Actualizado 31/03/2017 06:52

'¡Pura vida!': el origen del saludo costarricense

   CIUDAD DE MÉXICO, 24 Nov. (Notimérica) -

    'Pura vida' es una frase que actualmente está muy ligada a la cultura de Costa Rica y forma parte de su tradición pero realmente pocas personas conocen su origen a pesar de ser una expresión que ha alcanzado relevancia mundial.

   Según han indicado algunos expertos costarricenses que han estado investigando su origen, la expresión podría haber surgido de una película mexicana así titulada estrenada en 1956 y de donde los costarricenses habrían tomado su lema. La película cómica 'Pura vida' muestra la desdichada vida de un hombre, interpretado por el actor mexicano Antonio Espino y Mora, que a lo largo de la cinta usa la famosa frase para referirse a personas, cosas o situaciones bonitas o buenas.

   El sentimiento actual que implica el uso de esta expresión en Costa Rica no queda muy distante del plasmado en aquella película mexicana, y es que para los costarricenses el uso de esta expresión es una forma muy común de saludarse, despedirse, agradecer o incluso mostrar admiración hacia algo o alguien.

   En los años 80 la frase ya era masivamente utilizada en el país centroamericano, y en el 90 era incluida en el diccionario de costarriqueñismos como parte de su cultura. Parece pues que a este divertido actor mexicano debe Costa Rica parte esencial de su actual identidad.

   El referido Antonio Espino y Mora, conocido artísticamente como Clavillazo, falleció el 24 de noviembre de 1993, a la edad de 83 años. Tras un largo recorrido como cómico, el autor de varias frases que han pasado a formar parte de la cultura iberoamericana murió en Ciudad de México de un paro cardiaco. Además del '¡Pura vida!' es conocida alguna otra frase acuñada por el actor mexicano como '¡Ay nomás!', expresión utilizada con bastante frecuencia por los mexicanos.

   En una ocasión, cuando aún vivía con sus padres en Teziutlán, el pequeño Espino se escapó rumbo a Ciudad de México para cumplir su sueño. Sin embargo, obligado por su familia a volver a su ciudad natal decidió entrar a formar parte de un teatro como actor ocasional. En ese momento comenzó su pasión.

   Durante su carrera cómica un sombrero de tres picos fue su seña de identidad, además de los pantalones bombachos que solía vestir. Pero sin duda, fue con sus célebres frases como consiguió que el público mexicano le recordara, aunque poco podía sospechar que una de ellas se convirtiera en lema de todo un país.