Actualizado 30/01/2006 19:55

Iberoamérica.- Microempresarios de Bolivia, Perú y Colombia reclaman el uso de la coca para productos de uso cotidiano

Apoyan la propuesta de Evo Morales, que promete "catapultar" el mercado legal de la planta y poner fin al narcotráfico


MADRID, 30 Ene. (EUROPA PRESS) -

Una coalición de pequeños empresarios de Bolivia, Perú y Colombia dedicados en sus negocios a la utilización de la hoja de coca para fabricar productos de uso cotidiano como medicinas, gaseosas, jabones, chicles y otros, han realizado una petición pública para defender el uso "legal" de esta planta y apoyar la promesa realizada por el nuevo presidente boliviano Evo Morales, que ha mostrado su intención de "catapultar" el mercado lícito de esta planta.

Según recoge la publicación 'Terramérica', estos pequeños emprendedores del aún incipiente y artesanal mercado legal de la coca, --satanizada por ser materia prima de la cocaína--, se habían resignado durante años a vender sus productos sólo en el ámbito local.

Ahora, están empeñados en poder exportarlos y desarrollar la deprimida economía campesina andina si prospera el controvertido proyecto de despenalización internacional de la coca de Evo Morales, indígena aymara de 46 años que acaba de asumir la presidencia de Bolivia. Entre los pequeños productores persiste el optimismo.

"Debemos convencer al mundo de que la coca no es cocaína y con Morales vamos a lograrlo", señaló David Curtidor, miembro de la reserva indígena 'nasa' del sur de Colombia que fabrica Coca Sek, una gaseosa amarilla y dulzona cuya fórmula incluye los alcaloides de la hoja de coca.

"Nuestra gaseosa no es una droga, es ligeramente estimulante como un café, pero es mucho más saludable, por los minerales y vitaminas que contiene la coca", explicó Curtidor vía telefónica desde el remoto poblado de Inzá, en las montañas del departamento colombiano del Cauca.

Desde su lanzamiento con gran despliegue publicitario en diciembre, los indígenas han producido unas 50.000 botellas del refresco, que se vende a 0,70 dólares por unidad (0,57 euros), y creen que tendría un excelente desarrollo en el mercado internacional.

La hoja de coca (Erythroxylon coca), que según estudios médicos tiene propiedades nutritivas comparables a las de la leche y la carne, es masticada con fines terapéuticos y religiosos por los indígenas andinos hace miles de años y su uso tradicional es legal en la zona.

Sin embargo, la hoja de cocaína sigue figurando desde la década de los 60 en una lista de sustancias prohibidas de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) que limita severamente su comercio internacional, mientras su cultivo alimenta el multimillonario negocio ilícito del narcotráfico.

PROMESA PRESIDENCIAL

El nuevo presidente de Bolivia busca ahora expandir el área de cultivos legales de coca en Bolivia, fijada en 12.000 hectáreas, que son insuficientes para abastecer la demanda local, según los cultivadores. Se calcula que las otras 14.000 hectáreas (de un total anual de 26.000) van a parar a manos de los narcotraficantes.

Aunque Morales se apresuró a aclarar que su propuesta "es no cero coca, pero sí cero narcotráfico", analistas estadounidenses partidarios de la coca legal califican su iniciativa como una "bofetada a la política antidrogas" de la administración de George Bush y auguran una fuerte colisión entre ambos gobiernos.

"La hora del mercado legal de la coca ya llegó, y sí es una alternativa porque no hay otros productos agrícolas que tengan salida al exterior", explicó a esta publicación Bruce Bagley, experto en narcotráfico de la Universidad de Miami.

"Sin embargo, estamos frente a un Gobierno muy conservador en Estados Unidos, que no se plantea innovar su política antidrogas, y no creo que vaya a tolerar el desafío de Morales y de los pequeños empresarios latinoamericanos", señaló.

Estos pequeños productores, castigados durante años por fallidos programas de desarrollo agrícola alternativo auspiciados por Estados Unidos, creen que la propuesta boliviana podría tener un efecto dominó positivo en Los Andes que beneficiaría a todos. "Cada kilogramo de hoja de coca que sale al mercado legal es uno menos para los narcotraficantes", consideró Curtidor.

Esa es la apuesta de la Empresa Nacional de la Coca (Enaco), que monopoliza la comercialización de la planta en Perú, donde el consumo tradicional absorbe sólo 9.000 de las 110.000 toneladas que se cultivan cada año.

Los productores de las conocidas 'cocalletas' o de otro producto popular como la bebida energética 'Vortex', deben adquirir la hoja de coca en Enaco, que la revende tras comprarla a los cultivadores. Este año, la empresa, que también fabrica y exporta, comprará la cifra récord de 5.000 toneladas a los campesinos.

Según la presidenta de Enaco, Lida Marín, sus productos son muy apreciados en el exterior y en pocas semanas comenzarán a exportar por primera vez a Sudáfrica 153.000 sobres de té de coca, por un total de 85.000 dólares (70.340 euros).

Marín añadió que Enaco también exporta a Japón y Bélgica unos 300 gramos anuales de clorhidrato de cocaína con fines medicinales, pero la precariedad de la producción, a veces experimental y esporádica, condena al fracaso a muchos fabricantes artesanales y también a empresas medianas, como la compañía peruana con sede en Lima Kokka Royal Food, productora con capital español de la publicitada bebida K-Drink, que debió cerrar puertas a mediados de 2005.

A lo largo y ancho de Los Andes se registra un constante aumento de los cultivos ilícitos, incluso en Colombia, el mayor exportador global de cocaína. Según el Departamento de Estado estadounidense, los cultivos colombianos no se redujeron en 2004, pese a la agresiva fumigación aérea.