Actualizado 23/09/2009 01:44

Reprimen a seguidores de Zelaya en Honduras

Por Gustavo Palencia y Edgard Garrido

TEGUCIGALPA (Reuters/EP) - Fuerzas de seguridad hondureñas chocaron el martes con cientos de seguidores del derrocado presidente Manuel Zelaya que desafiaron un toque de queda frente a la embajada de Brasil, donde el líder se refugió tras escabullirse en el país para intentar volver al poder.

Policía y militares dispersaron con gases lacrimógenos, carros lanza agua y una antena que emitía un sonido ensordecedor a los manifestantes, que se defendieron con piedras en una batalla campal que dejó decenas de heridos y detenidos.

Cientos de miembros de las fuerzas de seguridad se habían desplegado a la madrugada alrededor de la sede diplomática a donde Zelaya llegó el lunes por sorpresa, agudizando la peor crisis política en América Central en décadas.

Brasil aseguró que no tolerará acciones contra su representación en Tegucigalpa y adelantó que estudia pedir la convocatoria del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas. Washington también urgió a respetar la inmunidad de la delegación diplomática.

El Gobierno de facto, que decidió extender el toque de queda hasta el miércoles por la mañana, respondió afirmando que Zelaya puede quedarse a vivir en la embajada si quiere.

"El régimen golpista está desfiando al mundo; la comunidad internacional quiere una salida negociada, pacífica, pero aquí lo que hay como respuesta es violencia, represión contra el pueblo", afirmó Zelaya a la radio local Globo.

Luego de ser dispersados en la embajada, seguidores del derrocado mandatario se congregaron en otros puntos de la capital pese al toque de queda dictado por el Gobierno de facto por temor a una ola de violencia.

En Nueva York, el presidente brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva, dijo que espera que se respete la inviolabilidad de la sede diplomática de su país, al tiempo que aseguró que garantizará el derecho de Zelaya a refugiarse en ella.

Con apoyo de los sectores políticos más conservadores, el Congreso y la justicia, militares derrocaron a punta de pistola a Zelaya a fines de junio y lo expulsaron a Costa Rica por supuestamente violar la Constitución para tratar de allanar el camino a la elección presidencial.

El presidente de facto, Roberto Micheletti, aseguró que la policía arrestará al líder derrocado si abandona la embajada brasileña por la supuesta violación a la Constitución y una serie de acusaciones de corrupción.

Pero, en una entrevista con Reuters, desechó un asaltó a la representación diplomática.

"Nosotros vamos a ser respetuosos a lo que mandan las leyes nacionales e internacionales, si él (Zelaya) quiere quedarse viviendo allí unos 5 o 10 años, nosotros no tenemos ningún inconveniente en que viva allí", aseguró.

CALLEJON SIN SALIDA

El Gobierno de facto pidió a Brasil que entregara al derrocado presidente para su arresto o le dieran asilo diplomático para que abandone el país. También advirtió que culparía al país sudamericano de cualquier hecho de violencia dentro y fuera de la sede diplomática.

"Brasil está garantizando que él (por Zelaya) permanezca allí, lo cual es un derecho internacional y no esperamos que los líderes golpistas toquen la embajada brasileña. Los esperamos para negociar", dijo Lula, quien está en Nueva York para asistir a la Asamblea General de las Naciones Unidas.

Además del toque de queda que comenzó el lunes, el Gobierno de facto cerró los cuatro aeropuertos comerciales del país.

Un fotógrafo de Reuters dentro de la sede diplomática dijo que había agua y electricidad en el edificio, donde se agolpaban unas 150 personas, la mayoría seguidores de Zelaya. Pero no era clara la situación sobre las reservas de alimentos.

Durante los enfrentamientos, dos bombas lacrimógenas cayeron dentro de la sede diplomática, según un testigo de Reuters.

El portavoz de Hospital Escuela, Octavio Alvarenga, dijo a Reuters: "hemos atendido 20 heridos con fracturas en brazos, piernas, contusiones y lesiones en el cráneo".

Un vocero de la policía agregó que hay varios detenidos, pero no precisó la cantidad.

Pero, Berta Oliva, presidenta del Comité de Familiares de Detenidos Desaparecidos de Honduras, afirmó a periodistas que hay mas de 150 detenidos en el centro deportivo Villa Olímpica en Tegucigalpa.

"En otros centros policiales hay más detenidos. Los detenidos en Honduras son mucho mas que 200 (...) Están deteniendo a jóvenes y mujeres al estilo nazi. Es muy alarmante", resaltó.

Zelaya, que crispó a la clase política conservadora con su acercamiento al presidente de Venezuela, Hugo Chávez, había intentado desde su derrocamiento volver a su país a través de negociaciones diplomáticas que naufragaron, incluso cruzando brevemente la frontera desde Nicaragua.

LLAMAN AL DIALOGO

En Washington, el Departamento de Estado instó a los hondureños a evitar acciones que termien en violencia.

"Estados Unidos llama a todas las partes a permanecer en calma, y evitar acciones que puedan provocar violencia en Honduras y que puedan dañar a las personas o ponerlas en riesgo", dijo el portavoz del organismo Ian Kelly.

La OEA aún propone reflotar una propuesta impulsada por el presidente costarricense, Oscar Arias, para que Zelaya vuelva al poder y finalice su mandato hasta enero, pero que fue rechazada de plano por Micheletti.

"Es una propuesta para retornar a la democracia y que el presidente legítimo vuelva a su cargo (...) Es una propuesta equilibrada y unificadora, en torno a ella queremos discutir nosotros", ratificó el secretario general de la OEA, Miguel Insulza, en una conferencia de prensa en Nueva York.

Por su lado, la canciller durante el gobierno de Zelaya, Patricia Rodas, dijo, sin dar detalles, que se está "trabajando para crear nuevas alternativas" de diálogo.

El derrocamiento de Zelaya fue condenado por el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, la Unión Europea, y los gobiernos de Latinoamérica, que prometieron desconocer al Gobierno que surja de las elecciones presidenciales convocadas en Honduras para noviembre.

Según analistas, un eventual arresto de Zelaya podría llevar a un mayor aislamiento del país, que ha sido marginado por la comunidad internacional y por organismos multilaterales, que recortaron ayuda financiera clave para el segundo país más pobre del continente.