Actualizado 23/09/2009 21:22

ANALISIS-Rol de Brasil en Honduras podría ser contraproducente

Por Raymond Colitt

BRASILIA (Reuters/EP) - Puede que Brasil no haya invitado al depuesto presidente hondureño, Manuel Zelaya, a refugiarse en su embajada en ese país, pero abrirle la puerta es una arriesgada apuesta que podría dañar sus ambiciones de liderazgo regional.

La decisión del presidente Luiz Inácio Lula da Silva de darle refugio a Zelaya en la embajada en Tegucigalpa con tan poco tiempo de aviso ha puesto a Brasil en el centro del problema, dándole la oportunidad de adquirir un alto perfil en los esfuerzos para poner un fin a la crisis.

Sin embargo, el riesgo es que Brasil se vea arrastrado dentro de una complicada disputa por el poder en la nación centroamericana, que está lejos de su esfera de influencia sudamericana.

Un acuerdo entre Zelaya y el Gobierno interino que lo depuso parece distante tras meses de infructuosas negociaciones y los riesgos de violencia son reales. La embajada ya ha sido escena de un enfrentamiento entre los simpatizantes de Zelaya y las fuerzas de seguridad.

"El Gobierno tuvo tiempo para evaluar la situación y tomó un enorme riesgo", dijo Rubens Barbosa, ex embajador de Brasil en Washington. "Entramos a una pelea que no es nuestra y ahora el riesgo es que seamos alcanzados en el fuego cruzado; es una papa caliente", afirmó Barbosa.

No existen evidencias de que Brasil haya ayudado a Zelaya a volver a Honduras el lunes, tres meses después de ser depuesto por un golpe de Estado.

La mayoría de los analistas concuerdan en que sería contraproducente para Brasil, que ha sido un simpatizante distante de Zelaya, involucrarse en una crisis internacional que pasa por un punto muerto.

Lula usó la plataforma de la Asamblea General de Naciones Unidas en Nueva York el miércoles para llamar a que Zelaya sea reinstaurado "inmediatamente", un día después de que Brasil solicitó una reunión urgente del Consejo de Seguridad de la ONU para tratar la crisis hondureña.

Brasil podría haber vislumbrado una oportunidad de tomar el liderazgo en una crisis en la que Estados Unidos ha sido visto por muchos gobiernos de la región como falto de una postura lo suficientemente enérgica como para revertir el golpe.

"Cuando permitieron que Zelaya entrara (en la embajada), estaban pensando 'esta es nuestra oportunidad de dar un paso adelante, para convertir a Brasil en un pacificador regional'", comentó Riordan Roett, director del programa Latinoamérica en la Escuela de Estudios Internacionales Avanzados de la Universidad Johns Hopkins, en Washington.

Esa apuesta podría rendir frutos si la renovada atención internacional rompiera el punto muerto, agregó Roett.

"Si consiguen llamar a elecciones con Zelaya y (Roberto) Micheletti dando un paso al costado, Brasil saldría bien parado de esto", admitió Roett, refiriéndose al líder hondureño de facto.

POCAS POSIBILIDADES DE ACUERDO

Brasil ha buscado convertirse en un actor diplomático de peso en Latinoamérica durante años y por mucho tiempo ha hecho campaña para ocupar un asiento permanente en el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas.

Sin embargo, el país tiene poca influencia en Centroamérica y podría no tener el peso necesario para reavivar un acuerdo negociado.

"Estados Unidos, México e incluso Cuba tienen mayor influencia en Honduras que nosotros", admitió Marcos Azambuja, vicepresidente del comité de asesores en política exterior Cebri, con sede en Río de Janeiro.

"Si un ganador del premio Nobel como (Oscar) Arias no pudo avanzar las negociaciones, nuestras posibilidades para actuar son muy modestas", añadió, haciendo alusión a la fallida mediación del ex presidente de Costa Rica.

Zelaya parece decidido a volver a la presidencia y Brasil se arriesga a ser arrastrado al centro de una disputa de poder interna.

"Zelaya está realizando un mitin en la embajada brasileña", dijo el senador brasileño de oposición Heráclito Fortes, refiriéndose a las frecuentes entrevistas de radio y televisión que ha estado dando Zelaya desde el interior de la embajada.

Azambuja, de Cebri, coincidió, y afirmó: "Somos rehenes de las ambiciones electorales de Zelaya".

Lula, cauteloso ante potenciales disturbios, ha instado a Zelaya a no provocar al Gobierno hondureño de facto y a disuadir a sus partidarios de usar la violencia. Micheletti afirmó que no tenía intenciones de confrontar a Brasil ni de entrar a la embajada.

Aún así, en vista de la interminable disputa y de la transmisión diaria de imágenes de la asediada embajada por televisión, el panorama no se ve bien para una victoria política de parte de Brasil.

"Esto probablemente continuará y podría tornarse violento. Es difícil vislumbrar una situación de victoria", manifestó Barbosa.