Publicado 16/12/2013 17:16

Presidenta electa Bachelet, bajo presión para audaces reformas en Chile

Por Antonio De la Jara y Anthony Esposito

SANTIAGO, 16 dic, 16 Dic. (Reuters/EP) -

- Los festejos por su aplastante triunfo acabaron y la presidenta electa de Chile, Michelle Bachelet, ahora deberá concentrarse en cumplir sus ambiciosas promesas de reforma sin un firme control del Congreso y con una estrechez fiscal y económica que podría arruinar su luna de miel con los electores.

Bachelet -que gobernó Chile del 2006 al 2010- fue elegida con un 62,1 por ciento de los votos en la segunda vuelta del domingo, el mayor porcentaje logrado por un candidato desde el fin de la dictadura de Augusto Pinochet en 1990.

La médica de 62 años quiere pasar a la historia como la presidenta que corrigió las tremendas desigualdades sociales en el mayor exportador de cobre del mundo. ¿Cómo? Mejorando la educación pública con un aumento de impuestos corporativos y reformando la Constitución heredada de la dictadura.

Pero para eso va a tener que sacar toda la habilidad negociadora que ganó al frente de ONU Mujeres.

"¡Si estoy aquí, si hemos llegado hasta aquí no ha sido porque queramos hacer las cosas fáciles! ¡Es precisamente porque sabemos que es difícil!", dijo Bachelet ante miles de partidarios tras el triunfo.

Bachelet fue votada por muchos chilenos descontentos con las políticas sociales del presidente Sebastián Piñera, un multimillonario conservador. Y su promesa electoral es cambiar el rostro de una de las naciones más estables de América Latina pero con una abismal brecha entre ricos y pobres.

"Ella va a tener que trabajar con mucha rapidez y audacia para dar señales y resultados con relativa rapidez", dijo Carlos Huneeus, director del centro de estudios CERC.

Bachelet prometió lanzar un paquete de 50 medidas en los primeros 100 días de su Gobierno, que arranca el 11 de marzo, una especie de hoja de ruta que será seguida muy de cerca por los chilenos.

RESPONSABILIDAD FISCAL

Bachelet asumirá Chile con una actividad económica en desaceleración y sus asesores lo saben.

El Banco Central redujo su proyección de crecimiento de la economía a entre un 3,75 y 4,75 por ciento en el 2014, mientras que el presupuesto fiscal podrá aumentar un 3,9 por ciento, el más bajo de los últimos cuatro años. Eso significa que Bachelet tendrá más desafíos y menos dinero para cambiar Chile.

"Lo más probable es que Bachelet use las condiciones económicas más desfavorables para tratar de bajar las expectativas y mantener la disciplina fiscal", dijo Patricio Navia, un analista político y profesor de la Universidad de Nueva York.

"Bachelet ha prometido muchas cosas, pero todo en un contexto de responsabilidad fiscal. Bachelet no va a abandonar el sendero de la responsabilidad fiscal que Chile ha mantenido durante los últimos 24 años", agregó.

Para evitar poner más presión sobre la economía, Bachelet intentará financiar su reforma de la educación con un alza de impuestos a las empresas y la eliminación de algunos beneficios corporativos. Según sus cálculos, puede recaudar unos 8.200 millones de dólares de esa forma.

Los empresarios chilenos ya han manifestado su apoyo y disposición a desembolsar más en impuestos.

La educación es un tema sensible en Chile y nadie lo sabe mejor que Piñera. La popularidad del presidente conservador fue erosionada por violentas protestas de estudiantes de secundaria y universidad para exigir una mejora en la calidad de la pobre educación pública chilena.

El malestar podría desestabilizar también a Bachelet.

"Señora presidenta, nosotros nos encargaremos de hacerle difícil la cosa", dijo un mensaje colgado en una página del Ministerio de Educación que fue hackeada por un grupo anónimo.

"El próximo año será una etapa de movilizaciones. ¡Ya basta! Necesitamos un cambio ahora!", agregó.

La buena noticia para Bachelet es que tendría los votos necesarios en el Congreso a fin de aprobar la reforma tributaria para financiar la mejora del sistema educativo, que busca ampliar la gratuidad.

FUTURAS ALIANZAS

Más complicada será en cambio una reforma de la Constitución para cambiar un sistema electoral diseñado durante la dictadura, que obstaculiza la obtención de una mayoría representativa en el Congreso y hace difícil gobernar.

Para poder cambiar la Constitución, Bachelet y sus aliados necesitarían el apoyo de dos tercios, mientras que los cambios al sistema electoral que propone requieren de tres quintos en el parlamento. Y como no lo tienen, deberán negociar con la derecha.

"Ciertas políticas necesitan un acuerdo con la oposición y ahí puede haber más tensiones y conflictos de lo que los resultados electorales están planteando", dijo Huneeus.

Bachelet y su amplia coalición que incluye desde comunistas a democratacristianos cuentan con 68 de los 120 diputados y 21 de los 38 senadores, lo que significa que tendrá que recurrir a votos de legisladores independientes y conservadores.

"Tienen 21 votos en el Senado y necesita 25 para hacer los cambios más profundos. Tenemos posibilidades de asociarnos con algunos parlamentarios independientes y la derecha no puede seguir sin oír lo que la ciudadanía quiere", dijo José Antonio Gómez, presidente del partido Radical que apoya a Bachelet.

Analistas y miembros de la futura coalición de gobierno dicen que Bachelet aprendió la lección en su primer mandato y sabrá tener cintura para evitar que sus reformas clave queden estancadas en el Congreso.

Y eso se reflejaría en la elección de un equipo ministerial con capacidad técnica y habilidad política para tender puentes con el Congreso y los movimientos ciudadanos y sindicales para evitar estallidos sociales si es que las promesas demoran en llegar.

Bachelet, advierten los analistas, tendrá que saber escuchar y negociar.

"Hay diferencias, por ejemplo, en cómo llevar adelante reformas constitucionales", dijo Pablo Salvat, profesor de ciencias políticas de la Universidad Alberto Hurtado.

Con todos esos desafíos sobre la mesa, Bachelet tomará unas breves vacaciones para reflexionar sobre sus desafíos y diseñar su futuro gabinete, porque, como dijo ella, "la implementación de esas decisiones es clave para no cometer errores".