Actualizado 09/10/2006 14:22

Brasil.- Lula da Silva y Geraldo Alckmin se enfrentan en un debate de televisión sobre ética, corrupción y eficiencia


SAO PAULO, 9 Oct. (EP/AP) -

El presidente Luiz Inacio Lula da Silva y su rival, el ex gobernador Geraldo Alckmin chocaron frontalmente sobre ética, corrupción, eficiencia administrativa y política exterior el domingo por la noche, en el primer debate presidencial antes de la segunda ronda electoral el 29 de octubre.

El debate duró casi tres horas en las que se pudo contemplar a los rivales hablarse en un tono verbal muy fuerte y aguerrido. Los dos candidatos desenvainaron sus espadas, lanzaron sus mejores estocadas desde el comienzo y dieron la tónica de cómo será el resto de la campaña brasileña hasta la segunda vuelta. Al finalizar el encuentro ambos candidadots se autoproclamaron vencedores.

Alckmin atacó con la primera pregunta del moderador cuando le tocó responder sobre cómo recortaría los gastos públicos, y en la respuesta, se desvió para atacar la corrupción.

"¿De dónde vino el dinero?, responda", atacó Alckmin, al referirse a la confiscación de 1,7 millón de reales de dos militantes del Partido de los Trabajadores (PT) de Lula, que supuestamente comprarían una carpeta incriminatoria de líderes del Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB), de Alckmin.

"Yo no soy policía, soy presidente", replicó Lula y preguntando a Alckmin si sabía de la compra de ambulancias sobrefacturadas durante gestiones en el ministerio de Salud bajo el gobierno socialdemócrata de Fernando Henrique Cardoso (1994-2002).

Los dos aspirantes llegaron puntuales y un poco nerviosos a los estudios de la red nacional de televisión Bandeirantes donde se vieron cara a cara por primera vez en un debate.

El ambiente parecía tan tenso que incluso los dos aspirantes evitaron el tradicional apretón de manos. Ambos de pie, sólo estaban separados por el podio del moderador, Lula a la derecha y Alckmin a la izquierda.

Lula, más rápido para improvisar y recuperado del impacto de las primeras preguntas, miraba de frente a su rival y llamaba a Alckmin "gobernador", por su cargo hasta marzo pasado en el gobierno del estado de Sao Paulo, mientras Alckmin, sin dejar de mirar a las cámaras, reclamó sin cesar un respuesta del "candidato Lula" sobre la cadena de casos de corrupción que han involucrado a varios de sus colaboradores y cientos de millones de dólares.

Los dos candidatos se acusaron recíprocamente por casos de corrupción. Lula recibió ataques por casos que involucraron a sus colaboradores y replicó atacando con episodios relacionados con el gobierno socialdemócrata.

La temperatura subió cuando Alckmin recordó a Lula que al menos tres de sus ex ministros son investigados judicialmente y le preguntó directamente: ¿usted estaría dispuesto a levantar la reserva (bancaria) de las tarjetas de crédito corporativas de la presidencia?

Lula replicó que ese sistema de gastos fue "la única cosa buena que creó el gobierno de Fernando Henrique Cardoso". El socialdemócrata parecía no querer darle respiro a Lula y hasta le criticó que leía las preguntas.

Lula, de buen humor, arrancó una sonrisa a su rival al afirmar que "si eso es problema para usted, no las leo". Pero tampoco le dio descanso e insistió en que Alckmin aclarara por qué en su gobierno estatal no se permitió la creación de al menos medio centenar de comisiones parlamentarias de investigaciones de denuncias de corrupción.

Tras casi una hora de recriminarse mutuamente casos de corrupción, ambos bajaron el tono un poco para exponer algunas cifras sobre lo que han hecho cada uno, a nivel federal y en el estado de Sao Paulo.

Alckmin, que durante la primera fase de la campaña fue moderado y evitó atacar directamente a Lula, descargó sus baterías sobre el presidente, acusándolo reiteradamente de arrogante. En un momento, le espetó: "No mienta". Y Lula le respondió pidiéndole que se calmase.

Alckmin acusó a Lula de seguir una política exterior blanda, desfavorable a los intereses de Brasil. Citó en particular la nacionalización de los hidrocarburos en Bolivia, donde el comglomerado brasileño Petrobrás había invertido 1.500 millones de dólares.

Dijo que Brasil había sido "humillado" y luego criticó el reconocimiento que este país extendió a China como economía de mercado y la invasión de productos de origen chino que compiten con los de Brasil en su propio mercado.

Lula replicó que "la guerra fría ya pasó" y recordó que Brasil acaba de firmar un contrato para vender cien aviones a China.

"Probablemente, no sabe que con Bolivia, Paraguay y Uruguay tenemos responsabilidad de ayudarlos", dijo Lula al anunciar que conversaría con sus vecinos "teniendo presente los intereses de Brasil".

Alckmin acusó a Lula de malgastar el dinero y lo criticó por haber comprado un avión para reemplazar uno anterior de la década de 1960 y dijo que lo vendería.

Afirmó también que no era cierto que planease nuevas privatizaciones. Lula le dijo que bajo el gobierno socialdemócrata de Cardoso la mayoría de las empresas públicas habían sido privatizadas y que de ahí partía la sospecha de que Alckmín haría lo propio. "No se ponga nervioso, cálmese", lo instó Lula.

Alckmín criticó el bajo crecimiento económico de Brasil durante el gobierno de Lula. El mandatario aspirante a la reelección replicó que Alckmín debía agradecerle pues en sus menos de cuatro años había conseguido poner en orden la economía, desbaratar una amenaza inflacionaria patente y levantar las estructuras para crecer mejor.