Actualizado 19/06/2014 08:04

Lejos del Mundial, Manaos se preocupa por las serpientes y la basura

 

   MANAOS, Brasil, 18 jun, 18 Jun. (Reuters/EP) -

     Mientras los hinchas brasileños miran cada giro y vuelta de Neymar, Venulda Guereiro está viendo el rápido movimiento de otro personaje: una cobra.

   Guereiro y miles como ella viven en los barrios más pobres de Manaos en la selva amazónica, donde una gran crecida del Río Negro formó un lago gigante y apestoso de basura y otras amenazas desagradables.

   "Los niños tienen miedo de la cobra, porque la cobra siempre viene en silencio, no hace ningún ruido. Así que las noches son muy duras", dijo a Reuters Televisión en su chabola, similar a una choza de madera.

   El estadio Arena Amazonia, construido para albergar cuatro partidos de grupo del Mundial, está solo a unos kilómetros al otro lado de la ciudad de 1,8 millones de personas, pero bien podría estar en Marte.

   La realidad cotidiana de Guereiro son lagos de olor fétido y ríos de basura tan espesa que podría caminarse a través de ellos. Madera, plástico, pañales sucios, botellas, cajas de cigarrillos, posavasos, botellas y muebles se pudren bajo el feroz sol.

   Los residentes pasan de una casa a otra en pasarelas de madera instaladas por autoridades locales.

   En otras partes de Brasil hubo protestas violentas contra la cantidad de dinero gastado en el Mundial en medio de acuciantes problemas sociales. Pero en el barrio pobre Beco José Casemiro cerca del centro de Manaos, la resignación está a la orden del día.

   "Así es como vivimos, según la voluntad de Dios, hasta el día en que Dios diga: 'esta (familia) puede salir y esta otra'", dijo Guereiro, quien instaló una pasarela rudimentaria dentro de su choza para mantener los pies fuera del agua.

   Las autoridades están trasladando a los más vulnerables a nuevas viviendas en terrenos más altos. Unas 3.000 familias son las más afectadas a lo largo de 14 de 63 distritos de Manaos.

   Aunque el río a menudo se desborda, los funcionarios culpan a una cifra sin precedentes de tres años consecutivos de graves inundaciones.

   "Apenas nos recuperamos del año anterior y aquí estamos otra vez", dijo Anibal Gomes, quien trabaja para la ciudad en gestión de crisis.

   Más al oeste, en el barrio de Gloria, pocas personas usan las camisetas del equipo de Brasil, omnipresentes en otros lugares. Hace tres o cuatro años, cerca de 1.000 familias vivían allí. Hoy solo quedan 130.

   "Tenemos muchos problemas, sobre todo por los niños. Tienes la basura que las autoridades locales no limpian, tenemos que vivir con eso, con ratas, con el agua contaminada", dijo Jamily Araujo.

   La ciudad dice que recoge 800 toneladas de basura al mes.  Paulo da Silva ha vivido en Gloria por 30 años y está dispuesto a irse. Puso su casa a la venta.

   "Quiero conseguir algo de dinero para comprar una casa por allá, más arriba, porque antes no teníamos tanta agua y ahora todo el mundo está inundado", dijo.

   El anuncio ofreciendo la casa menciona dos habitaciones, una cocina y un baño. No dice nada sobre la laguna infestada de basura que queda justo afuera.