Actualizado 12/05/2007 00:29

CELAM.- El Papa critica los ataques al matrimonio y la familia por las presiones que afectan a los procesos legislativos

En su discurso ante los obispos, también aborda el asunto central de su visita: la pérdida de fieles en América Latina


SAO PAULO, 11 May. (de la enviada especial de EUROPA PRESS, Laura Caldito) -

El Papa Benedicto XVI reconoció hoy ante el Episcopado brasileño que la Iglesia pasa por momentos "difíciles" y criticó los ataques a la "santidad del matrimonio y la familia", que comienzan con las "concesiones a las presiones" que afectan a la toma de decisiones en "los procesos legislativos". Durante el encuentro en la Catedral da Sé, el Santo Padre también se refirió al mayor de los desafíos de la Iglesia latinoamericana, la pérdida de fieles, que atribuyó a la falta de una evangelización adecuada, e instó a los obispos a "no escatimar esfuerzos en la búsqueda de los católicos apartados".

"Es verdad que los tiempos de hoy son difíciles para la Iglesia y muchos de sus hijos están atribulados", aseguraba el Sumo Pontífice ante los alrededor de 400 obispos reunidos en la catedral, que le saludaron con muestras de cariño, considerando que la "vida social" está atravesando en la actualidad "momentos de confusión desorientadora".

Lamentó cómo se ataca "impunemente la santidad del matrimonio y de la familia". En concreto, se refirió a las "concesiones" que se hacen frente a las "presiones capaces de incidir negativamente sobre los procesos legislativos". Además, criticó las justificaciones de "algunos crímenes contra la vida en nombre de los derechos de la libertad individual" y los atentados "contra la dignidad del ser humano" y la propagación de "la herida del divorcio y las uniones libres".

En este contexto, también atacó el cuestionamiento del celibato apostólico en el seno de la Iglesia, cuando se da preferencia a "cuestiones ideológicas y políticas, incluso partidistas", que provocan que la consagración total a Dios "pierda su significado más profundo". No obstante, el Papa pidió a los obispos que tengan "confianza", ya que, dijo, "la Iglesia es santa e incorruptible".

PÉRDIDA DE FIELES

Inmediatamente después, el Papa abordaba de manera directa la mayor preocupación de los obispos de Brasil, que han visto cómo el catolicismo ha pasado del estar en el corazón del 90,12% de los brasileños a contar con un 84,5% de fieles, según los datos del Vaticano. Según la Conferencia Nacional de Obispos del país (CNBB, por sus siglas en portugués), la situación es peor, ya que sus estimaciones para 2005 eran de un 67% de católicos en el país.

Para el Sumo Pontífice, las personas más "vulnerables al proselitismo agresivo de las sectas e incapaces de resistir a las investidas del agnosticismo, el relativismo y el laicismo" son generalmente "los bautizados no suficientemente evangelizados, fácilmente influenciables porque tienen una fe frágil y, a veces, confusa, vacilante e ingenua, aunque conserven una religiosidad innata". Según una encuesta reciente, el 97% de los brasileños cree con firmeza que Dios existe, y el 83% asegura que la religión ocupa un lugar "muy importante" en su vida.

Precisamente, el Papa se refirió a la necesidad de una "evangelización metódica y capilar" para revertir esta tendencia y no permitir el alejamiento de los fieles. "Se trata en definitiva de no ahorrar esfuerzos en la búsqueda de los católicos apartados y de los que poco o nada conocen sobre Jesucristo" mediante una "pastoral de acogida" y un "itinerario catequético permanente", explicó, antes de instar a la unión de "todas las fuerzas vivas" de la Iglesia en la misión evangelizadora.

SOLIDARIDAD Y PROXIMIDAD CON LOS POBRES

Asimismo, el Sumo Pontífice pidió a todos los miembros de la Iglesia que no olviden a las personas que se encuentran en una situación de pobreza, y les ayuden con solidaridad, "como hacían las primeras comunidades cristianas". "El pueblo pobre de las periferias urbanas o del campo necesita sentir la proximidad de la Iglesia, sea en el socorro de sus necesidades más urgentes, como también en la defensa de sus derechos y en la promoción común de una sociedad fundamentada en la justicia y la paz", consideró.

