Actualizado 10/09/2009 00:34

Disputa electoral en Afganistán, un problema para Obama

Por Peter Graff

KABUL (Reuters/EP) - ¿Puede el presidente Barack Obama pedir a los estadounidenses que envíen a más hijos e hijas a morir en Afganistán para defender a un Gobierno dispuesto a robar una elección?.

Esa es la dura pregunta política que los funcionarios estadounidenses podrían enfrentar en las próximas semanas si el presidente Hamid Karzai sigue ignorando la evidencia de fraude en la elección presidencial de Afganistán el mes pasado.

Un organismo supervisor de la elección mayoritariamente nombrado por Naciones Unidas dijo el martes que encontró "evidencia clara y convincente de fraude" en la votación y ordenó un recuento parcial.

Eso no le impidió a Karzai emitir un comunicado el miércoles elogiando la "honestidad" e "imparcialidad" de los comicios. Los disputados resultados preliminares lo muestran encaminado a ganar en primera vuelta.

Los diplomáticos dicen que la elección no es definitiva hasta que termine el recuento. Los investigadores del presunto fraude podrían transparentar el conteo y obtener un resultado que los afganos acepten como legítimo.

Pero resolver todo esto podría llevar meses. Más allá del resultado, el manto de sospecha que cubrió al proceso ya dañó la imagen de un Gobierno que muchos en Occidente consideran débil y corrupto.

Los datos -algunos de los cuales fueron eliminados de la página web de la comisión electoral sin explicación- mostraron algunas anomalías como pueblos enteros donde Karzai recibió todos los votos emitidos.

La aparente impaciencia de Karzai frente a las dudas y su intento de acelerar el proceso tensionó la relación con el Gobierno estadounidense.

Pero la situación podría empeorar aún más debido a que Obama debe decidir en las próximas semanas si redobla la apuesta, en una riesgosa estrategia que contempla el envío de tropas adicionales a Afganistán.

PEOR MOMENTO

La disputa electoral no podría haberse producido en un peor momento para Obama, que convirtió a Afganistán en su prioridad en política exterior. Su Gobierno ya envió 21.000 soldados adicionales, profundizando una escalada que comenzó a fines del año pasado bajo la administración de su predecesor George W. Bush.

Desde entonces, la guerra se ha vuelto mucho más violenta y el apoyo interno se ha erosionado.

"Será muy difícil justificar el apoyo al resultado de una elección en la cual se han gastado cientos de millones de dólares y soldados de la OTAN han muerto (... si) el fraude decide el resultado y no la voluntad del pueblo", dijo a Reuters el principal rival de Karzai, Abdullah Abdullah.

La relación entre Obama y el Gobierno afgano -que ambas partes reconocieron tuvo un incómodo comienzo a principios de año- ahora parece dirigirse a un descarrilamiento.

El día después de la elección, cuando el encargado de la campaña de Karzai declaró prematuramente una victoria en primera ronda por amplio margen, el enviado de Obama Richard Holbrooke mantuvo una tensa reunión con el presidente, donde lo instó a no anticiparse al resultado.

MOLESTIA

Karzai expresó su irritación ante los medios debido al percibido maltrato de los funcionarios de Obama.

Hablando sobre sí mismo en tercera persona a un diario francés la semana pasada, dijo: "Los estadounidenses atacan a Karzai de modo solapado porque quieren que sea más maleable. Están equivocados. A ellos les conviene (...) que el pueblo de Afganistán respete a su presidente".

Los políticos estadounidenses siempre supieron que este otoño boreal sería un momento clave para la guerra de Afganistán. Con miles de nuevos soldados avanzando sobre áreas controladas por los talibanes, era previsible que el verano fuera un período mortífero para las fuerzas extranjeras.

Se cumplió la previsión: julio fue el mes más mortífero para las tropas estadounidenses hasta que agosto lo superó.

Los sondeos muestran que el público estadounidense está perdiendo la paciencia.

Los miembros demócratas del Congreso se están quejando y la semana pasada, los influyentes columnistas George Will, Nicholas Kristof y Thomas Friedman -que representan a la derecha, izquierda y centro del espectro político estadounidense- se pronunciaron en favor de una salida anticipada de la guerra.

Si el apoyo público a la guerra en Afganistán disminuyó en Estados Unidos, en Europa tocó fondo. Washington depende del respaldo político y de las 40.000 tropas de sus aliados europeos.

E incluso en momentos en que sus socios de la coalición están buscando una salida, Obama previsiblemente está considerando enviar más tropas a Afganistán en vez de traerlas de regreso. Karzai no le ha facilitado la decisión.