MÉXICO DF, 30 Oct. (Notimérica) -
Después de 23 años sin acoger una carrera de Fórmula 1, México celebra este domingo la gran fiesta del automovilismo en la que Lewis Hamilton participará ya como ganador del campeonato, lo que no ha disminuido la euforia que reina entre los mexicanos por el evento.
El país lleva meses esperando la celebración de la carrera de Fórmula 1, que acogerá el circuito Hermanos Rodríguez, pese a que solo unos pocos pueden permitirse el lujo de comprar boletos para este evento. Para el resto, se han instalado pantallas gigantes en tres zonas de la ciudad, que permitirá a los aficionados seguir la carrera rodeados de euforia.
A pesar de que el trazado ha sido completamente renovado, el circuito mantiene la esencia de aquel que en 1992 acogió una carrera de Fórmula 1 en México. El asfalto también es nuevo y éste junto a la altura a la que erige la capital mexicana son las dos grandes dificultades a las que se enfrentarán los pilotos.
El nuevo asfalto puede provocar 'blistering' (ampollas) en los neumáticos, mientras que los 2.200 metros de altitud a los que se sitúa la ciudad más grande de América provoca una disminución de la presencia de oxígeno en el aire, que obliga a trabajar más a los motores.
Además, ninguno de los pilotos que actualmente corren en el mundial participó en aquella carrera de 1992, por lo que los entrenamientos libres se han convertido en fundamentales para que los pilotos descubran el trazado de esta carrera, la penúltima del mundial de Fórmula 1.
Se trata del circuito construido a mayor altitud de la Fórmula 1 y el segundo más rápido, al contar con una recta de meta de 1.300 metros, en la que los automóviles podrán alcanzar los 328 kilómetros por hora.
Diez escuderías y 20 pilotos participarán en esta carrera, que se prevé que será vista, además de por los 110.000 aficionados que abarrotarán el autódromo, por 23 millones de telespectadores mexicanos y 520 millones en todo el mundo.
El autódromo Hermanos Rodríguez ha sido renovado durante 15 meses por más de 1.000 trabajadores y cuenta con 24 pantallas gigantes, distribuidas por el circuito, para que los asistentes puedan seguir la carrera. De sus 4,31 kilómetras cabe destacar la curva 17 que lleva el nombre Nigel Mansell, el piloto que ganó el último Gran Premio que se celebró en México en 1992.
Un autódromo cuyo nombre hace referencia a una trágica historia, la de la muerte del piloto mexicano Ricardo Rodríguez de la Vega, tras sufrir un accidente en 1962.
El nombre también rinde tributo a su hermano Pedro que, tras participar en 54 Grandes Premios de Fórmula 1, falleció a causa de un accidente automovílistico en 1971. Tenía 31 años cuando un choque, provocado por Kurt Hild en el circuito de Nuremberger (Alemania), hizo que perdiera la vida.
La 17a carrera del campeonato de Fórmula 1 traerá a 100.000 turistas hasta la capital mexicana y generará 18.000 puestos de trabajo directos e indirectos. Pero no todas las estimaciones son tan alentadoras, la celebración del evento durante los próximos cuatro años dejará una derrama de 26.000 millones de pesos (1.500 millones de dólares) en las arcas públicas la celebración de este evento durante los próximos cuatro años.