Hundreds of Argentines march around Congress banging empty pots and yelling slog
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   BUENOS AIRES, 10 May. (Notimérica) -

   "Frente a esta nueva situación internacional, y de manera preventiva, he decidido iniciar conversaciones con el FMI para que nos otorgue una línea de apoyo financiero", decía este martes el presidente de Argentina, Mauricio Macri, en un mensaje grabado que encendió las alarmas de todos los argentinos. ¿Recurrir al Fondo Monetario Internacional? ¿Un nuevo corralito? ¿Otra vez en crisis?

   A pesar de que los días previos ya se habían registrado algunos movimientos y acontecimientos en el país sudamericano que hacían presagiar que el plan económico de Macri podría estar fallando, fue el nombre del Fondo Monetario Interncional (FMI) el que ensombreció a la población. Y es que el FMI no es un organismo muy aceptado en la nación argentina debido al problemático recuerdo de lo que implicó su última actuación en el país, y que está intimamente ligado al famoso 'corralito argentino'.

   Después de una grave crisis de la deuda, una falta de liquidez y la masiva fuga de capitales, a principios de diciembre de 2001 el entonces presidente de Argentina, Fernando de la Rúa, limitó la disposición de efectivo depositado en los bancos por parte de sus titulares e impidió la realización de transferencias desde el extranjero. A esto se le denominó 'corralito'.

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   El caos se adueñó de Argentina --llegando a registrarse varios muertos a causa de las protestas y la represión-- y hasta un año después no pudieron liberalizarse los depósitos retenidos. Sin embargo, fueron las drásticas medidas tomadas tras el fin del 'corralito' y la petición de un rescate al FMI por valor de 10.000 millones de dólares las que provocaron graves afecciones en la economía de los argentinos. No fue hasta 2005 cuando Argentina comenzó a recuperarse al reestructurarse la deuda externa.

   Quizá ese hecho es el que permitió que, después de que la Presidencia de Néstor Kirchner cancelara la deuda en el año 2006 tras tres años de lento crecimiento, también se pudiera acabar con la relación del país y el organismo. Por lo menos hasta la llegada a la Presidencia de Mauricio Macri, quien retomó el diálogo a pesar de que, según 'Llorente&Cuenca', existen estadísticas previas en las que sus propios votantes critican un posible acuerdo con el Fondo. Por ello, y por la cercanía de las elecciones presidenciales, una posible crisis económica en Argentina --no digamos un nuevo 'corralito'-- podría poner fin a la Presidencia del político.

   Pero, ¿qué es lo que ha pasado?

   Hace dos semanas, el peso argentino sufrió una devaluación del 15 por ciento, un hecho que el Gobierno atribuyó al contexto internacional. Desde el mes de diciembre el desplazamiento de divisas a Estados Unidos ha sido continuo. La fortaleza del dólar está generando la caída de las principales divisas latinoamericanas (un 5 por ciento en el caso del peso mexicano; un 4 por ciento en el caso del peso chileno o un 3 por ciento en el caso del real brasileño), pero ninguna ha caído tanto como el peso argetino.

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   El Banco Central de la República Argentina (BCRA) trató de controlar el desplome sacando 5.000 millones de dólares estadounidenses de sus reservas para abastecer el mercado del dólar, al mismo tiempo que decidió ascender la tasa de interés un 40 por ciento para tratar de mitigar la devaluación del peso y promover el ahorro de pesos. Sin embargo, el establecimiento del impuesto a la renta financiera hace dos semanas ha podido significar más de lo previsto, haciendo estallar la situación.

   Este impuesto implica que los extranjeros que compren activos financieros en Argentina estarán sujetos a dicha cuota, como cualquier inversor nacional, pagando el 5 por ciento de las ganancias derivadas de inversiones realizadas en pesos y el 15 por ciento de las utilidades acumuladas en dólares. La decisión, propuesta por la oposición, ha sumado al saco de la desconfianza hacia la economía argentina que Mauricio Macri estaba tratando de volver a poner sobre el tablero del juego internacional.

   De ahí que, además de todo lo relatado, Argentina posea la desventaja de no contar con un apoyo tácito a nivel internacional. A pesar de la emisión de deuda, el escenario internacional preferente para Macri a día de hoy está protagonizado por una Europa ocupada en la gestión de Brexit y un presidente estadounidense centrado en política proteccionistas. El propio presidente aceptaba la situación al decir que "el problema que tenemos es que somos de los países del mundo que más dependemos del financiamiento externo", y ahora este no está.

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   La caída del peso frente al dólar continúa, adquiriendo hasta un 18 por ciento, junto a una subida masiva de los precios --se estima que la inflación puede ascender hasta un 24 por ciento como mínimo-- y una reducción del poder adquisitivo que, ahora, es atribuido a la subida de los tipos de interés en Estados Unidos y al alza del petróleo. Asimismo, los bolsillos de los argentinos se han visto vaciados de manera gradual con la política de Macri en los últimos años.

   Los conocidos como "tarifazos" impuestos sobre los servicios públicos --antes congelados pese a la inflación-- ejercidos con la intención de que se ajuste el gasto público y se consiga reducir la inflación en el país, hacen que a día de hoy casi un tercio del salario de un argentino medio esté dedicado al pago de agua, luz y gas, recoge 'BBC Mundo'. Un panorama con nuevos ajustes para los argentinos, que sin duda serán abruptos de adquirirse una deuda con el FMI, hace que los argentinos se vean nuevamente en una crítica situación por la previsible reducción drástica del déficit fiscal que será necesario.

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   A pesar de que no hay datos oficiales, se estima que la cuantía económica solicitada al FMI ronda los 30.000 millones de dólares, una vía de financiación que, según indicó el ministro de Hacienda argentino, Nicolás Dujovne, es la más barata que existe, pues este organismo "presta a tasas inferiores" a las del mercado. ¿Será suficiente para conseguir superar esta crisis? ¿Será una nueva condena para los argentinos? Lo que está claro es que de registrarse consecuencias importantes a nivel económicos, estas escalarán al nivel social y al nivel político que, presumiblemente, no quedarán acotadas a nivel nacional.

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