlo de comercios, entre los que destacan los culinarios. Para el que contó con el apoyo y la ayuda económica de todos los pequeños comerciantes de la zona, así como de distintas asociaciones culturales y ONG's. A día de hoy, sus proyectos involucran incluso a las instituciones públicas.
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