Actualizado 06/08/2016 18:39

¿Necesita Michael Phelps un socorrista en la piscina olímpica?

Michael Phelps trials Estados Unidos 200 mariposa marca año
USA TODAY SPORTS / REUTERS

   RÍO DE JANEIRO, 6 Ago. (Reuters/Notimérica) -

   Se puede decir sin temor a equivocarse que el nadador norteamericano Michael Phelps no necesita un socorrista como medida de seguridad en la piscina olímpica, no obstante, el atleta olímpico más condecorado de la historia, con 18 oros entre sus 22 medallas, contará con uno en los Juegos de Río 2016.

   Al igual que él, lo tendrán el resto de los nadadores en la cita olímpica, en una situación que ha llamado la atención de numerosos deportistas en el inicio de las competiciones, que han comenzado durante la jornada de este sábado.

   "Es una ley brasileña que cualquier piscina pública mayor de un cierto tamaño tenga que tener socorrista", ha señalado el gerente deportivo de eventos acuáticos, Ricardo Prado, en declaraciones con la agencia de noticias Reuters.

   Observando desde algunos de los mejores asientos de la piscina, con sus silbatos y flotadores, sin duda estarán menos estresados que cuando controlan al público habitual.

   "Es realmente de lo más gracioso que he visto en los Juegos Olímpicos hasta ahora", ha señalado el nadador neocelandés Matthew Stanley, en declaraciones a periodistas después de un entrenamiento.

   "¿Alguno de ustedes fue alguna vez a Bali (Indonesia)? Ahí los socorristas se pasan el día sentados en la torre tomando Bintangs (cerveza) todo el día. Me recordó a eso. Si alguien tiene un ataque cardíaco, se hunde", ha agregado.

   La piscina principal fue cerrada a los entrenamientos este viernes para que equipos de buzos comprobaran las cámaras debajo del agua para las pruebas clasificatorias y medallas del sábado.

   Ningún nadador en la historia olímpica ha necesitado que lo rescataran, ni siquiera Eric 'La Anguila' Moussambani, de Guinea Ecuatorial, quien conquistó, divirtió y preocupó a los espectadores en los Juegos de Sidney del año 2000.

   Moussambani había comenzado a nadar unos meses antes de los Juegos en una piscina de 20 metros de un hotel y podía practicar solo una vez por semana porque le era imposible pagar la tarifa del lugar. Avanzó lentamente y con algunos problemas en los 100 metros libre, casi deteniéndose en el agua, pero llegó hasta el final sin ayuda.