Publicado 22/02/2015 16:41

ENFOQUE-¿Es Hugo Cancio el contacto para los negocios estadounidenses en Cuba?

Por David Adams

LA HABANA, 22 feb, 22 Feb. (Reuters/EP) -

- Hugo Cancio cree que él es el nuevo rostro del estilo empresarial estadounidense en Cuba.

El cubano residente en Miami ha dejado su marca en la música promocionando espectáculos cubanos y de otros artistas latinos. Las acciones de su empresa se cotizan en bolsa y unos cuantos inversores declaran que están apostando por él.

Cancio, de 50 años, publica además revistas en La Habana. Las empresas de comunicaciones se asocian con él y empresas de cable, capital privado y estudios de abogados le piden a Cancio su opinión sobre el reciente deshielo en las relaciones entre Estados Unidos y Cuba, que anunció en diciembre el presidente Barack Obama.

Incluso se paseó recientemente con el presentador de la televisión estadounidense Conan O'Brien, quien estuvo en La Habana grabando un programa por estrenarse.

Antonio Zamora, un abogado de Miami que quiere hacer negocios en Cuba, dice que Cancio "está muy adelantado" en términos de conexiones en La Habana.

Pero hay riesgos. Puede que su empresa, Fuego Enterprises Inc, se negocie en el mercado extrabursátil, pero no ha reportado resultados en seis años. La última vez fue a comienzos del 2009, cuando informó de una pérdida y una abrupta baja de ventas.

Además, ha tenido sus altos y bajos con las autoridades cubanas y una disputa legal con la empresa musical fundada por los Beatles.

"Hugo es la mejor jugada que tenemos en Cuba y es también la más especulativa", dijo el mayor inversor en Cancio, Thomas Herzfeld, fundador del fondo mutuo enfocado en la isla Herzfeld Caribbean Basin Fund, que tiene su sede en Miami.

"No es algo que pueda recomendar. No están las finanzas, pero es algo que yo quiero tener", agregó.

Que algunos inversores estén dispuestos a apostar por Cancio pese a sus problemas en el pasado, muestra cuan pocos empresarios estadounidenses tienen líneas de comunicación con las entidades del Gobierno de Cuba.

La credibilidad de Cancio ante los cubanos, dicen sus socios, viene en parte de su explícita oposición al embargo estadounidense impuesto en 1962, así como su profundas raíces con Cuba.

El nivel de acceso de Cancio a los cubanos es impresionante para un estadounidense, dicen sus defensores en La Habana y en las misiones diplomáticas de Cuba en Nueva York y Washington.

"Mantuvo la cabeza en alto en Miami y es por eso que los cubanos lo respetan", dijo Ralph Patino, un abogado cubano americano de 57 años y que ha recaudado fondos para Obama.

Cuba usualmente no comenta sobre las asociaciones de negocios en el país, pero en privado funcionarios reconocen que Cancio goza de un alto grado de confianza.

HOMBRE DE MÚSICA

Cancio nació en el negocio de la música.

Miguel, su padre, fue fundador del grupo Los Zafiros, popular en la década de 1960 en Cuba, cuyo sonido, que tenía influencias del Doo-wop estadounidense, fue censurado.

Cancio fue expulsado del colegio por hacer bromas sobre Fidel Castro. Su madre, una mujer soltera que temía un futuro poco auspicioso para Hugo, llevó a su familia a Miami durante el éxodo de 120.000 personas de 1980 desde el puerto de Mariel.

En Miami, Cancio trabajó en una concesionaria de automóviles para ayudar a su familia mientras estudiaba en la secundaria. A comienzos de la década de 1990, escuchó que Cuba estaba permitiendo las visitas de familiares exiliados y lanzó un negocio de viajes.

Finalmente, realizó su primer viaje de vuelta a La Habana en 1994. Ahí conoció a Fidel Castro en un evento para exiliados. Cancio aprovecho la oportunidad para, entre otras cosas, meterse en el negocio de la música, produciendo una película sobre el grupo de su padre.

AMOR Y ODIO

Apasionado por su patria, Cancio sostuvo una relación complicada con el Gobierno cubano y otros exiliados en Miami. En los años 1990, a medida que emergía como un personaje importante en la comunidad cubano-americana, Cancio abogaba por el fin del embargo estadounidense contra Cuba y por ello fue acusado de ser un comunista.

Pero Cancio difícilmente se rendía. En el 2003 se le prohibió viajar a Cuba por un año tras denunciar una represión contra los disidentes políticos.

