Actualizado 08/12/2014 00:48

A FONDO-Arabia Saudita moviliza al clero y los medios contra el reclutamiento yihadista

* Campaña saudita describe la experiencia yihadista como peligrosa e inútil

* Madres de combatientes en Siria comparten su dolor en TV

* Quienes ayuden a Estado Islámico enfrentan largas penas de cárcel

* Pero reclutamiento se hace más clandestino

Por Angus McDowall

RIAD, 5 nov, 5 Nov. (Reuters/EP) -

- Para Arabia Saudita, la guerra contra el presidente sirio, Bashar al-Assad, es una batalla vital por el futuro de Oriente Medio que debe ser luchada, pero no por sus propios jóvenes.

Alarmada por cómo veteranos yihadistas que volvieron de Afganistán e Irak se unieron a al Qaeda una década atrás, Riad está ahora intentando frenar el reclutamiento de sauditas para causas militantes, pese a que financia y arma a los rebeldes en Siria.

El Gobierno y los clérigos están impulsando su mensaje tanto en los medios como en la mezquita: los sauditas que se unan a grupos radicales como Estado Islámico vivirán una experiencia yihadista que es peligrosa e inútil.

La prensa local ha mostrado como ejemplo el caso de Fahd al-Zaidi, un saudita que dijo fue engañado para unirse a una guerra contra musulmanes suníes en vez de luchar por su libertad.

"Quien osa cuestionar a Estado Islámico es puesto en aislamiento y no puede contactarse con otras personas", dijo Zaidi en declaraciones divulgadas en el diario local Arab News y repetidas por otros medios sauditas.

"Pasamos días y noches preguntándonos cómo dejamos engañarnos por un puñado de estafadores", agregó.

En medio de luchas internas de los grupos rebeldes mayoritariamente suníes, Riad cree que la guerra en Siria debe ser decidida por los propios sirios.

Aquellos sauditas que cambien su lealtad de la familia gobernante Al Saud al califato de Estado Islámico, que lucha para establecerse en Siria e Irak, representan una amenaza para el Gobierno.

Debido a sus experiencias previas, el reino está usando varias herramientas contra el reclutamiento yihadista.

Un decreto real en febrero estableció largas penas de cárcel para quienes partan a luchar en el extranjero, quienes ayuden a otros a hacerlo, o para los que brindan apoyo moral o material a grupos como Estado Islámico y la red de al Qaeda en Siria, el Frente al Nusra. Varias personas ya han sido condenadas.

Los principales clérigos como el Gran Muftí y miembros del Consejo Superior de Ulemas, los órganos religiosos más importantes del reino, han denunciado a los grupos militantes en sermones y fatwas.

Si bien algunos clérigos designados por el Gobierno han descrito a la guerra siria como una yihad, dejaron en claro que es una guerra santa que deben lucharla los sirios, no los sauditas.

No obstante, miles de jóvenes parecen haberse unido a Estado Islámico y otros grupos. Las autoridades dicen que tienen conocimiento sobre 2.500 sauditas luchando en el extranjero, pero admiten que el número podría ser mayor.

A diferencia de conflictos previos, cuando los milicianos no usaban las redes sociales como armas de reclutamiento, los aspirantes a yihadistas ya no necesitan mucho contacto con los facilitadores dentro de Arabia Saudita.

Algunos simplemente volaron a Turquía y se dirigieron a la frontera con Siria o Irak. Otros usaron contactos por internet para obtener un número de celular de alguien que los ayudaría cuando llegaran.

Salman, cuyo hermano siguió la ruta de Turquía para luchar junto a Estado Islámico y el Frente al Nusra en Siria, dijo que había sido reclutado por internet. Pero el hermano, que ahora se encuentra en un programa de desradicalización del Gobierno, se encontró con que las promesas de una yihad no se correspondían con la desagradable realidad.

"Su situación era muy mala. Vio mucha sangre (...) hubo un cambio enorme en él cuando volvió. Se culpaba muchísimo", dijo Salman en una entrevista telefónica organizada por un psicólogo que trabaja con el programa.

Basado en una instalación segura en Riad, el programa usa a clérigos para argumentar en contra de la militancia e implementa clases de arte y deportes donde los psicólogos supervisan el comportamiento de los pacientes.

El programa fomenta las visitas familiares y ha ayudado a pacientes -o "beneficiarios" como los llaman las autoridades- a hallar trabajo e incluso casarse para ayudar a reintegrarlos a la sociedad. Tiene un nivel de reincidencia de aproximadamente uno en 10, dijeron autoridades.

SOLIDARIDAD MUSULMANA

Los sauditas lucharon anteriores yihads, en parte por un sentimiento de solidaridad musulmana internacional que las autoridades alentaron durante décadas como un contrapeso de la ideología secular antimonárquica, dicen analistas.

En la década de 1980, las autoridades y la familia gobernante animaban a los sauditas a unirse a la lucha contra las fuerzas soviéticas que ocupaban Afganistán. Pero muchos clérigos, en particular a nivel local, estaban involucrados en el reclutamiento.

