Actualizado 22/09/2009 20:08

Reprimen a seguidores de Zelaya en crisis Honduras

Por Gustavo Palencia y Edgard Garrido

TEGUCIGALPA (Reuters/EP) - Fuerzas de seguridad hondureñas chocaron el martes con cientos de seguidores del derrocado presidente Manuel Zelaya que desafiaron un toque de queda frente a la embajada de Brasil, donde el líder se refugió tras escabullirse en el país para intentar volver al poder.

Policía y militares dispersaron con gases lacrimógenos y carros lanza agua a los manifestantes, que se defendieron con piedras en una batalla campal que dejó decenas de heridos y varios detenidos.

Las fuerzas de seguridad se habían desplegado a la madrugada alrededor de la sede diplomática a donde Zelaya llegó el lunes por sorpresa, agudizando la peor crisis política en América Central en décadas.

Luego de ser dispersados en la embajada, seguidores del derrocado mandatario comenzaron a congregarse en otros puntos de Tegucigalpa pese al toque de queda dictado por el Gobierno de facto hasta la noche del martes por temor a una ola de violencia.

En Nueva York, el presidente brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva, dijo que espera que las autoridades de facto respeten la inviolabilidad de la sede diplomática de su país, al tiempo que aseguró que garantizará el derecho de Zelaya a refugiarse en la sede diplomática.

"Están atacando la embajada de Brasil, con sonidos estridentes para enloquecer a la gente que está aquí, están atacando con bombas la embajada de Brasil", dijo Zelaya en declaraciones a Telesur.

Con apoyo de los sectores políticos más conservadores, el Congreso y la justicia, militares derrocaron a punta de pistola a Zelaya a fines de junio y lo expulsaron a Costa Rica por supuestamente violar la Constitución para tratar de allanar el camino a la elección presidencial.

El presidente de facto, Roberto Micheletti, aseguró que la policía arrestará al líder derrocado si abandona la embajada brasileña por la supuesta violación a la Constitución y una serie de acusaciones de corrupción.

"Vine pacíficamente y desarmado, como usted lo ha visto, y hemos sido recibidos prácticamente a balazos, los he invitado al diálogo y nos contestan con metralletas, nos contestan tirando gas a la embajada para dispersar al pueblo, afectando, hiriendo con disparos", agregó.

La Organización de Estados Americanos condenó en un comunicado los hechos de violencia y volvió a llamar al diálogo.

CALLEJON SIN SALIDA

El Gobierno de facto pidió a Brasil que entregara al derrocado presidente para su arresto o le dieran asilo diplomático para que abandone el país. También advirtió que culparía al país sudamericano de cualquier hecho de violencia dentro y fuera de la sede diplomática.

Desde el lunes, las autoridades interinas declararon un toque de queda hasta el martes por la tarde y cerraron los cuatro aeropuertos comerciales de la empobrecida nación.

Pero, Zelaya convocó el lunes por la noche a sus seguidores a la embajada de Brasil para protestar y pidió a las Fuerzas Armadas que no ataquen al pueblo.

En la embajada de Brasil no había electricidad, aunque en otras partes de Tegucigalpa el servicio eléctrico funcionaba con normalidad.

Durante los enfrentamientos, dos bombas lacrimógenas cayeron dentro de la sede diplomática, según un testigo de Reuters.

El portavoz de Hospital Escuela, Octavio Alvarenga, dijo a Reuters: "hemos atendido 20 heridos con fracturas en brazos, piernas, contusiones y lesiones en el cráneo, ninguno está herido de gravedad".

Un portavoz de la policía agregó que hay varios detenidos, pero no precisó la cantidad. Dijo que continúan los operativos para dispersar focos de manifestantes que hay en algunas zonas de la ciudad en apoyo a Zelaya.

El líder político, que crispó a la clase política conservadora con su acercamiento al presidente de Venezuela, Hugo Chávez, había intentado desde su derrocamiento volver a su país a través de negociaciones diplomáticas que naufragaron, incluso cruzando brevemente la frontera desde Nicaragua.

LLAMAN AL DIALOGO

Washington alertó sobre las pasiones inflamadas en Honduras, un aliado de Washington en los conflictos en Centroamérica durante la Guerra Fría, y pidió a las partes esforzarse para llegar a un acuerdo.

En otro llamado a evitar la violencia, el secretario general de la OEA propuso retomar el diálogo.

"No caben muchas alternativas sino entrar en una negociación", dijo José Miguel Insulza a una radio chilena.

"Ojalá, para evitar que la tensión cunda, se pueda conversar más claramente sobre la aprobación del acuerdo de San José, la propuesta del presidente (costarricense Oscar) Arias", agregó.

Pero, Micheletti aseguró que no renovará las conversaciones presididas por Arias, que apuntaban a permitir el regreso de Zelaya al poder hasta entregar el poder en enero, y dejó claro que el presidente costarricense ya "no tiene que hacer absolutamente nada en este conflicto".

El derrocamiento de Zelaya fue condenado por el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, la Unión Europea, y los gobiernos de Latinoamérica, que prometieron desconocer al Gobierno que surja de las elecciones presidenciales convocadas en Honduras para noviembre.

Según analistas, un eventual arresto de Zelaya podría llevar a un mayor aislamiento del país, que ha sido marginado por la comunidad internacional y por organismos multilaterales, que recortaron ayuda financiera clave para el segundo país más pobre del continente.

Honduras es un importante exportador de café, pero hasta el momento sus exportaciones del grano no han sido afectadas por la crisis política.