Se mantuvo alejado por cinco años. Durante ese tiempo creó Fuego, en un esfuerzo por explotar el auge de la música latina en Estados Unidos.

PROBLEMAS FINANCIEROS

Sus negocios tuvieron problemas. La última vez que Fuego reportó oficialmente resultados financieros, la compañía reveló que en los nueve meses que terminaron en febrero del 2009 sus ingresos fueron apenas 17.477 dólares, una baja del 93 por ciento frente al mismo periodo del año previo. Fuego perdió 113.917 dólares.

En el anterior año fiscal terminado en mayo del 2008, la firma auditora de la compañía, Moore & Associates, dijo que había "duda sustancial" sobre la capacidad de Fuego de sobrevivir. El año previo hubo un comentario similar del auditor Braverman International.

En su presentación anual de resultados financieros de 2008, Fuego informó que tenía un déficit en capital de trabajo, que había incumplido la presentación de impuestos y que se había vencido el plazo para la mayoría de sus cuentas pagables.

Cancio dijo que Fuego era una compañía joven golpeada fuertemente por la recesión. "Cambiamos de velocidad y decidimos alejarnos del negocio de la música y en lugar de ello ocuparnos calmadamente de posicionarnos en Cuba", dijo.

Cancio, quien aparece como presidente, tesorero, secretario y director de la compañía, fue también demandado por Apple Corps Ltd en el 2008, después que adquirió grabaciones de los Beatles. Los abogados de Apple denunciaron que pistas en vivo de 1962 fueron grabadas sin permiso del grupo.

El caso se resolvió extrajudicialmente.

EL DESHIELO

Después que Obama fue elegido en el 2008 y lanzó una nueva apertura con Cuba, Cancio dio a su patria otra oportunidad para negocios.

Fue bienvenido en su retorno, en buena parte debido a su oposición al embargo y por sus esfuerzos de reconciliación entre Miami y La Habana. Promocionó un viaje a Estados Unidos del cantaautor cubano Silvio Rodríguez que incluyó una presentación en el Carnegie Hall en 2010 con entradas agotadas. Un concierto con otra estrella cubana, Pablo Milanés, se cumplió a la perfección pese a unas protestas.

"Me di cuenta en ese entonces", dijo Cancio, "que el momento era perfecto para ambas partes".

En el 2012, sintiendo un cambio en la política hacia la isla, lanzó dos publicaciones ilustradas en La Habana llamadas OnCuba y ArtCuba y una página web. Una tercera publicación, centrada en el mercado inmobiliario emergente, debe salir en abril.

Su negocio Fuego ha evolucionado de diferentes maneras. Es dueño de MAScell, una firma de tarjetas telefónicas prepagadas en Miami que opera en Cuba -y tiene pactos de exclusividad con otras dos empresas telefónicas que quieren hacer negocios en Cuba.

Blackstone, otra firma de tarjetas telefónicas prepagadas con ingresos anuales cercanos a 500 millones de dólares, es una de las compañías que busca la ayuda de Cancio.

"Es difícil saber qué oportunidades están disponibles o qué quiere Cuba", dijo el presidente ejecutivo de Blackstone, Luis Arias. "Pero Hugo está en el terreno y él sabe quién es quien".

EL FUTURO

En el 2011, Fuego reportó en un comunicado de prensa ingresos no auditados por 2 millones de dólares, principalmente debido a exitosos conciertos. No dijo si era rentable. Desde entonces no han habido actualizaciones de ese reporte, aunque Cancio dijo que esperaba que la compañía retorne este año a la rentabilidad.

Las acciones de Fuego tienen un escaso nivel de operaciones, pero subieron con fuerza por la noticia de los acuerdos Washington-La Habana, trepando a máximos de 1,13 dólares desde apenas 10 centavos de dólar en un par de días. Desde entonces han bajado a 93 centavos de acuerdo al cierre del mercado el 18 de febrero.

La empresa dijo en diciembre pasado que planeaba cumplir cabalmente en las próximas semanas los requerimientos de reportar sus finanzas ante el organismo regulador de bolsa SEC. Aún no lo ha hecho.

Mientras, Cancio adopta la visión de largo plazo sobre las relaciones Estados Unidos-Cuba. Considera que pasarán años antes de que los funcionarios cubanos y estadounidenses despejen los obstáculos para hacer seguras las inversiones empresariales.

"Será de manera gradual", dijo, "y Cuba probablemente definirá y seleccionará con quién hacer negocios".