Actualizado 21/11/2015 11:59

Argentina elige entre dos caminos diferentes para la nueva era poskirchnerista

   BUENOS AIRES, 21 Nov. (Notimérica) -

Argentina se prepara para enfrentar este domingo una segunda vuelta electoral que marcará una nueva era pos-Kirchner y que medirá en las urnas las fuerzas del candidato oficialista del Frente para la Victoria (FpV), Daniel Scioli, y su rival, el alcalde de Buenos Aires de centro derecha, Mauricio Macri.

   Para esta ocasión, las encuestas han dado un vuelco. Si hace un mes, antes de la primera vuelta de los comicios, otorgaban la ventaja al ex campeón de motonáutica y heredero político de la presidenta argentina, Cristina Fernández de Kirchner, esta vez vaticinan que el ganador será Macri, el líder de la alianza que llama a poner fin a doce años de 'kirchnerismo' bajo el nombre de Cambiemos.

   La fórmula opositora, encabezada por Macri y Gabriela Michetti, lidera la intención de voto para el 'balotaje' según las últimas encuestas publicadas en el país. Ambos conseguirían el 52 por ciento de los sufragios, frente a Scioli y su compañero de fórmula, Carlos Zannini, que conseguirían el 43,7 por ciento de los votos, incluyendo la proyección de los electores indecisos, según la consultora Management & Fit.

   Aunque las encuestas son claras y otorgan la victoria a Macri, la clave del resultado dependerá en buena medida de aquellos que en la primera vuelta votaron al ex candidato Sergio Massa, que quedó fuera de la segunda ronda de los comicios con más de un 21 por ciento de las papeletas.

   El diputado nacional y líder del Frente Renovador ya ha hecho su apuesta: asegura que "la mayoría" de los que lo votaron se decantarán por el líder conservador en la segunda vuelta, en aras de evitar que el candidato del 'kirchnerismo' perpetúe una saga que comenzó Néstor Kirchner en 2003 y que continuó su esposa desde 2007 hasta la actualidad.

   Fernández de Kirchner, que no puede optar a un tercer mandato, ha mantenido diferencias con Scioli por su cercanía con el sector empresarial y por temor a que revierta algunas de sus políticas, pero acabó aceptando su liderazgo al no encontrar un candidato más popular.

   Scioli, que experimentó un varapalo en la primera ronda tras levantar altas expectativas, promete continuar con los generosos planes sociales que han ayudado a millones de argentinos pobres y que han cimentado la popularidad de la saliente mandataria. Aproximadamente el 40 por ciento del electorado depende del presupuesto del Estado (funcionarios, jubilados y beneficiarios de planes sociales).

   El gobernador de Buenos Aires, que cuenta con el apoyo del poderoso aparato peronista, se muestra más conciliador que la presidenta, asegura que hará ajustes más graduales que los que proponen sus opositores a una economía muy regulada por el Estado, dice que reducirá el déficit fiscal primario, y se espera que se muestre más flexible en las negociaciones con los acreedores que demandaron al país --conocidos como 'fondos buitre'-- que la actual mandataria.

   Por su parte, Macri promete cambios más radicales para reconquistar a los inversores extranjeros como eliminar abruptamente un control de cambios y restricciones a las exportaciones de Argentina. Además, desea acercarse a los empresarios rurales --un lobby muy importante en el país-- con los que el 'kirchnerismo' ha mantenido muchas tensiones.

   Pero tampoco ha querido descontentar a los votantes de Fernández de Kirchner y ha insistido en que no dinamitará los éxitos alcanzados por el oficialismo como el control estatal de la petrolera YPF y los subsidios a la pobreza. "Tenemos que reconocer que se han hecho avances importantes en los que no vamos a dar marcha atrás", manifestó el candidato el pasado mes de julio.

   Aunque sus detractores aducen que Macri no ha realizado obras importantes en la ciudad y ha menospreciado la educación y la salud, sus votantes reconocen las mejoras que logró en el tránsito y en los espacios públicos y su lucha contra la corrupción.

   Por otro lado, varios sectores de la sociedad argentina han acuciado la falta de debate real y la ausencia de propuestas de ambos candidatos, que parecen adaptar su discurso a los miedos de los votantes argentinos.

EL RETO ECONÓMICO

   La economía argentina está virtualmente estancada y sufre una inflación que según analistas privados ronda del 20 al 25 por ciento anual. Los desequilibrios macroeconómicos en Argentina, que se observan en el déficit fiscal y la balanza comercial, persisten bajo una política fiscal y monetaria expansiva llevada a cabo en los últimos años.

   Sin embargo, los candidatos presidenciales temen el castigo electoral y apenas han propuesto políticas concretas sobre ajustes monetarios y fiscales. Por el contrario, realizan promesas como bajar la inflación, reducir los impuestos y el gasto público, sin reducir la inversión social y aumentando la obra pública. Una difícil ecuación sin duda que carece a menudo de solidez económica.

   Sea con la gradualidad de Scioli o con la contundencia de Macri, los mercados esperan que cualquiera de los candidatos ofrezca soluciones al deterioro de la economía argentina, que precisa de medidas eficaces.

   Los resultados de la primera vuelta dejaron de manifiesto que los argentinos quieren un cambio político. Queda por averiguar si los más de 32 millones de argentinos habilitados para votar se decantarán por el líder oficialista que difiere en parte con la actual mandataria, o si optarán por un cambio más abrupto que promete el candidato de centro derecha.