Publicado 07/01/2014 22:56

El exsecretario de Defensa Robert Gates cuestiona el compromiso de Obama con las operaciones militares

"La gente no tiene ni idea de cuanto odio este trabajo"

WASHINGTON, 7 Ene. (EUROPA PRESS) -

El exsecretario de Defensa estadounidense Robert Gates ha repasado en un libro de memorias sus cuatro años y medio al frente del Pentágono, bajo las presidencias de George W. Bush y Barack Obama, sin escatimar críticas contra este último, a quien ha recriminado su falta de compromiso con las operaciones militares en el extranjero.

Según Gates, Obama "no cree en su propia estrategia" y "no ve la guerra como algo propio". "Para él, todo consiste en salir" del conflicto, explica el antiguo secretario de Defensa, en un libro que saca a la luz sus discrepancias de criterio con quien, a día de hoy, sigue siendo el comandante en jefe de Estados Unidos, según los extractos difundidos por el 'Washington Post'.

Gates, miembro del Partido Republicano, llegó a la jefatura del Pentágono en diciembre de 2006 y Obama decidió mantenerle en el puesto hasta julio de 2011, año y medio después del cambio de presidente en la Casa Blanca. En su libro, que será publicado el 14 de enero, confiesa que quiso dejar el cargo seis meses antes, pero el presidente le pidió que siguiera.

Las palabras de Gates dibujan a un Obama incómodo con las guerras que se encontró abiertas, en particular Irak y Afganistán, y con un control absoluto tanto en cuestiones de seguridad nacional como en operaciones militares en el extranjero. El control ejercido por Obama es, en opinión de Gates, el "más centralizado" desde Richard Nixon.

De hecho, el secretario de Defensa llegó a sugerir a otros dirigentes del Pentágono que no diesen a la Casa Blanca "demasiada información sobre las operaciones militares", ya que "no entendían" ciertas decisiones.

"Nunca dudé del apoyo de Obama a las tropas, sólo de su apoyo a las misiones", ha matizado Gates, quien incurre en contradicciones al alabar en otra parte del libro las decisiones tomadas por el presidente e incluso admitir que él mismo duda de si habría recomendado a Bush invadir Irak en 2003.

Gates admite que "nunca" se enfrentó "directamente" con el presidente por acaparar las decisiones de seguridad, a pesar de que en otro capítulo reconoce que llegó a "perder la paciencia" en ciertos momentos. El jefe del Pentágono explica que tuvo que calmar la "desconfianza" que cundió entre los estamentos militares cuando el exsenador por Illinois llegó a la Casa Blanca.

INTERESES POLÍTICOS

El exjefe del Pentágono cita en su libro una reunión en la que participaron Obama y su entonces secretaria de Estado, Hillary Clinton, y en la que tanto el presidente como la jefa de la diplomacia admitieron que su oposición al incremento de tropas en Irak en 2007 se debía a intereses electoralistas. "Escuchar de los dos eso, y delante de mí, fue tan sorprendente como desalentador", cuenta Gates.

Clinton, sin embargo, recibe bastantes elogios por parte del exsecretario de Defensa. De ella destaca que es una mujer "inteligente, idealista pero práctica, dura, infatigable, divertida, una compañera muy valiosa y una representante soberbia de Estados Unidos en todo el mundo"

Al margen de las decisiones adoptadas sobre las misiones militares en el extranjero, Gates también recuerda con dureza iniciativas políticas como la derogación de la iniciativa 'don't ask, don't tell' --no preguntes, no lo cuentes--, por la cual los militares homosexuales tenían prohibido reconocer públicamente su orientación sexual.

Aunque Gates apunta que apoyaba los cambios, critica que Obama, tras meses de debates, decidiese por su cuenta pedir públicamente la retirada de la medida. Su decisión "pilló por sorpresa" tanto al entonces secretario de Defensa como al jefe del Estado Mayor Conjunto, Mike Mullen.

Gates lamenta también que la Casa Blanca fuese por libre al promover un recorte en el gasto de su Departamento. "Me enfadé mucho con el presidente Obama", escribe. "Sentí que los acuerdos con la Casa Blanca sólo eran buenos si convenían en términos políticos", añade.

Gates, de 70 años y que actualmente trabaja en una consultora junto a la exsecretaria de Estado Condoleezza Rice, reconoce en sus memorias que su etapa al frente del Pentágono no fue fácil. "No me gustó ser secretario de Defensa", dice, e incluso en un correo electrónico a un amigo va más allá: "La gente no tiene ni idea de cuanto odio este trabajo".