Actualizado 19/10/2011 02:56

Ministro Deportes Brasil bajo presión para renunciar

Por Raymond Colitt

BRASILIA (Reuters/EP) - El ministro de Deportes de Brasil recibió el martes más presiones para que renuncie, en la medida en que surgen nuevas evidencias de irregularidades en su cartera en un escándalo de corrupción que plantea dudas sobre los preparativos para el próximo Mundial de fútbol.

Orlando Silva es acusado de arreglar coimas por 40 millones de reales (23 millones de dólares) de contratos gubernamentales para beneficiarse a sí mismo y al Partido Comunista brasileño, del cual es militante y que pertenece a la coalición de Gobierno de la presidenta Dilma Rousseff.

La influyente revista de noticias Veja publicó el fin de semana que Silva encabezó una operación que data del 2004 en que se cobraban sobornos del 20 por ciento sobre contratos públicos, incluyendo proyectos deportivos para niños necesitados.

Pese a la enfática negación de Silva de haber incurrido en irregularidades, parecía cada vez más vulnerable el martes, cuando el fiscal general anunció una investigación formal y en la medida en que emergían detalles sobre contabilidad negligente y favoritismo en los contratos del Ministerio de Deportes con Organizaciones No Gubernamentales (ONG).

Una audiencia ante el Congreso el martes arrojó pocas luces sobre el asunto, pues Silva negó haber incurrido en cualquier irregularidad mientras que los legisladores se concentraban más en elementos de procedimiento en vez de las acusaciones.

Los partidarios de Silva en la Cámara baja del Congreso hablaron de un complot mediático para desacreditar al Gobierno de Rousseff.

La Contraloría General de Brasil (CGU, por su sigla en portugués) afirma que 59 contratos firmados por el Ministerio de Deportes entre el 2006 y el 2011 no cumplían con las regulaciones, según informaron medios locales.

La entidad ha exigido que los contratistas devuelvan 24,5 millones de reales, añadieron los medios.

"El ministro debe irse", publicó en un editorial el periódico Estado de Sao Paulo.

Ese diario argumentó que el hecho de que Silva permanezca en el cargo minará su propia autoridad y creará más agitación para Rousseff, quien ya ha perdido a cinco ministros este año por escándalos éticos.

Los escándalos, que parecían estar bajando antes del reportaje de Veja sobre Silva, han dejado al descubierto profundas divisiones en la dispar coalición gobernante y han retrasado la agenda legislativa de Rousseff.

El nuevo escándalo es particularmente vergonzoso para Brasil, dado que espera que el Mundial de fútbol 2014 y los Juegos Olímpicos 2016 sean una ventana para mostrar su surgimiento como potencia económica.

TIBIO RESPALDO

La construcción de nuevos estadios y terminales aeroportuarias para los certámenes deportivos está retrasada y la partida de Silva podría desordenar aún más los preparativos.

Incluso si Silva no fuera vinculado directamente con actos de corrupción, finalmente podría ser considerado responsable de una supervisión deficiente.

"Los argumentos de Silva serán puestos a prueba en los próximos días", publicó el diario Folha de Sao Paulo en un editorial el martes.

"Pero al estar al frente de una cartera llena de negocios sospechosos, su vulnerabilidad política es evidente", añadió.

Rousseff, quien se encuentra en una visita de una semana a Africa, sólo dio un tibio respaldo a Silva, quien se desempeñó como subsecretario de Deportes en el Gobierno del ex presidente Luiz Inácio Lula da Silva.

La mandataria afirmó que Silva era inocente hasta que se pruebe lo contrario, pero también reconoció defectos en la supervisión de contratos con ONG.

"Parece cada vez más difícil para él mantener su trabajo", comentó José Luciano Dias, un consultor político en Brasilia.

El hombre que acusó a Silva, un descontento ex contratista y policía arrestado el año pasado durante una investigación de una supuesta operación ilegal de recaudación de fondos del Partido Comunista, afirma que el ministro recibió fajos de billetes en el garaje del ministerio.

Joao Dias Ferreira, un ex activista del Partido Comunista cuya asociación de Kung Fu recibió fondos gubernamentales, se reunió el martes con líderes opositores que afirman que el sujeto revelará pruebas de sus acusaciones en los próximos días.

Durante la audiencia en el Congreso, Silva dijo que las acusaciones eran un intento por desviar la atención de investigaciones lanzadas por el ministerio que encabeza sobre ilícitos del propio Ferreira.

"El es un criminal, estuvo en la cárcel. Yo soy el que tiene pruebas de su mal actuar aquí", afirmó Silva, quien arrancó aplausos de entre los asistentes a su audiencia en el Congreso.