Actualizado 29/07/2014 21:45

Los momentos previos a que ocurra un terremoto son un misterio

A resident walks along a damaged road after an earthquake and tsunami hit the no
Foto: IVAN ALVARADO / REUTERS

MÉXICO DF, 29 Jul. (Notimérica/EP) -

   Los terremotos ocurren a profundidades de 20 a 300 kilómetros, por eso es tan difícil saber qué ocurre exactamente antes de un sismo, ya que ningún hombre ha llegado a esas profundidades y se desencadenan de forma súbita e inesperada.

   El investigador del Instituto de Geofísica de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y miembro de la Academia Mexicana de Ciencias, Cinna Lomnitz, ha explicado que desde el 2000 hasta la actualidad, el mundo se ha visto afectado por macroterromotos que podrían no estar relacionados con las placas tectónicas.

   Lomnitz ha explicado que el hombre vive sobre la litosfera, un segmento de tierra y roca que no es uniforme, sino que está dividido en placas tectónicas que se van sumergiendo hacia la parte interna de la Tierra, en un proceso conocido como subducción. Cuando alguno de estos segmentos se rompe debido a la fricción se produce un terremoto.

   Uno de estos movimientos fue lo que provocó en 2004, bajo la placa tectónica de Burna, en el Océano Índico, uno de los tsunamis que más muertes ha ocasionado en los últimos tiempos. Le han seguido otros terremotos también de gran intensidad, como el de Chile de 2010 y el de Japón, en 2011, que también provocó un tsunami.

   En México, la falla más conocida está situada en Guerrero, entre los puertos de Acapaulco y Zihuatanejo, en dónde no se ha generado un movimiento sísmico de importancia en los últimos 103 años, según ha publicado el diario mexicano 'La Prensa'.

   En la geografía mexicana confluye el movimiento de cinco placas tectónicas: la de Cocos, la de Norteamérica, la de Rivera, la del Pacífico y la del Caribe. Por eso, el experto cree que no hay relación directa entre las placas y los sismos, sino esta sería zona habitual de macroterremotos.

   "Es difícil saber qué pasa exactamente antes de un movimiento telúrico debido a que el proceso se produce a profundidades de 20 a 300 kilómetros, al menos en México", ha explicado Lomnitz.

   A lo que ha añadido que "los sismos están a una profundidad a la que nadie ha llegado y no creo que alguien llegue; cada kilómetro de perforación para realizar investigación cuesta más dinero y es más difícil".

   Por lo tanto, no existe a día de hoy información sobre cómo es el material rocoso a esas profundidades, su composición o comportamiento. "Es increíble, tenemos muestras de material de la Luna, pero no del interior de la Tierra", ha concluido el especialista.

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