Por Axel Bugge
LISBOA, 21 jul, 21 Jul. (Reuters/EP) -
- El presidente de Portugal advirtió el lunes que las consecuencias de los problemas financieros de la familia fundadora de Banco Espírito Santo (BES) podrían afectar a la economía en general.
Por su parte, el banco dijo que contrataría un asesor financiero especial para ayudar a reforzar su estructura de capital.
El presidente Aníbal Cavaco Silva es el primer político de alto perfil que advierte sobre un posible impacto económico de la crisis de Espírito Santo, después de que la familia solicitó el viernes una protección contra acreedores para una de sus principales compañías controladoras.
La semana pasada, Rioforte -otra de las compañías de la familia- no pudo pagar unos 1.000 millones de dólares en deuda a Portugal Telecom (PT), lo que obligó al grupo de telecomunicaciones a reducir su participación en la firma resultante de su fusión con la brasileña Grupo Oi.
"Si algunos ciudadanos e inversores sufren pérdidas significativas (derivadas del grupo Espírito Santo) podrían postergar decisiones de inversión, o algunos de ellos podrían encontrarse en grandes dificultades", dijo Cavaco Silva en declaraciones hechas durante una visita a Corea del Sur que fueron transmitidas por la televisión local.
"No podemos ignorar que habrá algún tipo de impacto sobre la economía real", agregó.
Portugal, que en mayo emergió de un rescate de la Unión Europea y el Fondo Monetario Internacional que tuvo que recibir durante la crisis de deuda de la zona euro, espera que su economía crezca un 1 por ciento este año, lo que marcaría el primer año de crecimiento desde el 2011.
BES, el mayor banco de Portugal, está bajo escrutinio de los inversores y reguladores tras conocerse irregularidades financieras en Espirito Santo International (ESI), que pidió protección contra acreedores el viernes en Luxemburgo.
ESI es propietaria indirecta de un 49 por ciento de la empresa que posee la participación de la familia Espírito Santo en BES.
Los problemas han sacudido a los mercados financieros fuera de Portugal, aunque los bonos soberanos, que inicialmente acusaron el golpe, se han mantenido estables.