Publicado 03/01/2014 10:22

Los críticos con el cambio climático destinan unos 900 millones de dólares anuales a combatir el "mito"

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CSIC

WASHINGTON, 3 Ene. (EUROPA PRESS) -

Un grupo de ecologistas estadounidenses han realizado un estudio que indica que quienes se oponen a la teoría del calentamiento global invierten anualmente unos 900 millones de dólares en destruir el "mito" del cambio climático.

El sociólogo Robert J. Brulle, de la Universidad de Drexel, en Filadelfia, quien es defensor de la teoría del calentamiento global, ha realizado un estudio especial centrado en las fuentes de financiación de los críticos del cambio climático, según informa 'Washington Post'.

De esta investigación se desprende que, en total, en Estados Unidos existen 118 organizaciones que creen exagerados los riesgos ambientales, y entre las que figuran asociaciones comerciales, centros de estudios y organizaciones políticas. Los datos sobre fuentes de financiación solo están disponibles para 91 organizaciones.

Según el Centro Nacional de Estadísticas de Beneficencia, en el período de 2003 a 2010, estas organizaciones recibieron cerca de 5.300 donaciones valoradas en 7.000 millones de dólares.

Más de un tercio (36 por ciento) de las organizaciones que se oponen a la idea del calentamiento global, recibieron el 90 por ciento de sus ingresos de fuentes no reveladas. La gran mayoría de estas organizaciones (78 por ciento) gozaba de grandes ventajas fiscales como las organizaciones benéficas.

RED ANTIECOLOGISTA

Ha aparecido un nuevo fondo, el Donors Trust, que Brulle califica de "caja negra" y que ocupa una posición central en la red financiera antiecologista, pues a través de él pasan un 25 por ciento de los fondos asignados para la contrapropaganda del calentamiento global.

Brulle se muestra seguro de que Donors Trust es el nuevo método usado por las petroleras para tratar de convencer al mundo de que el cambio climático no tiene base científica.

A finales de diciembre, los científicos advirtieron de que el aumento de nubes azules detectadas por la nave espacial de la NASA 'AIM' y que se extienden sobre la Antártida, podrían ser una señal alarmante del cambio climático.