Actualizado 02/09/2008 22:05

Ecuador.- El último premio Goldman exige la reparación de los daños que Texaco ocasionó en el Amazonas


ZARAGOZA, 2 Sep. (EUROPA PRESS) -

El líder del Frente para Defensa de la Amazonia (FEDAM) y último Premio Goldman, Pablo Fajardo, reclama a la antigua compañía petrolífera Texaco (actual Chevron Texaco) que repare los daños medioambientales y humanos que causó en la Amazonia Ecuatoriana desde que comenzó su actividad de extracción de petróleo en 1964.

Pablo Fajardo, un abogado de origen campesino que nació hace 36 años en una chabola de la Amazonia ecuatoriana, hizo estas declaraciones en una rueda de prensa, en el marco de la semana temática Faro 'Agua y ecosistemas acuáticos', en la sala multiusos del pabellón de iniciativas ciudadanas de la Muestra.

El líder de FEDAM relató que Texaco obtuvo una concesión para extraer petróleo en una extensión de más 1.400.000 hectáreas del Amazonas ecuatoriano en 1964. Desde esa fecha Fajardo apuntó que "se han producido más de 500 muertes por cáncer y han mermado los habitantes de muchas de la comunidades indígenas que habitan la zona, desapareciendo por completo dos de ellas".

Fajardo calificó esta situación como "una verdadera crisis humanitaria", ya que a las muertes por cáncer hay que sumar los nacimientos de niños con malformaciones, extrañas alergias y epidemias que acaban con el ganado. Además, el líder de FEDAM aclaró que la zona afectada cuenta con el índice de enfermos de cáncer más alto de Ecuador y de América Latina.

QUINCE AÑOS DE LITIGIO.

Fajardo recordó que FEDAM denunció ante los tribunales a Texaco en 1993 y este año, aunque todavía no hay una sentencia clara, han logrado un dictamen, avalado por el informe de un experto en el que se asegura que para reparar el daño que la petrolera causó en el Amazonas tendrían que pagar entre 8.000 y 16.000 millones de euros.

Sin embargo, Fajardo manifestó que "esa cantidad es insuficiente e injusta, ya que la plata no puede devolver la vida de todas las personas que han muerto por cáncer".

"Lo que nosotros queremos no es dinero para uso personal, sino que la empresa repare el daño ecológico y la pérdida del legado cultural ecuatoriano, al acabar con pueblos indígenas", apuntó.

Para ello, desde FEDAM apuestan por limpiar el suelo y los ríos de hidrocarburos, ya que de lo contrario las aguas subterráneas seguirán contaminadas; instalar un sistema integral de salud que permita tratar, diagnosticar e investigar los casos de cáncer; e iniciar un proceso de recuperación de los pueblos indígenas.

Con esta incansable lucha, el último premio Goldman ha conseguido poner en jaque a una de las mayores multinacionales del mundo, por lo que pretende ser un ejemplo de como, "con humildad y pocos recursos, se puede hacer frente a las injusticias, a pesar de que provengan de entidades poderosas", subrayó Fajardo.

No obstante, esta lucha no ha estado exenta de dificultades, ya que, según afirmó Fajardo, "en estos quince años han recibido mucho tipo de presiones, desde llamadas telefónicas amenazantes o campañas de desprestigio a los expertos que defendían la causa de FEDAM".

Pero, sin duda, el aspecto más dramático del enfrentamiento es la muerte del hermano de Fajardo, ocho días antes de que comenzará la vista oral del proceso judicial. "No puedo probar si la Texaco estuvo detrás o no de ese crimen, pero la realidad es que a mi hermano lo asesinaron", sentenció Fajardo.

ACTITUD DISCRIMINATORIA.

Pablo Fajardo acusó a Chevron de mantener "una actitud discriminatoria", al arrojar "de forma premeditada" vertidos tóxicos a los ríos del territorio, e incluso a las carreteras, de forma que las lluvias arrastraban también esas sustancias a los ríos.

Según explicó Fajardo, "él no se opone a la extracción de petróleo, sino a la forma criminal en que las empresas actúan para obtener el máximo beneficio, con el menor coste, a costa de la vida de personas y de causar daños a la naturaleza".

Fajardo aseveró que los motivos que llevó a Texaco a actuar así, son dos, la búsqueda del beneficio económico y el racismo, ya que, según comentó, "Texaco tenía una planta de extracción de Texas pero allí no operaban de forma tan irresponsable".

"Ellos se justifican diciendo que actuaban dentro de las posibilidades que la tecnología del momento les ofrecía para desarrollar su actividad, pero eso es mentira", agregó con indignación Fajardo.