MANILA, 18 nov, 18 Nov. (Reuters/EP) -
- Naciones Unidas expresó temor el lunes a que algunas islas de Filipinas golpeadas por un tifón gigante no hayan sido alcanzadas 10 días después del desastre y el presidente Benigno Aquino dijo que la escala del sufrimiento lo había "tentado a desesperarse".
Las autoridades estiman que más de 3.900 personas murieron cuando el tifón Haiyan, uno de los más grandes del que hay registro, tocó tierra en el centro de Filipinas y el mar subió a tierra.
Las autoridades filipinas, los militares estadounidenses y las agencias internacionales se enfrentan a una creciente crisis humanitaria, con el número de personas desplazadas por la catástrofe estimado en cuatro millones, frente a los 900.000 de la semana pasada.
Bernard Kerblat, representante para Filipinas del Alto Comisionado de la ONU para los Refugiados, dijo que la agencia todavía se enfrenta a problemas de coordinación y dificultades.
"En este momento, personalmente, no estoy tan seguro de que hayamos llegado a cada porción del territorio donde las personas están en necesidad de ayuda", dijo Kerblat.
"Y de hecho, no me sorprendería que aún podrían haber, mientras habló con usted en el día 11 de este desastre, islas muy aisladas", agregó.
Orla Fagan, portavoz de la Oficina de la ONU para la Coordinación de Asuntos Humanitarios, dijo que obtener suministros de ayuda era una "pesadilla logística".
"El tamaño, la cantidad de personas que han sido afectadas por esto, es enorme, entre 10 y 12,9 millones de personas tienen que recibir ayuda para recuperarse de esto. Esto es absolutamente enorme. Es como tomar a toda Bélgica y tratar de ayudarla", explicó.
Aquino visitó la ciudad de Palo, justo al sur de la ciudad más afectada Tacloban, donde los ingenieros han rescatado generadores desde un parque inundado para iluminar las calles y el ayuntamiento nuevo.
"Uno se siente tentado a desesperarse, pero el momento en que caiga en la desesperación, entonces esta descenderá y todos se verán obstaculizados en sus esfuerzos", dijo.