Actualizado 13/05/2007 13:00

CELAM.- El Papa se despide hoy de Brasil con la inaguración de la V Conferencia del Episcopado de América Latina

La defensa del matrimonio y de la familia y los llamamientos a una nueva evangelización han sido su bandera


APARECIDA (BRASIL), 13 May. (de la enviada especial de EUROPA PRESS, Laura Caldito) -

El Papa Benedicto XVI se despedirá hoy de Brasil después de que inaugurar la V Conferencia del Episcopado de América Latina y Caribe (CELAM) en la pequeña localidad de Aparecida, cuyos trabajos se prolongarán hasta el próximo 31 de mayo y que pretende analizar la situación de la Iglesia católica en la región y estudiar sus soluciones y líneas de acción pastoral.

Antes de marcharse de Brasil, el Papa todavía hará dos discursos más: uno durante la misa de inauguración de la CELAM que tendrá lugar en la Basílica de Nossa Senhora de Aparecida a las 10:00 horas (hora local, 15:00 hora peninsular española) a la que se espera que asistan unas 500.000 personas, y otro durante la apertura de los trabajos de la Conferencia, a las 16:00 horas (hora local, 21:00 hora peninsular española) en la misma basílica.

Sin embargo, hasta ahora, durante sus intervenciones en los diferentes actos y celebraciones en la primera fase de su visita, en Sao Paulo, ya ha abordado los problemas que sufre la Iglesia en el continente y dado algunas orientaciones acerca de hacia dónde deben ir las soluciones. Ya nada más bajar del avión papal en el aeropuerto de Guarulhos, el Papa aseguró que, durante la Conferencia de Aparecida, será reforzada la "identidad cristiana" del continente con la promoción "del respeto por la vida, desde su concepción hasta su natural declive, como exigencia propia de la naturaleza humana". Además, dijo, se hará también "una promoción de la persona humana, eje de la solidaridad, especialmente con los pobres y los desamparados".

En esa misma ocasión, junto al presidente brasileño, Luiz Inácio 'Lula' da Silva, Su Santidad defendió que la intención de la Iglesia es sólo indicar los valores morales de cada situación y formar a los ciudadanos para que puedan decidir consciente y libremente". Así, dijo "no dejará de insistir en el empeño que habrá que darse para asegurar el fortalecimiento de la familia, como célula de la sociedad, de la juventud, cuya formación constituye un factor decisivo para el futuro de la nación, y, finalmente, pero no por último, defendiendo y promoviendo los valores subyacentes en todos los segmentos de la sociedad, especialmente de los pueblos indígenas".

Un día después, el Papa dirigió sus palabras a los jóvenes, en el estadio de Pacaembú, y les dijo que ellos son "el presente de la Iglesia" y no sólo el futuro. A ellos les instó a que no desperdiciaran la vida, pero les pidió que la vivieran de manera responsable y conforme a los Mandamientos. Benedicto XVI aprovechó también la ocasión para volver a hacer un llamamiento a la defensa de la familia y el matrimonio, su gran constante durante toda su visita pastoral. Además, les dijo que deben hacer de la castidad un "baluarte" de sus "esperanzas futuras".

Mientras, en la misa de canonización de Frei Galvao, el primer santo brasileño, el Papa lanzó un mensaje de atención a los creyentes, y les instó a rechazar a los medios de comunicación "que ridiculizan la santidad del matrimonio y la virginidad antes del casamiento". Asimismo, el Santo Padre aseguró que el mundo "necesita de vidas limpias, de almas claras, de inteligencias simples que rechacen ser consideradas criaturas de objeto de placer"

Sin embargo, el momento en que el Romano Pontífice abordó de manera más directa los problemas a los que se enfrenta la Iglesia latinoamericana y lanzó un mensaje más directo a sus miembros fue durante el encuentro que mantuvo ayer en la Catedral da Sé con el Episcopado brasileño.

DESAFIOS DE LA IGLESIA

Allí, el Santo Padre pintó un panorama oscuro para la Iglesia, aunque pidió no perder la confianza, ya que la Iglesia es "santa e incorruptible. "Es verdad que los tiempos de hoy son difíciles para la Iglesia y muchos de sus hijos están atribulados", reconocía el Sumo Pontífice ante los alrededor de 400 obispos reunidos en la catedral, considerando que la "vida social" está atravesando en la actualidad "momentos de confusión desorientadora".

Lamentó cómo se ataca "impunemente la santidad del matrimonio y de la familia". En concreto, se refirió a las "concesiones" que se hacen frente a las "presiones capaces de incidir negativamente sobre los procesos legislativos". Además, criticó las justificaciones de "algunos crímenes contra la vida en nombre de los derechos de la libertad individual" y los atentados "contra la dignidad del ser humano" y la propagación de "la herida del divorcio y las uniones libres".

Por lo que se refiere a la situación concreta en Brasil, el Papa no vaciló al abordar la cuestión "de los católicos que abandonan la vida eclesial". Para el Sumo Pontífice, la causa principal de la pérdida de fieles que ha experimentado la Iglesia en el país es "la falta de una evangelización en la que Cristo y su Iglesia estén en el centro de toda explicación".

En este sentido, consideró que los más "vulnerables al proselitismo agresivo de las sectas e incapaces de resistir a las investidas del agnosticismo, el relativismo y el laicismo" son generalmente "los bautizados no suficientemente evangelizados, fácilmente influenciables porque tienen una fe frágil y, a veces, confusa, vacilante e ingenua, aunque conserven una religiosidad innata".

Por ello, y para solucionar el gran desafío de la Iglesia en el subcontinente americano, el Papa pidió una "evangelización metódica y capilar" y un mayor acercamiento a las personas menos desfavorecidas, ya que, dijo, la "atención en ofrecer el bálsamo de la fe" no debe olvidar "el pan material".

El Papa también instó al respeto de la Liturgia de la Iglesia y pidió que se trabaje con el Evangelio "en las manos" y fundamentados en la correcta herencia de la Tradición Apostólica, "sin interpretaciones movidas por ideologías racionalista", en lo que pareció ser su única crítica a la Teología de la Liberación en territorio brasileño, a la que no se ha referido en ninguno de sus discursos.

Por otra parte, el Papa recordó a los obispos la "enorme responsabilidad" que tienen como "formadores del pueblo, especialmente de los sacerdotes y religiosos" y apeló a su que su "celo sacerdotal" se ponga a disposición del "discernimiento de la vocaciones" que evite "el riesgo de desvíos en el campo de la sexualidad". Asimismo, en su denso mensaje, el Papa también habló de la "urgente" necesidad de la "búsqueda de unidad de los cristianos" en un tiempo de "encuentro de culturas y desafío del secularismo".

La Conferencia que comienza hoy es la quinta del Episcopado latinoamericano y caribeño. Las cuatro anteriores tuvieron lugar en Río de Janeiro (1955), Medellín (1968), Puebla (1979) y Santo Domingo (1992), y fue convocada en mayo de 2001 por Juan Pablo II, ante la preocupación de los obispos por el avance de las sectas y la secularización.