Actualizado 19/07/2008 08:22

Ecuador.- La Asamblea de Ecuador cierra el debate de reforma Constitución con polémica

QUITO, 19 Jul. (Reuters/EP) -

La Asamblea Constituyente de Ecuador aprobó ayer la nueva carta magna que afianza el poder del presidente Rafael Correa, pero todavía mantiene diferencias en temas relacionados con la religión y la integración del denominado "congresillo".

En un tiempo récord debatió y aprobó casi 500 artículos constitucionales, que deberán ser ratificados por los 130 asambleístas en una sesión plenaria prevista para el 24 de julio y por los ecuatorianos en las urnas a finales de septiembre.

La ratificación del articulado es un nuevo paso en el plan de Correa, en el cargo desde enero de 2007, para llevar al país al socialismo como una forma eficaz de combatir la pobreza.

"Es una Constitución de largo plazo, es una Constitución de grandes objetivos, muy ambiciosa y si tiene defectos (...) serán fácilmente corregibles", dijo el presidente de la Asamblea, Fernando Cordero, en una entrevista con Reuters horas antes de concluir el debate.

Los asambleístas no lograron un acuerdo sobre la invocación a Dios en las disposiciones transitorias de la nueva Constitución, lo que despertó un debate en un país mayoritariamente católico.

El tema, incluso, ha dividido al oficialismo entre los que apoyan "la invocación a Dios" en la carta magna y otros que consideran que no debe haber consideraciones religiosas por razones inclusionistas, según medios locales.

MAYOR CONTROL DEL ESTADO

De mediar un triunfo en el referendo, la carta magna otorgará mayor control al Estado en la economía, desmantelará el poder de los tradicionales partidos políticos, dará más atribuciones al mandatario y autorizará su reelección.

Cordero, fiel a los intereses políticos de Correa, consiguió durante su gestión de tres semanas aprobar la mayor parte de las reformas en sesiones marcadas por el escaso debate y las críticas de la oposición a los procedimientos.

La Asamblea inició, además, el debate para integrar un "congresillo" que realizará tareas legislativas hasta que se convoque a elecciones generales en 2009, siempre que el Sí gane en el referendo.

Un escenario negativo tras el referendo implicaría que Correa termine su periodo en 2011 bajo la actual Constitución, a la que ha calificado como "neoliberal" y que el Congreso regrese a sus funciones.