Actualizado 14/10/2012 15:57

Ampl.-Colombia.- Los delegados del Gobierno y las FARC llegan a Oslo para iniciar el miércoles las conversaciones de paz

El Ejecutivo y la guerrilla tendrán cinco representantes en la negociación, que continuará en Cuba


MADRID, 14 Oct. (EUROPA PRESS) -

Los negociadores designados por el Gobierno colombiano y por las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) llegarán este domingo a Oslo (Noruega) para un encuentro de dos días de duración que supondrá el comienzo de las conversaciones de paz, ha informado la cadena Caracol Radio.

Según esta emisora, el hermetismo sobre los detalles y la logística de estas jornadas inaugurales de las conversaciones de paz están siendo una constante. En concreto, ha asegurado que los altos cargos del Gobierno que preside Juan Manuel Santos se abstienen de detallar el lugar en el que el miércoles dará comienzo el diálogo para poner fin a décadas de conflicto.

Varios medios internacionales han permanecido en el aeropuerto de Olso a la espera de delegados del Gobierno y de las FARC. Hasta el momento, han llegado a la capital noruega personalidades partidarias del proceso de diálogo como la exiliada exconcejal de Bogotá Aida Abella y el director de la Fundación Arco Iris, León Valencia.

Fuentes cercanas al proceso en Noruega han explicado a Caracol Radio que en las próximas llegarán a Oslo los delegados del Gobierno, liderados por el académico y economista Frank Pearl. Los delegados de las FARC llegarán procedentes de La Habana previa escala en París.

El presidente colombiano, que ha sido operado con éxito esta semana de un cáncer de próstata, confirmó el 28 de agosto de 2012 el inicio del proceso de diálogo con las FARC para poner fin a 48 años de conflicto armado.

El nuevo proceso de diálogo es el primer intento en más de una década para buscar una solución política negociada a la confrontación que se cobra cientos de vidas cada año e impide a la cuarta mayor economía de América Latina aprovechar al máximo su auge en los sectores petrolero y minero.

Una serie de duros golpes militares en los últimos años han debilitado a las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) con la muerte de varios de sus más influyentes jefes y la deserción de miles de combatientes.

Tras las conversaciones secretas con la guerrilla que comenzaron cuando asumió el poder en agosto de 2010, Santos tratará de romper la racha de fracasos de sus antecesores y lograr la anhelada paz en Colombia.

Un éxito aseguraría a Santos un lugar destacado en la historia reciente de Colombia y dejaría abierta la puerta a su eventual reelección en 2014, pero un fracaso acabaría con su capital político y sus posibles aspiraciones de continuar en el poder, según informa Reuters.

"Hay quienes creen que sólo con la victoria militar se logra la paz. Yo digo que en ninguna parte del mundo se ha conseguido la paz por las armas", mantiene el expresidente colombiano César Gaviria, que apoya las gestiones de Santos para poner fin al conflicto.

"No creo que eso, la solución al conflicto, esté a la vuelta a la esquina, pero creo que es un ejercicio que había que hacer", ha subrayado el exjefe del Estado que intentó sin éxito avanzar en una negociación de paz con las FARC durante su mandato.

El mandatario colombiano, Juan Manuel Santos, un economista de 61 años educado en Estados Unidos e Inglaterra, abrió el camino para el proceso de paz al lograr la aprobación por parte del Congreso de importantes reformas para devolver las tierras a los campesinos desplazados por la violencia e indemnizar a las víctimas del conflicto, según estiman analistas políticos.

La reforma agraria y la atención a los más desprotegidos han sido durante décadas algunas de las banderas con las que las FARC, la guerrilla insurgente activa más antiguo del hemisferio, justifican su lucha armada contra el Estado colombiano.

La negociación es el primer proceso de diálogo que se abre desde los fallidos diálogos durante el Gobierno del expresidente conservador Andrés Pastrana, que comenzaron en enero de 1999 y finalizaron en 2002 después de una escalada de ataques y secuestros por parte de las FARC, consideradas terroristas por Estados Unidos y la Unión Europea.

NEGOCIACIÓN SIN ALTO EL FUEGO

Pese al objetivo de evitar repetir los errores del pasado, Santos ha decidido iniciar una negociación sin haber acordado antes un alto el fuego, aceptando de este modo el riesgo de un eventual incremento de los ataques de la guerrilla para demostrar su poder en la mesa de diálogo.

Las FARC, integradas por unos 8.000 combatientes, han dejado claro que el alto el fuego será uno de los primeros temas que pondrán sobre la mesa pese a la intransigencia que ha mostrado Santos en este punto y su orden de aumentar las operaciones militares contra la insurgencia.

Tras la apertura del diálogo en Noruega, las negociaciones se trasladarán a Cuba, donde se celebraron las conversaciones secretas.

CINCO REPRESENTANTES DE CADA BANDO

Gobierno y guerrilla contarán con un máximo de cinco representantes en la mesa de negociación, pese a que pueden tener suplentes, y centrarán su diálogo en cinco grandes temas: el desarrollo rural, garantías para el ejercicio de la oposición política, el fin del conflicto, el narcotráfico y los derechos de las víctimas.

Uno de los principales asuntos podría centrarse en si los jefes de las FARC acusados de delitos de lesa humanidad pueden hacer política o deberán cumplir su condena en la cárcel, como reclama el expresidente Álvaro Uribe, opuesto radicalmente al proceso de diálogo.

Ante la eventualidad de convertirse en una fuerza política, algunos integrantes de las FARC temen correr la misma suerte que la Unión Patriótica, un movimiento de izquierda que fue exterminado en ataques selectivos de paramilitares de ultraderecha en la década de 1980.

En cuanto a los tiempos en que debe cerrarse la negociación, las FARC y el Gobierno mantienen diferencias. Santos sostiene que se puede lograr un acuerdo en unos nueve meses y la guerrilla insiste en que no se le debe poner un límite "fatal".

La producción y el tráfico de cocaína también son álgidos con una guerrilla activamente involucrada en el lucrativo negocio, según fuentes de seguridad, pese a que sus representantes lo niegan insistentemente.

"Esa es la raíz del conflicto. Mientras persista el negocio del narcotráfico, la paz como la imaginamos no será posible", ha asegurado Gaviria.

Las diferencias podrían fragmentar al grupo guerrillero después de un eventual acuerdo de paz, con jefes que desconozcan o no reconozcan los acuerdos, como sucedió con los antiguos paramilitares que se convirtieron en bandas criminales tras una negociación con el Gobierno presidido por Uribe.

Los colombianos, entre la esperanza y el escepticismo, esperan que la negociación permita poner fin a la confrontación que afecta a la población civil, como por ejemplo en regiones remotas como el departamento del Cauca, una zona estratégica para el tráfico de drogas y armas con alta presencia de las FARC.