CARACAS (Reuters/EP) - Ante las últimas críticas de Washington hacia Venezuela, el presidente Hugo Chávez se preguntó el viernes si en la asamblea general de Naciones Unidas seguirá oliendo a azufre, como dijo en el 2006 tras el discurso del ex mandatario estadounidense George W. Bush.
Chávez, duro crítico de lo que llama el "imperio estadounidense", había rebajado el tono de sus críticas hacia Washington tras la asunción en enero del presidente Barack Obama, a quien estrechó la mano en una cumbre regional diciéndole "quiero ser tu amigo".
Sin embargo, un plan para incrementar la presencia militar estadounidense en bases colombianas y las últimas críticas de Washington a Caracas por sus multimillonarias compras de armas y por la lucha contra el narcotráfico han vuelto a tensar las relaciones entre ambos países.
Chávez sostuvo que la secretaria de Estado, Hillary Clinton, "miente descaradamente" cuando dijo esta semana que las adquisiciones bélicas del país caribeño sobrepasan las de todos los países latinoamericanos y suponen una amenaza para la estabilidad de la región.
"¿Qué iré a decir yo allá en Naciones Unidas entonces? Porque uno venía como preparándose, ojalá, para entrar en una nueva era de respeto a la soberanía de Venezuela. ¿Será que sigue oliendo a azufre allá en el podio aquel?", se preguntó jocosamente Chávez en un consejo de ministros.
En la asamblea general de Naciones Unidas del 2006, Chávez protagonizó titulares mundiales cuando dijo que Bush era el "diablo" y que dejó olor a "azufre" en el púlpito de oradores tras su discurso ante el organismo.
"Es el mismo imperio, que atropella, que miente. Y esto es una amenaza para nosotros", concluyó el mandatario, principal aliado de la Cuba comunista y quien llegó a romper relaciones diplomáticas con Estados Unidos en el 2007.
Pese a los constantes roces diplomáticos, Venezuela se ha mantenido durante la década de Chávez en el poder como uno de los principales proveedores de petróleo a Estados Unidos, principal socio comercial del país sudamericano.
(Por Enrique Andrés Pretel, editado por Javier Leira)