Actualizado 21/03/2015 18:12

Oscar Conde: "El lunfardo es el argot nacional de Argentina"

Oscar Conde
NOTIMÉRICA

BUENOS AIRES, 21 Mar. (Notimérica) -

Oscar Conde es escritor, profesor y, además, lunfardista. Miembro de la Academia Porteña del Lunfardo y escritor de los libros 'Diccionario etimológico del lunfardo' (Taurus, 2004) y 'Lunfardo: un estudio sobre el habla popular de los argentinos' (Taurus, 2011), Oscar nos explica en qué consiste el famoso argot argentino.

"Durante mucho tiempo", nos dice, "se consideró que el lunfardo no era más que un argot de criminales. Fíjate que hasta el joven Borges, en 1926, dijo que el lunfardo es la tecnología de la 'furca' y la ganzúa". Oscar explica que 'furca' es en lunfardo una manera de robarle a alguien la billetera.

De hecho, como nos señala, hasta mediados del siglo XX los que mayor atención prestaban al lunfardo eran "abogados penalistas y policías", lo que en lunfardo serían 'tordos', 'bogas' o 'manyapapeles' los primeros, 'abanicos', 'botones' o 'canas' los segundos.

"El primer diccionario del lunfardo, de 1894, estaba incluido dentro del libro 'El idioma del delito', del abogado penalista Antonio Dellepiane". El segundo, de 1915, se llamaba 'El lenguaje del bajo fondo', escrito por el teniente de guardacárceles Luis Villamayor.

Nos cuenta también la curiosa anécdota del vespertino 'Crítica' --que se editó desde 1913 a 1962-- que hasta 1915 publicaba casi diariamente una pequeña sección llamada 'Novísimo diccionario del lunfardo' en la página de policiales, cuyas noticias también estaban escritas con lunfardismos.

ARGOT NACIONAL

Pero Oscar nos señala que la realidad es otra, como ya dijera su maestro José Gobello: "El lunfardo, decía Gobello, es un vocabulario de las clases populares, no una jerga delictiva: en los propios diccionarios de Dellepiane y Villamayor sólo una parte de las palabras tienen un significado delictivo".

El lunfardo tiene su origen en las grandes inmigraciones europeas que recibió Buenos Aires desde 1880 hasta los primeros años del siglo XX, sobre todo italianos y españoles.

El largo recorrido del lunfardo desde aquella época, sin embargo, lo ha convertido en un lenguaje usado cotidianamente por todos los argentinos: "En los años 70, Mario Teruggi dijo que el lunfardo había pasado de ser el argot de las clases bajas a convertirse en un argot nacional", nos dice Oscar.

Nos explica que entre los años 20 y 40, el tango fue uno de los grandes vehículos de difusión del lunfardo: "En esos años, Argentina respiraba tango, se bailaba en todas las fiestas: en las casas humildes así como en los grandes salones de los ricos, tanto los jóvenes como los mayores".

Aclara, sin embargo, que el origen del lunfardo es puramente urbano --la ciudad de Buenos Aires--, pero que hoy en día, con la televisión e internet, en cualquier pueblito argentino se habla lunfardo con normalidad.

"Quizá cuando Teruggi dijo que el lunfardo era el argot nacional, todavía no lo era plenamente, pero hoy sí podemos decirlo con total certeza", remarca. "Mucha gente lo usa sin siquiera darse cuenta de que está hablando lunfardo".

LA MUERTE DEL PIBE OSCAR

Oscar nos muestra las pruebas de galera de una reedición de la primera novela escrita en lunfardo, allá por 1926: 'La muerte del pibe Oscar', del mismo guardiacárceles Luis Villamayor que escribiera un diccionario de lunfardo.

La novela no tuvo suerte, ya que la imprenta se incendió mientras se estaba editando, y muy pocos ejemplares vieron la luz: "No está en ninguna biblioteca: ni en la de la Academia del Lunfardo, ni en la Biblioteca Nacional ni la Biblioteca del Congreso", nos dice.

Cuenta que consiguió un ejemplar tras mucha búsqueda y que decidió reeditarla. Este abril se publica la edición que ha preparado con más de 1.200 notas a pie: 900 de ellas son para explicar términos del lunfardo.

"La mitad de los lunfardismos de la novela los entiende y usa cualquier argentino, pero la otra mitad son términos en desuso: una buena parte le pueden sonar a un argentino de mediana edad, pero algunos son realmente ignotos", nos explica.

Finalmente, y tras una agradable conversación, 'la hacemos corta', apuramos el último 'puchito' de nuestros 'fecas' y pagamos unos 'mangos' al camarero por su 'laburo'. Es hora de 'morfar' y salimos a la calle, que es un 'bolonqui' de 'bondis' y coches, pero a un habitante de Buenos Aires todo ese 'batuque' no lo 'abatata'.