Actualizado 24/05/2014 19:14

Perú rememora la tragedia del Estadio Nacional en la que murieron 320

Tragesdia Estadio Nacional 1964
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LIMA, 24 May. (EUROPA PRESS) -

   Perú se viste de luto porque este sábado se cumplen 50 años de la mayor tragedia deportiva que el país ha vivido en su historia. Un 24 de mayo de 1964 la selección peruana jugaba un partido clasificatorio contra Argentina para los Juegos Olímpicos de Tokio en el coloso de José Díaz que acabó con la muerte de 320 aficionados.

   Después de que se le anulara un gol a Perú, un hincha conocido como 'Negro Bomba' ingresó al campo y fue reprimido por la Policía. Los aficionados entraron a la cancha para apoyarle y las autoridades comenzaron a lanzar bombas lacrimógenas a la tribuna norte. Los asistentes corrieron abrumados buscando las puertas, pero estas estaban cerradas y 320 aficionados acabaron muriendo aplastados y asfixiados por la muchedumbre.

   "Lo que vi ese día no se ha borrado de mi mente en 50 años. Recuerdo que tuve que pisar los cuerpos de las víctimas de la tragedia del Estadio Nacional, tirados en la vereda, para salir a curarme de los cortes que me dejó en el vientre el fierro de las puertas cortadas por los rescatistas", relata Teodoro de la Cruz Llallico, uno de los supervivientes del trágico día.

   De la Cruz recuerda cómo empezó todo. "El árbitro anuló un gol peruano legítimo y los hinchas empezamos a protestar. Arrojamos botellas de cerveza y un moreno apodado 'Bomba' se metió a la cancha. Allí empezó todo, otros los siguieron y la Policía arrojó bombas lacrimógenas a la tribuna norte", narra, según el diario peruano 'Correo'.

   El legendario futbolista peruano Héctor Chumpitaz jugaba en aquel partido que casi acaba con su carrera. "La Policía no soltó a los perros, pero sí dejó que lo mordieran y que le rompieran la ropa. A la gente no le gustó la manera en que estaban sacando al aficionado de la cancha. Los volvió locos", recuerda el deportista.

   Chumpitaz, que entonces tenía 21 años, pensó en no volver a jugar tras  la catástrofe. "No sabemos que hubiera pasado si lo hubieran sacado de una manera pacífica, pero no podemos saberlo ahora. En realidad, no puedo explicarlo", reflexiona 50 años después, según ha informado la cadena BBC.

   El deportista peruano recuerda la tragedia. "A partir de ahí comenzamos a atacar y ellos a defender. En una jugada un defensor argentino fue a rechazar una pelota, pero mi compañero Kilo Lobatón levantó la pierna y el balón golpeó en él y terminó en gol. El árbitro consideró que había sido falta y anuló el gol. Esa fue la razón del descontento en la grada", relata.

PREGUNTAS SIN RESPUESTA

   Según los registros, la mayoría de los aficionados murió por asfixia y el comandante de la Policía Jorge Azambuja, quien dio la orden de lanzar los gases lacrimógenos, fue sentenciado a 30 meses de cárcel. Sin embargo, muchas sospechas y cuestiones a medio resolver siguen acompañando después de tantos años al desastre.

   Las personas que lograron salir del estadio ilesas, que fueron cientos, desataron la violencia en Lima. Enfurecidos saquearon comercios, destrozaron viviendas y restaurantes y, según los informes de la época, asesinaron a dos policías. Sin embargo, el juez designado para investigar la tragedia, Benjamín Castañeda, nunca registró víctima alguna por armas de fuego.

   Castañeda habló de una "siniestra conjura" del Gobierno para "avasallar al pueblo", mientras que otras versiones periodísticas sostienen que muchas más personas murieron en las calles, pero hicieron desaparecer los cuerpos.

   A pesar de las dificultades para esclarecer lo que ocurrió aquel día, lo cierto es que la tragedia marcó a una generación de futbolistas de aficionados. Eso sí, los peruanos tienen que basarse únicamente sus recuerdos, porque 50 años después no hay ninguna placa en el Estadio Nacional en recuerdo de las víctimas de aquel desastre.

CELEBRACIÓN U HOMENAJE

   Un concierto de vallenato, salsa, merengue y reggaetón que contará con artistas como Carlos Vives tendrá lugar este sábado en el Estadio Nacional. El Instituto Peruano del Deporte (IPD) ha sido el encargado de alquilar el recinto y ha recibido críticas, respecto a las que ha preferido no pronunciarse.

   Por otra parte, el IPD sí ha decidido recordar a las víctimas con una misa en la Catedral de Lima y ha querido dar un mensaje de "rechazo a la violencia" tras esta tragedia que "enlutó no solo a Perú, sino al mundo entero".