A los sacerdotes, el Papa les encargó la tarea de "asegurar la participación de los fieles en la vida eucarística y en el Sacramento de Reconciliación" y les advirtió de que estén "vigilantes" para que la confesión y absolución de pecados se haga de manera "individual", por lo que les pidió que den muestra de "generosa disponibilidad" para atender a los fieles.

Mientras, a los obispos les dijo que son los principales "responsables de la catequesis diocesana" y les pidió que se rodeen de "colaboradores competentes y merecedores de confianza", ya que los catequistas "no son simples comunicadores de experiencias de fe, sino que deben ser auténticos transmisores, bajo la guía de su Pastor, de las verdades reveladas".

Estas verdades suponen "un conocimiento claro del mensaje de Jesús", explicó el Santo Padre, que destacó la urgencia de un "un conocimiento adecuado de la fe" en los tiempos actuales. Además, dijo, en la catequesis debe incluirse la educación de las virtudes personales y sociales de los cristianos, así como la educación para la responsabilidad social.

Por otra parte, el Papa también instó al respeto de la Liturgia de la Iglesia, que le devuelva su "carácter sagrado" y pidió que se trabaje con el Evangelio "en las manos" y fundamentados en la correcta herencia de la Tradición Apostólica, "sin interpretaciones movidas por ideologías racionalista", en lo que pareció ser su única crítica a la Teología de la Liberación en territorio brasileño, a la que no se ha referido en ninguno de sus discursos, más centrados en la defensa de la familia y el matrimonio.

DISCERNIR VOCACIONES

El Papa recordó a los obispos la "enorme responsabilidad" en cuanto "formadores del pueblo, especialmente de los sacerdotes y religiosos". En este sentido, apeló a su "celo sacerdotal" para el "discernimiento de la vocaciones", y para que complementen la "dimensión espiritual, psicoafectiva, intelectual y pastoral en jóvenes maduros y disponibles al servicio de la Iglesia, ya que, dijo, "un buen acompañamiento espiritual es indispensable para favorecer la maduración humana y evita el riesgo de desvíos en el campo de la sexualidad". Así, el Papa recordó que el celibato sacerdotal es "un don que la Iglesia recibió y quiere guardar, convencida de que es un bien para el mundo".

Asimismo, el Papa también habló de la "urgente" necesidad de la "búsqueda de unidad de los cristianos" en un tiempo de "encuentro de culturas y desafío del secularismo". "Con la multiplicación de siempre nuevas denominaciones cristianas y, sobre todo, ante nuevas formas de proselitismo, frecuentemente agresivo, el empeño ecuménico se convierte en una tarea compleja", advirtió el Santo Padre, para quien el gran campo común entre las Iglesias cristianas "debería ser la defensa de los valores morales, transmitidos por la tradición bíblica, contra su destrucción en una cultura relativista y consumista" y, por encima de todo, "la fe en Dios, creador en Jesucristo".

Para ello, dijo, "se procederá a un franco diálogo ecuménico, a través del Consejo Nacional de las Iglesias Cristianas, con celo por el pleno respeto de las demás confesiones religiosas, deseosas de mantenerse en contacto con la Iglesia católica en Brasil".

Finalmente, el Romano Pontífice aseguró que "no hay duda" de que Brasil convive con un "déficito histórico de desarrollo social, cuyos trazos extremos son el inmenso número de brasileños que viven en situación de indigencia", así como la desigualdad en la distribución de la renta. En este sentido, dijo a los obispos que a ellos les corresponde "promover la búsqueda de soluciones nuevas y llenas de espíritu cristiano". Asimismo, les pidió que trabajen "incansablemente" en la formación de los políticos y de todos los miembros de la sociedad para "dar un rostro humano y solidario a la economía".