Las protestas por el Mundial continúan en Rio de Janeiro.
Foto: EUROPA PRESS

RIO DE JANEIRO, 11 Jun. (Notimérica/EP) -

   Brasil afronta las vísperas del inicio del Mundial de Fútbol entre el hartazgo de la mayoría de la población, con los gastos desmesurados en los estadios y las promesas incumplidas de la clase política, y la ilusión por conquistar "el hexa", la sexta Copa del Mundo, una ilusión que sólo ha empezado a notarse con la llegada de los primeros aficionados extranjeros.

   Desde las masivas manifestaciones de junio del año pasado durante la Copa Confederaciones, el Mundial no ha dejado de ser cuestionado: 11.000 millones de dólares invertidos en 12 estadios y en unas infraestructuras en muchos casos inacabadas, y con la FIFA presionando continuamente al gobierno por los retrasos en las obras.

   El desencanto se ha dejado notar en las calles, pero la rabia ha dejado paso a la resignación. El 15 de mayo se convocaron manifestaciones en todo el país que apenas convocaron a unos miles de manifestantes en Rio de Janeiro y en São Paulo, y en las protestas posteriores no han conseguido el eco esperado.

   Sin embargo, muchos ciudadanos han sabido aprovechar el escaparate mediático del Mundial y el 'examen' que supone para el Gobierno de Dilma Rousseff -en octubre hay elecciones presidenciales- para hacer valer sus reivindicaciones y exigir mejoras en sus condiciones de trabajo. Las huelgas de profesores, policías o conductores de autobús y metro son la tónica habitual en las últimas semanas.

CRÍTICA EN LAS CALLES

   En Rio de Janeiro, capital turística del país y sede de la final en el estadio de Maracaná, el ambiente festivo 'pre Copa' ha llegado a última hora. Tradicionalmente en cada Mundial los vecinos adornan las calles con banderas y guirnaldas e incluso pintan el asfalto 'verdeamarelo', pero muchos vecinos de Copacabana constatan cómo en mundiales anteriores había mucho más entusiasmo.

   Incluso a la todavía tímida decoración de las calles le ha salido una cara B: un concurso para elegir la calle más crítica con el Mundial, organizado por el colectivo Ocupa Copa. Diseños con el lema 'Não vai ter Copa' ('No va a haber Mundial') o 'Copa para quem?' ('¿Mundial para quién?') son los más repetidos. Entre las pinturas destaca una gigantesca bandera de Brasil con el lema 'Ordem e progesso' sustituido por un 'Tá tudo errado' ('Está todo mal').

   A las críticas que se palpan en las calles de cualquier barrio se ha sumado este jueves una espectacular instalación en la playa de Copacabana. La ONG Rio de Paz ha colocado 12 balones gigantes con cruces pintadas de rojo, una chabola y unos plásticos semienterrados en la arena en alusión a los ocho obreros muertos en las obras de los estadios.

   La ONG pide que se haga un minuto de silencio en la ceremonia inaugural de este jueves en el Arena Corinthians de São Paulo, antes del partido entre Brasil y Croacia. También reivindica que las inversiones públicas se centren en la salud y la educación. Una de sus pancartas reza: "Un Mundial en un país de miseria, financiado con dinero público, es un problema moral".

"BENEFICIOS PARA TODA LA VIDA"

  Cuando faltan apenas unas horas para el arranque de la competición las críticas se mezclan con la alegría de los primeros aficionados en llegar, que este jueves ya llenaban el paseo marítimo con los colores de sus selecciones.

   Mexicanos, colombianos y croatas son, de momento, los más numerosos. Las autoridades municipales calculan que unos 400.000 turistas extranjeros pasarán por la ciudad, ya que para la mayoría Rio es la puerta de entrada y salida del país y aprovechan para quedarse unos días.

   La presidenta de Brasil ha lanzado este martes un mensaje institucional defendiendo la que en su día bautizó como "la Copa de las Copas" y haciendo un llamamiento a la concordia. Rousseff ha asegurado que el gobierno invierte 212 veces más en salud y en educación que en estadios y ha insistido en que al final el balance será positivo: "El Mundial apenas dura un mes, los beneficios se quedarán toda la vida".


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