La estricta escuela wahabista del Islam del reino, con su mensaje de intolerancia a los chiíes y los no musulmanes, también habría hecho a los sauditas más abiertos al pensamiento militar.

La invasión a Irak encabezada por Estados Unidos, que derrocó al Gobierno suní de Saddam Hussein en el 2003 y llevó a los chiíes al poder, intensificó la idea entre muchos jóvenes suníes, incluso sauditas, que su rama del Islam enfrentaba la persecución.

"Vi en las noticias que mis hermanos musulmanes necesitaban ayuda, así que pensé 'voy y me uno'", dijo Ayad al-Onazi, quien pasó cuatro años luchando junto a insurgentes iraquíes antes de que su grupo se deshiciera tras una batalla con al Qaeda.

Cuando le dijo a su familia que había llegado a Irak en el 2005, le rogaron que volviera pero, seguro de que hacía lo correcto, se quedó otros cuatro años más.

Hoy, Estado Islámico está contrarrestando la presión sobre sus combatientes para volver a casa. En un reciente video, mostró a un hombre joven identificado como Abu Hajr al-Jazrawi, que estaba a punto de convertirse en un atacante suicida con bomba. Jazrawi intentó decirle a sus padres que estaban equivocados en querer que regresara.

"Oh mi madre y padre, mientras ustedes hablen de regresar, de dejar este camino y no ser engañado por Estado Islámico, y no ser engañado por el Califato, yo solo repetiré las palabras de aquel que dijo: '¡si solo mi pueblo supiera!'", dijo en el video, traducido por SITE Monitoring.

No a todas las familias les disgusta que sus seres queridos se arriesguen a morir. Algunos celebraron públicamente que sus hijos fueran "mártires" una década atrás, dijo Thomas Hegghammer, autor del libro "Yihad en Arabia Saudita" e investigador en el Norwegian Defence Research Establishment.

"Sus amigos publicaban teléfonos para que la gente los llamara y felicitara", comentó.

Esas demostraciones son cosa del pasado, pero no está claro si es porque el comportamiento público ha cambiado o porque los sauditas tienen temor a los servicios de seguridad.

No obstante, la campaña del Gobierno ha empujado a gran parte del reclutamiento a una mayor clandestinidad, haciendo difícil calcular quién se dirige a Siria e Irak y por qué.

"Hay mucha menos visibilidad ahora sobre la comunidad yihadista. No escriben tanto sobre ellos como solían hacerlo. Los activistas en Arabia Saudita se contienen más en internet ahora de lo que lo hacían antes", dijo Hegghammer.

LAZOS FAMILIARES

En agosto, residentes del pequeño pueblo de Tumair, a unos 160 kilómetros al norte de Riad, denunciaron a las autoridades que dos imanes estaban reclutando yihadistas.

Los clérigos, identificados en medios locales como Ali al-Salloum y Hamad al-Rais, fueron detenidos junto a otras seis personas en Tumair bajo sospechas de obrar para enviar gente a Estado Islámico, dijo luego el Ministerio del Interior sin confirmar sus nombres.

Esto mostró que las redes religiosas locales aún pueden ser una amenaza y que la sociedad saudita es cada vez menos tolerante a esas campañas. Pero en una señal de cuán sensible son esos temas, ningún residente de Tumair contactado por Reuters quiso discutir el caso.

Ali al-Afnan, un psicólogo que trabaja con el programa de desradicalización, dijo que los lazos familiares son el centro de la estrategia para evitar que la gente vaya a la guerra o intentar que los que ya partieron regresen.

Lo que las autoridades actualmente temen más, dijo, es la facilidad con que los milicianos pueden usar YouTube y Twitter para alentar a los jóvenes a desplazarse a Siria o Irak. Es un problema que comparten con otros gobiernos árabes, así como con países occidentales que también están intentando desalentar a sus ciudadanos de unirse a la yihad.

Riad ayudó a madres de combatientes en Siria a compartir su dolor en la televisión. En febrero, una mujer que se hacía llamar "Umm Mohammed" o "madre de Mohammed" apareció en un popular programa para criticar duramente a predicadores que convencieron a su hijo de 17 años para irse a Siria.

El conductor del programa, Dawood Al Shirian, dijo a Reuters que el Gobierno había sido muy receptivo en sus intentos por hablar con esas personas y que el hijo, Misfer, finalmente regresó a casa tras ver las súplicas de su madre.

Misfer apareció luego en el programa y dijo que había decidido unirse a la yihad tras escuchar sermones por internet de un influyente predicador sirio, informó el canal de noticias saudita al-Arabiya en ese momento.

Misfer viajó a Turquía solo y pagó a un contrabandista para que lo ayudara a cruzar la frontera, pero se desilusionó más adelante porque algunos de los rebeldes en su grupo bebían alcohol, explicó.