Actualizado 10/10/2015 18:04

El teatro contemporáneo llega a Madrid con Silvia Gomes, Paulo Santoro y Pedro Bricio

O teatro contemporâneo chega a Madri com Silvia Gomes, Paulo Santoro e Pedro Bri
Foto: NOTIMÉRICA
 

   MADRID, 10 Oct. (Notimérica) -

   En el ámbito del Ciclo de Teatro Internacional 'Una mirada al mundo' en la Embajada de Brasil en Madrid, la Fundación Cultural Hispano-Brasileña, la Casa de Brasil y el Centro Dramático Nacional español han organizado una jornada de lecturas dramatizadas de autores brasileños contemporáneos.

   Juntos, los autores Silvia Gomes, Paulo Santoro y Pedro Bricio tendrán la responsabilidad de representar a Brasil junto a sus compañeros llegados de Rusia y Grecia.

   El evento, que contará con cuatro días, se inició el pasado jueves día 8 con una mesa redonda de los autores y concluirá este domingo día 11 con una serie de lecturas dramatizadas.

   Es un proyecto importante, según han juzgado los tres escritores y para Silvia el hecho de representar a Brasil "al lado de Rusia, que es una de las grandes referencias teatrales", y de Grecia es "algo muy importante y raro".

   Para Paulo Santoro, la importancia también está en el hecho de que Brasil "consume muchas cosas europeas y consumir productos nacionales es algo poco común". Pedro destaca también el papel del Ministerio de Cultura y el apoyo del Ministerio de Relaciones Exteriores para llevar el teatro brasileño fuera de las fronteras del país.

   Cuando son preguntados sobre el idioma como barrera para llevar el arte contemporáneo fuera del país, Pedro destaca que puede ser una barrera, pero también una oportunidad.

   "La gente es una isla gigante, a pesar de ser el portugués la tercera o la quinta lengua más hablada en el mundo. Es muy curioso porque Brasil es una isla gigante de lengua portuguesa en un continente hispano. Creo que la lengua es una barrera y una oportunidad, creo que tiene un poco de los dos aspectos".

   Hablando de oportunidades, todos coinciden que los incentivos financieros son importantes y que leyes como la Rouanet, Proac o proyectos del Sesc en São Paulo ayudan. Sin embargo, cuestionan el papel que juegan los departamentos de marketing de aquellas empresas que intentan decidir las políticas culturales.

   En este círculo, en el que se ven afectados por la financiación, el idioma y los apoyos de instituciones gubernamentales, aparece también el público.

   Respecto a la formación del público brasileño en teatro, todos están de acuerdo en que falta un poco de formación educacional en este sentido y observan que es un hábito que debe ser adquirido desde la infancia.

   "Los niños no están acostumbrados a ir al teatro en la infancia ni en la adolescencia, es un lugar al que no están acostumbrados a ir, cuestión que mejoraría si existiese una política (...) en algunos estados es obligatoria el aula de teatro en el currículo escolar y eso ya es un incentivo", señala Pedro.

   En relación a si el teatro es elitista o no, ellos no creen que los precios hagan ningún tipo de discriminación, ya que existen obras que son gratis o a precios muy reducidos.

   Lo que sí observan Silvia y Pedro es la cuestión de la localización, de la forma en la que la cultura está insertada en la sociedad, es decir, su localización arquitectónica.

ACTOR, AUTOR Y OBRA

   Lo más normal es que la obra sea conocida por el actor que la interpreta o por el director que la dirige. En la opinión de Silvia, esto ocurre por la confusión que existe en la cabeza de quien no forma parte de este mundo.

   Muchas veces "es algo vago", pero esto ocurre porque el teatro "tiene la vocación de la luz, de la música, del actor y del director".

   Paulo expone que "se habla de que el teatro es el arte del actor porque es el encargado de aportar sensibilidad. Es lo que está presente delante del público y en cierta forma, el actor puede improvisar también".

   Según la visión de Pedro, el público "ve materialmente el cuerpo y el alma de la obra", pero el autor no deja de estar presente ya que está "en alma también". "El autor transforma, da cuerpo a los sentimientos, al pensamiento y el público común ve al actor".

    En España, los actores españoles tendrán la responsabilidad de hacer la lectura de tres textos de estos autores portugueses traducidos a muchos idiomas, incluido el mandarín. Paulo Santoro trae a los madrileños su obra 'El fin de todos los Milagros', una obra exitosa en literatura, pero "inédita en el teatro".

   En referencia a la obra en sí, Paulo destaca que se trata de una "pieza que muestra dos personajes en el fin de su vida y que hacen una reflexión sobre su juventud, abarcando sensaciones y sentimientos del ser humano". Paulo dice que su obra emociona por tocar "una preocupación, un sentimiento por el que la gente acaba siempre pasando".

   Son tres piezas que hablan de humanidad. En 'El cielo cinco minutos antes de la tempestad', la obra de Silvia, la composición está llena de preguntas.

   La historia de Isabel, Denise y Arthur, entre otras cosas habla de la alienación. De apartarse de la realidad y de cómo lidiamos con nuestras frustraciones.

   Silvia explica que la obra fue pensada en tres partes muy claras para reflejar como una persona toma posesión de su vida y de cómo, a veces, la gente necesita muletas para aguantar, para resistir todos los días. "Cuando yo escribo, escribo mirando alrededor y cómo las personas están viviendo la existencia".

   Sobre 'El cielo cinco minutos antes de la tempestad', Pedro observa que la gracia de la pieza está en el hecho de que todos los personajes están desestructurados y que "no habla de una persona enferma, pero sí de una estructura enferma".

   Silvia dice que las personas pueden tachar el personaje de Denise de "loca" o "esquizofrénica", pero la autora cree que el personaje es un chivo expiatorio.

   Ella resalta que "le gusta hablar de las estructuras sociales" en sus piezas, como 'Mantenga fuera del alcance del bebé', en la que el personaje principal "es una mujer que con muchos desajustes". Ella es tan lúcida que ha perdido el filtro de las reglas sociales y de lo que puede hablar y lo que no".

    Señala que sus obras van por un camino de "personajes sin filtro, situaciones complejas y palabras peligrosas. Estoy interesada en las palabras peligrosas".

   Si Paulo habla de las cuestiones existenciales en el fin de la vida y Silvia sobre la manera en la que afrontamos nuestras frustraciones, en 'Trabajos de amores casi perdidos', Pedro lleva al espectador a observar la vida cotidiana de los jóvenes caucásicos, tratando temas comunes y crepitantes como la afirmación profesional, la boda y el deseo de tener hijos.

   Pedro juega con el lado inverso de los libros de auto-ayuda. Su obra es de auto-destrucción, donde no se propone respuestas, su intención es ser "un punto de confusión".

   "Cuando la gente escribe una pieza es porque tiene una cuestión o varias que mostrar, nunca se dan muchas respuestas. En la obra de Paulo y la de Silvia, no hay respuestas y espero que en la mía tampoco. Debes tratar un material, hablar del ser humano. Si tuviera la respuesta no escribiría una pieza, escribiría una tesis", concluye Pedro.