Actualizado 15/08/2009 00:11

Hiperinflación de América Latina, lección para la Fed

Por Pedro Nicolaci da Costa

MEXICO DF (Reuters/EP) - En momentos que la Reserva Federal estadounidense evalúa una salida para sus medidas inusuales de rescate financiero, la experiencia de América Latina con la hiperinflación en la década de 1980 podría guardar valiosas lecciones que aprender.

La más importante quizás sea: el hecho de que la economía no esté funcionando al pleno de su capacidad no implica que las presiones inflacionarias no puedan surgir.

"Si hay algo que debería ser aprendido de la experiencia de América Latina es que la idea de que la inflación no se acelerará si la economía está en recesión es simplemente errada", dijo Carlos Vegh, un profesor de economía de la Universidad de Maryland.

Con frecuencia, los funcionarios de la Reserva Federal aluden a una creciente "brecha en la producción" -la diferencia entre la capacidad productiva de la economía y el ritmo actual de su actividad- como la base de su visión optimista sobre la inflación.

Pero algunos analistas dicen que dicha holgura económica sólo es un indicador útil en un ambiente monetario estable. Un declive continuo del dólar, que ha estado a la baja desde marzo, podría hacer que la idea de inflación controlada de la Fed no sea muy sólida.

"Si el valor del dólar continua bajo presión, el argumento de la brecha de producción no será muy útil, y habrá una situación muy similar a la que hubo en América Latina", dijo Enrique Alvarez, estratega de mercados emergentes con IDEAglobal en Nueva York.

Después de una reunión de dos días esta semana, los funcionarios de la Fed se acercaron un poco a una estrategia de salida de sus programas de préstamo masivo al señalar que permitirán que su plan de compra de bonos culmine sin ampliaciones en su monto total.

Pero esto llega sólo después de un incremento significativo en los temores inflacionarios de muchos inversionistas, que temen que todo el nuevo dinero que circula alrededor del sistema pueda provocar un alza en los precios.

BALANCE INFLADO

Con los créditos de la Fed al sistema bancario, conocidos como su hoja de balance, aún operando cerca de 2 billones de dólares -bastante por encima de los casi 850.000 millones de dólares vistos antes de la crisis y con una composición de activos mucho más riesgosa-, dichos temores tienen cierta base.

De hecho, la crisis financiera y los consecuentes rescates bancarios respaldados por el banco central estadounidense han empañado su sólida reputación como luchador contra la inflación.

El programa de compras de bonos de la Fed, a través del cual el banco central se comprometió a comprar 300.0000 millones de dólares en deuda del Gobierno, ha creado la impresión de una "monetarización" de la deuda -imprimiendo dinero para ayudar al tesoro a financiar su déficit presupuestario récord de 1,84 billones de dólares.

Esto, en retrospectiva, fue una error clave en países como Argentina, Brasil y México en la década de 1980, provocando crisis en sus monedas y altísimos índices de inflación que resultaron sumamente difícil de controlar.

En Brasil, la inflación al consumidor llegó a un increíble 1.000 por ciento anual a principios de 1990.

El presidente de la Fed, Ben Bernanke, es muy consciente de esta peligrosa pendiente, lo que podría explicar por qué decidió frenar la compra de bonos de la Fed.

En el 2005, el presidente de la Reserva Federal, que entonces era miembro de la Junta de Gobernadores del banco central, dio un discurso alabando a América Latina por sus éxitos en domar la bestia inflacionaria.

Curiosamente, su descripción de los errores de los líderes del pasado tiene un parecido con las políticas que ha adoptado como encargado de las políticas monetarias de Estados Unidos.

"A menudo los Gobiernos introdujeron agresivos nuevos programas de gastos que no pudieron ser financiados a través de impuestos o deuda", dijo Bernanke entonces.

"Los programas fueron financiados -con o sin la voluntad de cooperación de los bancos centrales- mediante la impresión de nuevo dinero", agregó.

Eso es exactamente lo que Bernanke está haciendo según Michael Pento, economista de Delta Global Advisors en Huntington Beach, California. Pento señaló, además, la continua caída en el dólar, que desde marzo se ha devaluado en un 12 por ciento frente a una canasta de monedas.

"Nuestros esfuerzos para reiniciar el mercado inmobiliario han sido a costa de la depreciación de la moneda", dijo Pento.

CREDIBILIDAD

Pero este no sería el caso en Estados Unidos, argumentan los conservadores en cuanto a políticas monetarios, que defendieron a Bernanke por regresar a la economía del borde del abismo y evitar lo que parecía un inminente colapso en el sistema financiero a finales del año pasado.

Hasta ahora la inflación se ha mantenido controlada. Los precios al consumidor se mantuvieron sin cambios en julio frente al mes anterior. Excluyendo los volátiles costos de energía y alimentos, los precios subieron tan sólo un 0,1 por ciento mensual, mientras que el base anual avanzaron tan sólo 1,5 por ciento, su menor alza en más de cinco años.

Los analistas dijeron también que la economía estadounidense, que es más diversa, podría absorber los problemas con mayor facilidad que América Latina.

"Tuvimos problemas estructurales básicos en América Latina como la elevada dependencia en los ingresos por impuestos de una sola exportación, como el petróleo en el caso de México", dijo Alejandro Villagomez del centro de expertos CIDE en Ciudad de México. "Por eso nuestra deuda fue insostenible", explicó.

La Fed de Bernanke cuenta con otro atributo a su favor del cual carecían sus contrapartes de América Latina: credibilidad.

Ganada en gran parte durante la política de tasas sumamente altas del ex jefe de la Reserva Federal Paul Volcker, la sola idea de que los encargados de las políticas del banco apretarán las riendas cuando llegue el momento adecuado puede ayudar a controlar la inflación.

Resta por ver si esa sola idea puede soportar el creciente balance de la Reserva Federal.