Actualizado 04/11/2009 20:29

Brasil.- Lula dice que la política contra el narcotráfico "no está funcionando" y tampoco tiene "la receta"


BRASILIA, 4 Nov. (EUROPA PRESS) -

El presidente brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva, admitió este miércoles que la actual política contra el narcotráfico en Brasil "no está funcionando" y admitió que tampoco tiene "la receta para solucionar el problema".

"Hay una cuestión seria, que no es brasileña, norteamericana, francesa o boliviana, que es la cuestión de las drogas. Está quedando claro que, del modo en que nosotros estamos tratando el asunto, hasta ahora no está dando resultados", admitió el mandatario desde Recife. en el estado de Pernambuco, antes de partir a Londres para encontrarse con su homólogo británico, Gordon Brown.

El mandatario brasileño admitió que el problema de las drogas en el país "es cada vez más serio" dado que hay "cada vez más gente joven involucrada con crack", informa la agencia argentina Télam.

"Sabemos los efectos que el crack está provocando en nuestras periferias. Ni el gobierno ni el ministro tiene la receta para resolver el problema", lamentó.

La ola de violencia que asoló el norte de Rio de Janeiro a mediados de octubre pasado ha vuelto a poner de relieve el problema del narcotráfico para este país emergente.

Los enfrentamientos entre bandas narcotraficantes y efectivos policiales en el norte del estado de Rio de Janeiro, que estallaron el pasado 17 de octubre, se han cobrado la vida de al menos 42 personas, incluidos tres policías que iban abordo de un helicóptero de la Policía Militar derribado por los narcotraficantes.

Los enfrentamientos se desataron cuando los sicarios del monte de San Joao se aliaron con otro grupo e intentaron invadir el morro de los Monos para desplazar a los narcotraficantes locales. Sao Joao está controlado por el Comando Rojo (Comando Vermelho, CV), mientras que Macacos está bajo control de Amigos de los Amigos (ADA).

El presidente, Luiz Inácio Lula da Silva, ha admitido que acabar con la violencia en los barrios marginales de Río de Janeiro, que acogerá en 2014 la Copa Mundial del Futbol y en 2016 los Juegos Olímpicos, llevará algo de tiempo.