Actualizado 18/06/2014 23:48

ANALISIS-Argentinos cansados quieren acuerdo por deuda mientras crece preocupación económica

Por Alexandra Ulmer

BUENOS AIRES, 18 jun, 18 Jun. (Reuters/EP) -

- Una decisión de Argentina para negociar con los acreedores no reestructurados, para terminar con la larga disputa por su deuda y posiblemente evitar otro cese de pagos, sería bien recibida en un país que está cayendo en recesión, aún cuando muchos argentinos detestan a los fondos de inversión involucrados.

Un abogado del Gobierno argentino dijo el miércoles en una corte de Nueva York que funcionarios del país sudamericano irían a la metrópoli estadounidense la semana que viene para negociar e intentar resolver la situación.

Los fondos de inversión, a los que Argentina llama "buitres", rechazaron dos canjes de deuda por un cese de pagos de 100.000 millones de dólares durante la crisis catastrófica del 2001-02, que borró los ahorros de millones de argentinos y hundió a muchos de ellos en la pobreza.

A pesar de que más del 90 por ciento de los acreedores aceptó los canjes, que estipularon un cobro de menos del 30 por ciento del monto original, los "holdouts" insisten en un pago completo y han salido favorecidos por varios fallos en cortes de Estados Unidos que ponen a Argentina nuevamente al borde de un incumplimiento de deuda.

Si bien el Gobierno de centroizquierda de la presidenta Cristina Fernández tiene un amplio apoyo para endurecer su postura contra los "buitres", ese soporte parece estar menguando junto con su tasa de aprobación y el crecimiento económico del país.

La falta de encuestas sobre este tema dificulta la tarea de medir la opinión pública, pero analistas y argentinos en general dicen que están empezando a favorecer la idea de llegar a un acuerdo y terminar con el asunto, incluso si el Gobierno insiste en que ello dispararía nuevas batallas judiciales.

"No me gustan (los 'holdouts'). Pero hay que negociar. Es la única alternativa que hay", dijo Oscar Conquero, un empleado de 54 años en una empresa de contaduría en Buenos Aires.

"En el 2001 tal vez hubiera dicho que no había que pagar y que había que solucionar el tema interno primero. Ahora no es tan grave como era en el 2001, entonces puedo pensar en pagar", agregó.

El juez estadounidense Thomas Griesa le ordenó a Argentina pagarle a los fondos la totalidad de lo adeudado, unos 1.330 milones de dólares.

Fernández ha resistido la orden, diciendo que dispararía nuevas demandas de otros bonistas que podrían llevar al país a la quiebra, pero cortes superiores en Estados Unidos han respaldado a Griesa.

El Gobierno de Fernández dijo el martes que buscaría abrir un nuevo canje para mudar la deuda reestructurada a Buenos Aires y bajo la ley local continuar pagando a aquellos acreedores que aceptaron los canjes en el 2005 y 2010.

Sin embargo, no está claro si Argentina podría hacer eso antes del próximo pago de deuda, que vence el 30 de junio, o incluso si los bonistas aceptarían el cambio. Legisladores del país están enojados porque el Gobierno no ha dado más detalles del plan.

Con un alto nivel de inflación que daña la capacidad salarial de los argentinos y con una menor oferta laboral en el país, muchos ahora consideran que es mejor un acuerdo que un cese de pagos.

"La Argentina ha vivido ya la situación de la pelea. La posición de la sociedad argentina hoy en general frente a todos los temas no es de pelea", dijo Ricardo Rouvier, un analista que ha realizado encuestas que muestran apoyo a la posición del Gobierno.

BAJANDO LAS ARMAS

Pocos argentinos están al tanto de los detalles técnicos de la compleja batalla por la deuda, que hasta ahora no ha afectado su vida cotidiana.

Y la mayoría en un país enloquecido por el fútbol está actualmente más interesada en la Copa del Mundo en Brasil, donde el delantero estrella Lionel Messi carga con los sueños de la gente de ganar el título por tercera vez en la historia.

"No me interesa, hablan y hablan", dijo Martín Maguicha sobre la pelea por la deuda, de 38 años, empleado de dos estacionamientos.

"No entiendo nada. No le doy mucha importancia. No manejo dólares, no manejo nada", dijo, quejándose del alza de los precios en los supermercados.

Analistas privados dicen que la inflación anual en Argentina es del 30 por ciento y se espera que la economía se contraiga este año, de la mano del desplome de la producción industrial y la caída del consumo, lo que contribuye a la opinión general de que una pelea con acreedores internacionales sería demasiado.

La contracción de la economía le ha dado un golpe fuerte a la popularidad de Fernández, que ha caído a un 30 por ciento, y muchos están furiosos con que la saga de la deuda siga sin resolverse.

"Me da vergüenza por el país", dijo María Emilia Cargnel, una estudiante de derecho de 22 años.

"Los 'holdouts' tienen razón (...) No sé que pueden hacer. Están entre la espada y la pared. No hay plata", añadió.

Según expertos, un cese de pagos de la deuda no sería tan desastroso como lo fue en el 2001-02. En ese momento, la economía ya había caído un 10 por ciento en tres años, los precios de las materias primas eran mucho más bajos y el país tenía un déficit comercial. Al año siguiente del default, la economía se contrajo otro 10,9 por ciento.

Sin embargo, el cambio en la actitud no significa que los argentinos apoyen la posición de los fondos de inversión. Muchos tienen un gran resentimiento hacia ellos y los ven como especuladores que sin problemas dañarían el desarrollo de Argentina si eso les significara ganancias.

Docenas de personas han protestado frente a la Embajada de Estados Unidos en Buenos Aires esta semana, mientras que #DecileNoALosBuitres fue trending topic en la red social Twitter.

"No se merecen la plata", dijo Yanina Cantero, de 21 años, recepcionista en un restaurante y madre soltera que lucha para mantener a su pequeño hijo.

"Usan la plata para otras cosas, no para ayudar a la gente que realmente lo necesita", dijo Cantero, y agregó que apoya a Fernández por mantenerse firme.

(Traducido al español por Juliana Castilla, editado por Maximiliano Rizzi)