Actualizado 04/07/2015 18:01

Caos tras huracán Odile en norte de México, otra tormenta se aproxima

Por Germán Medrano

SAN JOSE DEL CABO, México, 18 sep, 18 Sep. (Reuters/EP) -

- Miles de turistas aún esperaban el jueves ser evacuados de la península de Baja California, en el noroeste de México, devastada por el paso del huracán Odile, mientras los habitantes de la zona clamaban desesperados por agua, electricidad y seguridad tras el saqueo de varios supermercados.

El huracán tocó tierra el domingo con categoría 3 en el sur de la península, muy visitada por turistas estadounidenses que acuden al lugar conocido como Los Cabos, dejando una estela de destrucción pocas veces vista en la zona que acarreó a su vez escasez de víveres y medicinas.

Dos personas murieron arrastradas por la corriente cuando trataban de cruzar un arroyo en medio de la tormenta en la localidad de Santa Rosalía, reportaron autoridades locales.

Imágenes de televisión mostraron a decenas de personas entrando a supermercados en San José del Cabo y Cabo San Lucas, de donde sacaban el miércoles desde cervezas hasta bicicletas y televisores.

Los pocos comercios que abrieron el jueves estaban siendo protegidos por vecinos armados con bates y palos, según testigos de Reuters.

Ni los cajeros automáticos ni el servicio telefónico estaba funcionando.

En La Paz, capital del estado Baja California Sur, cientos de casas estaban dañadas y grupos de pobladores rompieron la red de alcantarillado para llevarse agua en cubetas.

"No tenemos agua para los baños ni para la comida, ya tenemos dos días. Nos organizamos y tenemos que venir a sacar agua de aquí", dijo Isabel Aguirre en la colonia La Pasión.

Hasta el miércoles, unos 12,000 turistas habían sido evacuados en aviones de las fuerzas armadas y en aerolíneas comerciales, pero aún quedaban cerca de 19,000, según datos de las autoridades.

El aeropuerto de La Paz había reanudado operaciones pero el de Los Cabos, destrozado por el huracán, tardará por lo menos 10 días en reabrir.

El Gobierno dijo que envió a unos 1,500 policías federales para contener los saqueos, pero no se apreciaba demasiada seguridad en las calles, donde las personas deambulaban caminando entre basura y postes de luz derribados porque no había transporte público.

"Vamos a cubrir las calles, las colonias (barrios) para darle seguridad a la población y para que no se cometan este tipo de acciones que son lamentables y que nada lo justifica", dijo el secretario de Gobernación, Miguel Angel Osorio, a un canal de televisión la noche del miércoles.

El funcionario dijo que la Comisión Federal de Electricidad (CFE) estaba trabajando a toda máquina para restablecer el suministro, vital para que funcionen plantas desalinizadoras que se utilizan en Baja California, una zona en parte desértica donde el agua potable es escasa.

Muchas gasolineras no surtían combustible por falta de energía y las pocas que lo hacían vendían solamente 200 pesos (15 dólares) por persona.

Por si fuera poco, el huracán Polo también avanzaba hacia Baja California aunque en paralelo a la costa con vientos de 120 kilómetros por hora y había provocado el cierre del puerto de Manzanillo, el más activo del país, ubicado en el pequeño estado de Colima.

Polo se ubicaba a 760 kilómetros al suroeste de Baja California y a 240 al suroeste de Manzanillo, informó el Centro Nacional de Huracanes de Estados Unidos.