Actualizado 04/07/2015 20:57

Apoyo a independencia escocesa retrocede en víspera del referéndum

Por Angus MacSwan y Guy Faulconbridge

EDIMBURGO, 17 sep, 17 Sep. (Reuters/EP) -

- En la víspera del histórico referéndum en Escocia, los sondeos de opinión mostraban que el apoyo para seguir dentro de Reino Unido era ligeramente mayor al respaldo a la independencia, pero decenas de miles de ciudadanos indecisos seguían planteándose qué votar el jueves.

Líderes y partidarios de ambas posiciones salieron a la calle para el último día de campaña en un país absorbido por la excitación y la esperanza, a la que se sumaban el temor y la preocupación.

Los votantes deberán responder el jueves "Sí" o "No" a la pregunta: "¿Debería Escocia ser un país independiente?".

Un voto por el "Sí" significaría el fin de una unión de 307 años con Inglaterra y la ruptura del Reino Unido, así como un período de incertidumbre económica.

Tres sondeos -de las encuestadoras ICM, Opinium y Survation- ubicaron el apoyo a la independencia en un 48 por ciento frente al 52 por ciento que respaldaba la unión.

Entre un 8 y un 14 por ciento de los 4,3 millones de votantes de Escocia aún estaba indeciso antes de que abrieran las urnas a las 0600 GMT del jueves.

Los líderes políticos británicos han prometido una mayor autonomía para Escocia si la gente decide quedarse en la unión. Pero los partidarios de la independencia dicen que es el momento de que Escocia tome sus propias decisiones libre del gobierno de Londres.

El primer ministro escocés, Alex Salmond, que ha liderado la campaña por la independencia, instó a los escoceses: "Levántense el viernes por la mañana para el primer día de un país mejor".

En una carta abierta a los votantes, Salmond dijo que el futuro de Escocia estaba en sus manos. Invocando al economista del siglo XVIII Adam Smith y al mayor poeta de Escocia, Robert Burns, dijo: "No dejen que esta oportunidad se nos escape de las manos. No les dejen decirnos que no podemos. Hagamos esto".

El primer ministro británico, David Cameron, dijo al diario Times que siempre pensó que la consulta estaría muy reñida.

"Sea cual sea el resultado, somos una democracia. Hay que respetar la expresión de la gente mediante de las urnas", declaró en una entrevista.

Cameron visitó Escocia dos veces la semana pasada para pedir su permanencia en la "familia de naciones" de Reino Unido. Pero el mandatario es impopular al norte de la frontera, a menudo criticado como el arquetipo de inglés de clase alta.

En el Times, Cameron defendió su decisión de respetar la votación y la opción del "Sí" o el "No", en lugar de incluir una tercera opción de más poderes para Escocia dentro de Reino Unido.

Consultado sobre si despertaba sudando por la noche ante la posibilidad de una derrota, respondió: "Por supuesto".

Los tres sondeos mostraron que los nacionalistas habían ganado terreno, pero el hecho de que los partidarios de la unión estuvieran en ventaja provocó que los inversores compraran libras, extendiendo sus ganancias frente al dólar.

"Es muy estrecho", dijo John Curtice, profesor de política en la Universidad de Strathclyde, al diario escocés.

"En este momento parece que la campaña del 'Sí' va a quedar agonizantemente por debajo de sus expectativas", agregó.

El mejor momento conseguido por la campaña a favor del "Sí" en los últimos meses sumió en el pánico a las elites británicas. Bancos, empresas y casas de inversión predijeron la ruina si Escocia se marchaba, incluyendo pérdida de empleos, aumentos de precios y fugas de capitales.

La cuestión de la moneda que usaría una Escocia independientemente sigue sin responderse. Los líderes políticos británicos han desestimado el argumento de Salmond de que Edimburgo y Londres podrían ponerse de acuerdo en una unión monetaria bajo la cual Edimburgo mantuviera la libra esterlina.

Los defensores de la unión destacaron el miércoles cifras oficiales que mostraban que el desempleo en Escocia había aumentado en 45.000 personas en los tres meses hasta julio, como ejemplo de que Reino Unido estaría mejor junto.

(Traducido por Rodrigo de Miguel en la Redacción de Madrid. Editado por Lucila Sigal)