Publicado 03/01/2018 15:41

Los 10 temas que marcarán la agenda de Iberoamérica en 2018

NOTIMERICA
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   MADRID, 3 Ene. (Notimérica) -

   La derecha política ha llegado a la región, o más bien ha vuelto, y parece que para quedarse por una temporada. Si en el año 2017 ascendían al poder figuras representativas del neoliberalismo y del conservadurismo latinoamericano en la mayor parte de los países, los últimos bastiones de la izquierda en la región --Bolivia, Venezuela, Nicaragua y Cuba-- corren riesgo de quedarse solos.

   Con los Gobiernos de Mauricio Macri en Argentina, Sebastián Piñera en Chile, Pedro Pablo Kuczynski en Perú --altamente cuestionado tras el indulto humanitario al expresidente Alberto Fujimori-- o la reelección del Juan Orlando Hernández en Honduras, entre otros, la región iberoamericana se posicionaba mayoritariamente en el espectro ideológico de la derecha o centro-derecha, contrariamente a lo que regía la década anterior.

   Con los comicios en Colombia, Cuba, Venezuela, México y Brasil, países claves en referencia al desarrollo regional, el panorama podría dar por finalizado un ciclo político histórico. Más allá de la desviación de recursos sociales a otras áreas y del impacto social que pueden acarrean los modelos neoliberales, será especialmente relevante la respuesta del electorado colombiano.

   El 'uribismo' colombiano (del Centro Democrático) ha elegido a Iván Duque como candidato presidencial, una elección marcada por Álvaro Uribe que ya hace suponer el tipo de mandato que, de vencer, regirá el país por lo menos los próximos cuatro años. De la misma manera que podrá suceder en este 2018 en Chile con la llegada de Sebastián Piñera, la vuelta de la derecha colombiana al poder revolverá al país política y socialmente.

   La fuerte campaña realizada por Uribe por el 'No' de cara al referéndum sobre el acuerdo de paz con las FARC --cuyo resultado finalmente fue favorable para el uribismo-- marcó cuál podría ser el futuro de las relaciones de Gobierno de ganar la Presidencia Centro Democrático, así como polarizó a la sociedad.

   Sin embargo, y en tan solo un año, las ya ex-guerrillas de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), históricamente 'enemigos' de la sociedad colombiana y uno de los primeros ataques a la seguridad del país, han pasado a formar parte de los partidos políticos candidatos a la Presidencia en Colombia.

   La firma del Acuerdo de Paz han permitido la legalización de la representación de los ideales de las FARC y uno de sus históricos líderes, Rodrigo Londoño alias 'Timochenko', concurrirá a las elecciones como candidato presidencial de la Fuerza Alternativa Revolucionaria del Común (FARC).

   La posible Presidencia de la Nación colombiana, notablemente atacada por el terrorismo de Estado y la criminalidad desde hace décadas, de un antiguo grupo guerrillero sería, sin duda, un hito en la historia de la región iberoamericana.

   Aunque, de darse el cambio, otro hito en la agenda política de la región sería la ascendencia al poder en México de un partido político que no fuera el Partido Revolucionario Institucional (PRI) o, en todo caso, el Partido Acción Nacional (PAN).

   Ambos han sido los dos bandos tradicionalmente rivales por la Presidencia azteca, aunque en los últimos años ha adquirido notable fuerza un tercer bastión: el Movimiento de Regeneración Nacional (MORENA).

   Tal y como muestran las encuestas, el líder de MORENA, Andrés Manuel López Obrador, está siendo seriamente considerado por el electorado mexicano de cara a los próximos comicios, representando a la coalición entre MORENA, el Partido del Trabajo (PT) y el Partido Encuentro Social (PES) bajo el lema 'Juntos haremos historia'.

   En cualquier caso, sea quien sea quien gane las elecciones del día 1 de julio en México deberá enfrentarse a uno de los principales problemas de la región que, en este último año, se ha acrecentando con la llegada a la Presidencia de Estados Unidos, Donald Trump.

   La construcción del famoso muro entre Estados Unidos y México --que oficialmente comenzaría su construcción este 2018--, así como el posible retorno de los 'dreamers' a sus países de origen --un total de 800,000 jóvenes--, sumado obviamente a las regulares deportaciones de población latina en el país, duplican la problemática migratoria en México, como país de tránsito y receptor de inmigración hacia el norte, y en Centroamérica, región de la que procede la mayor parte de los migrantes.

   La crisis financiera que impera en la mayor parte de los países latinoamericanos, cuyas tasas de paro, desempleo y empleo informal no han dejado de ser un problema nacional en casi todos los países de la región, vivirían un aumento en sus cifras y un estancamiento en el desarrollo estatal.

   Asimismo, la estigmatización de la población latina en Estados Unidos por su condición de 'ilegal', que más bien es de indocumentados, afectará a varias generaciones de ciudadanos latinoamericanos residentes en territorio estadounidense, que además verán violados derechos sociales por su mera procedencia.

   Por último, el crecimiento de los movimientos migratorios y la incrementación de la vulnerabilidad social, especialmente en países centroamericanos, podrá ser alimento de las bandas de narcotráfico y crimen organizado, así como de aquellas que se dedican a la trata de blancas.

   Y si de la vulnerabilidad a nivel social se habla en América Latina, el principal escalón está ocupado por las mujeres y niñas. El cada día más presente movimiento feminista en la región, en suma con la concienciación ciudadana sobre el peligro que constituye ser mujer en un entorno altamente machista, podría ser el elemento de presión principal para conseguir un cambio en las políticas estatales.

   La protección de las niñas y mujeres, así como el endurecimiento de las políticas de seguridad nacional y la lucha contra el crimen organizado, podría marcar un momento clave para el desarrollo social de los latinoamericanos, y en especial de las latinoamericanas. El valor dado a movimientos como #NiUnaMenos, deberá estar, sin embargo, enmarcado en un cambio de visión que no podrá impulsarse desde otro punto que no sea la educación y la lucha contra la corrupción política e institucional.

   Y es que en los últimos años ha quedado demostrado, y casi en carne viva, la vergonzosa situación a la que ha llegado la región en cuanto a la corrupción. El caso Odebrecht ha dejado al descubierto a grandes líderes de la política latinoamericana, así como ha salpicado a casi la mayor parte de los países del territorio.

   La impunidad y el nivel adquirido por los responsables de estas tramas son el principal punto en contra del desarrollo económico y social de la región, no solo por cómo alimentan la desigualdad y la inequidad social a nivel económico, si no por la condena y el retraso que suponen a nivel social en materia de educación, por ejemplo.

   La pobreza y la marginación empujan cada día a más jóvenes a integrarse en grupos que, además de proporcionarles un sitio y una posición dentro de la sociedad en base al poder adquirido por la violencia, les otorgan la posibilidad de obtener dinero fácil gracias al tráfico de drogas y personas.

Y precisamente, en este recién llegado año, será especialmente clave el cuidado de la población por la vulnerabilidad a que se ha visto sometida tras las catástrofes naturales ocurridas en países como México, Guatemala o las Estados del Caribe.

Los dos terremotos ocurridos en el sur y centro de México en el mes de septiembre han dejado a un gran número de ciudadanos mexicanos desprovistos de vivienda o trabajo, entre otras muchas cosas. Esta situación obliga al Gobierno a poner el foco de los presupuestos en el ámbito social y en la reconstrucción de los lugares afectados, evitando que generaciones de mexicanos se vean condenados al circulo de la pobreza y marginación.

De la misma forma, los huracanes Irma o María han dejado completamente asolada a la isla de Puerto Rico, cuya población se encuentra en plena lucha por la nueva recomposición en medio de la visible indiferencia que el presidente Trump ha mostrado hacia ellos.

Pero el Caribe latinoamericano se verá principalmente señalado por un hecho histórico como será la salida de los Castro de la Presidencia de la isla. El año 2017 ha sido el primero que la isla pasa sin su eterno líder, Fidel Castro. Su hermano, Raúl Castro, saldrá del Gobierno en febrero de 2018 con el objetivo de, según ha dicho, abrir el espacio cubano a la participación de políticos más jóvenes. El escenario tras la salida de este de la Presidencia y de la dirección del Partido Comunista Cubano (PCC), cargos que siempre han estado ligados, es incierto, si bien se barajan dos posibilidades.

Por un lado, diferentes especulaciones apuntan a que el apellido Castro continuará vinculado al destino de Cuba en 2018, con el hijo de Raúl, Alejandro Castro Espín, actual asesor de Seguridad Nacional y economista, al frente del país. Por otro lado, existe la posibilidad de que el sucesor de Castro al frente del país sea el actual vicepresidente, Miguel Díaz-Canel, y, en el caso de la dirección del partido, también el actual vicepresidente, José Ramón Machado Ventura.

Aunque, sea el que sea el candidato, aún es difícil imaginar que el cambio de Gobierno en la isla suponga el fin de uno de los únicos apoyos políticos con los que goza el actual Gobierno de Nicolás Maduro en Venezuela.

La complicada situación por la que atraviesa el país a nivel político, social y económico no hace augurar un favorable panorama para los venezolanos, cuyos enfrentamientos con las fuerzas de seguridad y entre ellos mismos han dejado centenares de muertos en 2017.

La hiperinflación en el país, la masiva salida de ciudadanos al exterior y la violencia a la que se enfrentan los venezolanos son solo algunas de las claves que el Gobierno venezolano deberá enfrentar y que, sin el apoyo del resto de países de la región, se presentará aún más complicado.

Y entre el cese de apoyo al país se encuentra el retirado por el Mercado Común del Sur (MERCOSUR), institución económica que ha considerado en este 2017 borrar de su lista de integrantes a Venezuela. Aunque, si un hecho debe marcar la agenda de MERCOSUR en 2017 será la firma del acuerdo económico con la Unión Europea.

Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay, integrantes oficiales de la institución comercial, trataron de firmar el acuerdo de librecambio con la UE antes de la llegada de la Navidad de 2017, pero las intenciones fracasaron, por lo que se espera que sea a principios del año 2018 cuando el fin del tratado se lleve a cabo.

Después de más de 20 años de negociaciones, con interrupciones sonadas, parece que se esclarecía con el arranque del diálogo en el año 2016, cuando los 260 millones de consumidores que posee el MERCOSUR lo situaron en el quinto mercado más grande del mundo. La rúbrica que ponga el vigor de una vez el documento marcará el inicio de una relación comercial histórica.